domingo, 29 de abril de 2007


Me miró con ojos de besugo pasado de fecha. Su tez era tan insalubre que parecía mantequilla al sol en descomposición.

Me tenían atado en una silla de camping. Su crucifijo brillaba en destellos plateados, pero su sudor deslumbraba más que mil cruces de metal. Los ojos no dejaban de tener el aspecto acuático ni cuando me quemaba la mejilla con un cigarrillo. Sus secuaces torturaban con desgana, hartos de tanta violencia, o porque querían irse a la playa en el día de julio, ¿quien sabe?

Él me preguntaba por amigos, por actividades ilegales, por conspiraciones solo existentes en su estercolero mental. Yo apenas conocía a nadie en la ciudad, y aún así, seguía conmigo, dándole el matarile lento que parecía gustarle.

Cuando se dio cuenta que no podía sacarme ninguna confesión, pues nada sabía, me empezó a sermonear de la cosa divina. Pasaba de una cosa a otra, diciendo obviedades, pues yo creo que sabía que me molestaban muchísimo.

“Sabes – me dijo- deberías desear al prójimo lo mismo que para ti mismo.”

Entonces le contesté:

“Se lo deseo, padrecito, se lo deseo… deseo que todos se pudran en el infierno”

Entonces detoné la nitroglicerina que llevaba escondida en mi culo.

sábado, 28 de abril de 2007


Yo soy de otra época, la época de los hombres de acción, siempre desde un punto de vista intelectual. En la época tan oscura que nos toca vivir todo se presenta como hedonismo vs. firmeza moral, la libertad vigilada contra tutores severos. Si se dan cuenta, donde poner versus debería ir una conjunción copulativa. La cópula entre ideologías vanas. Los grados de libertad de un sistema que permite, consienten, pero para los pies, a quien observa ajeno y reflexiona aunque solo sea un poco. El pesimismo es el arma utilizada por servidor. Es lo que tiene ser un descreído a una edad a la que aún se tienen sueños y quimeras, ilusiones y expectativas. Lo peor de todo, es que siento una extraña satisfacción en el vacío circundante. Creer en la nada me hace más cosa, más sólido, más existente. Me agobio, luego existo. Sin temor a decir esto con el matiz falsamente rebelde de la adolescencia, soy un incomprendido. Por ustedes y por los que me rodean en persona. No comprenden que la vida no es bella, y sobre todo en que yo pueda pensarlo. No aceptan que las reglas que rigen este extraño juego es el autoengaño. Lo digo sin un atisbo de superioridad moral, solo como el descreído que soy.

Ojalá fuese nacido feliz y libre. Despreocupado por la mente sencilla, con objetivos claros y de realización no dificultosa; pero todo esto es entelequia.

Estoy en la sala de espera del psiquiatra y le voy a decir que creyendo que estaba mejor, estaba mal. Que liberado de lo que creía mi cárcel, simplemente me ha pasado de la celda al patio. Allí paseo por la grava, y alguna hierba crece entre las piedras. Solo eso y nada más. Sin aditivos químicos percibo las cosas mejor, puedo leer escribir y conversar. Pero mi agresividad a flor de piel contra lo que considero estúpido y malo, feo en definitiva, es lo que me mata, lo que me corroe por dentro.

Y es que como dijo un tipo tope rancio, de esos antiguos:

Alea jacta est.

La suerte está echada para mí.

martes, 24 de abril de 2007

No suelo hacer carruseles de fotos. Hoy voy a hacerlo...

Yo, en tipos. Para leerlo pongan un espejo...jejeje


Suelo Hidráulico

Los blancos

Pequeños motivos y remates

Caja de tipos

Blancos más grandes (Piezas)

Un molde tipográfico para tickets de chupito
(como somos cordobeses no pone terraza, sino terrasa)

Otro día, las máquinas.
Como curiosidad decirles que las compró mi abuelo de segunda mano en el año 1929 y todavía funcionan.

lunes, 23 de abril de 2007


“¡Oiga usted!” –gritó alguien por la ventana.

Miró hacía arriba, y vio a una vieja muy vieja. Le miraba fijamente. No había hecho nada para que me mirara tan mal la vieja, ¿o si? De repente, sin avisar, empezó a tirarle casas de zapatos. Eran viejas, y aún sin tenerlas cerca, podía oler el hedor a viejo. La vieja seguía observándole con mala cara.

“¿Qué quieres, vieja?”

“Bien lo sabes, mequetrefe”.

No lo sabía, la verdad, pero nunca fue muy listo.

Se fue mosqueado al bar de la esquina. Sol y sombra. Un puro. Taburete comodón. A lo mejor, la cosa se había enmendado. A su lado, una anciana mojaba churros en el café con leche.

“Le parecerá bonito, joven”

Dios, ¿que era eso? Parecía que se habían puesto de acuerdo para hacerle la vida imposible. Viejas estúpidas. Sentía que algo le revolvía las entrañas. Volvió a mirar y no había nadie. Solo Benito, el barman, hurgándose la nariz en busca de municiones para la armada invencible, y mirando “Saber vivir”. Mire la tele y Manuel Torreiglesias me dijo:

“Mariano, hiciste mal, hiciste muy mal, como penitencia deberás comprar el tensiómetro de “Saber vivir” ”.

Manuel era un fenómeno. Metía cuñas de publicidad incluso en las alucinaciones de los desgraciados.

Mariano se quito una alpargata y la tiró a la tele. El barman dejó su oficio y le recriminó.

“Esto no es un asilo”.

Mariano salió a la calle, de nuevo al frío de la ciudad. Deambuló y no volvió a ver viejos que le acusaran de nada.

Cuando llego a casa fregó la sangre del cuarto de baño, comió algo y metió a su madre en un saco.

sábado, 21 de abril de 2007

Es curioso como se nos quedan las cosas de pequeños. “Charolín y Mediasuela son dos botitas gemelas, su dueño se llama Tomín”. Eso es de un libro de texto de 1º de EGB (cuando existía, hace millardos de años), que no era ni mío, era de mi hermana. Pero lo leía una y otra vez, y por eso se quedó fijado de una manera indeleble. Ayer estuve en un recital de poesía. No suelo ir a esos sitios, je je, pero es que lo organizaba, y tocaba la guitarra, un amigo. Además mío era el diseño de los carteles. Intenté imitar el estilo de mis ancestros en esto de la creación de propaganda (así es como se llamaba a la actual publicidad). Mi padre, y mi abuelo antes de mi padre, eran tipógrafos. La imprenta “La Gutenberg” fue fundada en 1929 por Miguel Morales, que vino de Montilla a Castro para trabajar en otra, “La Cervantina”. Cuando se vio preparado, pidió un préstamo (creo que fue así), y puso la suya propia. Y es así como he pensado que las cosas que tenemos impresas en nuestros recuerdos afloran de forma inexorable. El olor a tinta y a gasolina. El aspecto austero de los tipos de plomo, y el sonido de las máquinas, que decían lo que tú querías oír. Eran artefactos manuales (una minerva y una Boston), pues la electricidad no llegó hasta los años 90 con una Heildelberg. Y ahora, aquí, rememorando las máquinas de la imprenta, los poemas de Machado que ayer oí, los libros de texto, creo que, como siempre se dice, la patria de cada uno es la infancia. Algunos no la superamos nunca. Las personas de infancias desgraciadas, que han sabido encausar su vida (siempre me acuerdo del alter ego de Truffaut, el maestro de “La Piel Dura”), recuerdan su niñez como un obstáculo a superar. Yo, sin embargo, no imagino ahora piratas, tesoros, locomotoras o en indios y vaqueros. Pienso, concentrándome levemente, en cuando yo era ese niño que se ensimismaba con cualquier cosa que le gustara. Y ese es el proceso que hago siempre al escribir. Es inconsciente, claro, pero es que a lo mejor sé innatamente que mis melindres, que mis reparos a la hora de imaginar, son derrotados por una mente infantil. Y es que yo voy soñando caminos de la tarde, ya sea con Jim Botón, secuestrando burros o viendo como los Budas gigantes que jalonan el camino me saludan son su impertérrita sonrisa.

viernes, 20 de abril de 2007


Vivir la vida desde la poltrona.

Yo no quiero ser trasgresor. Bueno, solo algunas veces.

Sé que no soy el típico agitador. Solo un idiota más. No creo en las revoluciones sociales. Ya no hay cabida para memeces de esa índole. No estoy siendo reaccionario. Solo realista. No sé por que demonios me han salido las primeras frases como si fuesen un telegrama. Será por que se me acumulan los conceptos.

Yo trasgredo la norma de la modernidad, de la moda, de la chuminada del 15. No es porque sea más listo ni más capaz, es una cuestión de bienestar mental. No estoy a gusto casi nunca. Y para conseguir alguna paz todo tiene que ser perfecto en mi cabeza. Ninguna preocupación, ningún problema. Los problemas no tienen solución, pues si tienen solución solo llegan a contratiempo. La liberación es fugaz en la mayoría de las veces. Siempre hay una mosca detrás de la oreja. Una mosca pegajosa y engorrosa que no deja quieto el lóbulo. Nunca disfrutaré de las emociones lo suficiente y esa es la condena que me toco en el reparto de putadas. Ustedes me pueden decir que estoy siendo derrotista. Si, lo soy, y no puedo evitarlo ¿no es una pena? La capacidad de diversión para las personas altamente quisquillosas en los detalles –nunca en lo principal- es deficiente, en el mejor de los casos. Y los gustos, oigan, me convierten en impopular y rancio (eso si lo soy). Ejemplos como arenas en las playas.

No me gusta viajar. La gente se espanta cuando oye eso. A todo nos tiene que gustar viajar, parece ser. Yo soy sésil, cual pólipo coralino.

No me gusta el baile. Es más, lo odio. Eso me convierte en un soso. Con mucho gusto.

No me gustan las ONG. Mi conciencia no se apacigua por un plato de lentejas. Además, mienten en el nombre.

No me gustan las músicas guais. Esas tan modernitas y sobre todo, “guapas”. Buen rollismo. Mala enfermedad te entre Manu Chao. Ni el cine guai -que chulo, es una película vietnamita-.

No me gustan las manifestaciones, vengan de donde vengan, pues con los años me he hecho individualista extremo.

No me gusta el petardeo.

No me gusta el “nuevo hombre”. No digo ya metrosexualidad, término efímero y cargante.

No me gustan los best-seller, ni con prurito de calidad. Un libro de esos si es bueno, dentro de 20 años, si no me he muerto, lo seguirá siendo.

Aunque yo lo parezca (y lo sea a veces –casi siempre de un modo impostado y exagerado, más propio del humor y/o la cerrazón, que de la chulería-) odio a los pedantes.

Odio la espiritualidad y la idea de transcendencia. Tanto, que puedo enfadarme con el mundo cuando pienso en esas cosas antes de dormir.

Y sobre todas las cosas odio la gente que no comprende el humor.

Ya se habrán dado cuenta de que soy un egocéntrico total, pero ¿que individualista no lo es? Asi es que ¡¡¡no puedo disfrutar de nada!!!

jueves, 19 de abril de 2007


La fría frontera que separa la normalidad de la infelicidad es como un partido de curling. Uno tira la bola de granito rapa kivi, y el apenas rozamiento te lleva en un abrir y cerrar de ojos, a la mierda. Los estados de ánimos levemente sutiles se entrecasan en las horas. La rutina maldita de no poder hacer nada de un provecho real me inquieta. Mi cabeza se embota y solo quiero acostarme y dormir. Es la vuelta, el eterno retorno, es lo cíclico. Y es que mi vida son bucles que se suceden. La carrera larga, el feedback internáutico, la falta de post que me desaniman, y la idea de que le doy demasiada importancia a las cosas que no la tienen. En realidad pocas cosas son importantes. Mi apego a las cosas se ha ido progresivamente. He abandonado mis discos de vinilo y mis tebeos ya no son aquellos bienes preciados de antaño, solo cosas para leer, muy buenas por cierto. Antes vigilaba mucho las ediciones de los libros que me compraba. Ahora me da igual leer de bolsillo. Solo me interesa el contenido. Eso puede ser bueno o malo. Le resta vistosidad al asunto, pero va al meollo de la cuestión. Pero es que en estos días me da igual el meollo, la verdad y el sursum corda. Solo quiero sutilezas y cosas tan mentecatas que da vergüenza admitirlo.

Mañana será otro día.

martes, 17 de abril de 2007


Hoy solo he visto un capítulo de House. El nuevo. Como los otros son repetidos y va los he visto, ya los (re)veré otra vez que lo repitan. Lo harán, seguro. Yo quiero ser médico y tener problemas de la tele. Las chicas son guapas y salvan vidas. Son unos desgraciados, pero unos desgraciados atractivos. Mis problemas, si es que existen, son más prosaicos, más de andar por casa en chanclas. No me tomen por problemático. No es la realidad. Somos tiro piedras a mi propio tejado. En los de los demás mío hay como mucho balones marcados. Soy un tipo realmente tonto, desde luego. Soy demasiado coherente con unas ideas que a priori solo me deparan lo peor. Pero ahí estamos, aguantando el auto-temporal de insultos para purgarme un poco el sentimiento de culpa (¿me faltará vitamina B12?). Soy un ente improductivo, solo escribo estas cosillas que ustedes pueden ver. En estas fases el egocentrismo se hace con el reino. Es como cuando el capitán se va a comer, que los marineros toman el barco, que decía Hank. Los índices de autoestima están en nivel “undergrouth” y nadie podrá remediarlo. Lo tengo comprobado. Pero es que aún pisoteado en el lodazal de las ideas marchitas siento algo de alivio por dentro. Me gusto muy poco, pero menos me gustan muchos otros. No se si es el consuelo de los tontos o el de las malas personas. Que haya personas peores (eso suena mal, lo sé) que yo, sin que sean serial killers, ni incluso mala gente, me reconforta. A lo mejor al final de todo soy un hombre de mi tiempo.


Escucho a Mudarra interpretado por Hopkinson Smith y me embeleso. (se lo juro, es lo que está pasando ahora mismo).

El escape en forma de laúd.


Un camión en dirección prohibida me ha provocado dolor de tímpanos. Me ha puesto de mal humor el día menos indicado. Un día en que la renovación del DNI no me ha proporcionado la alegría necesaria para contrarrestar la tristeza que se va enquistando otra vez en mí. La crisálida del dolor vuelve, pues. El terrible acontecer y las pocas ganas de nada hacen que me sienta vacío. Ya me están dando ganas otra vez de abandonarme a mi suerte en el mundo, pero es muy hostil para mi. Afortunadamente me puedo reír con las cosas aún y me hacen gracia. Otras me producen desazón como ver Saber Vivir, como la mayoría de los videos de Sol Música o las opiniones de alguna gente por esos mundos de Dios en el eterno bucle que ayer comentábamos…

Cuando estoy bajo de ánimos estoy irritable en grado sumo y soy muy delicado con los sonidos, con las opiniones y con la luz del sol… Y lo que es peor creo que todo el mundo está contra mí y se han dado cuenta de lo cutre que soy. Un grano en el culo del mundo. No puedo seguir escribiendo. Me da vergüenza…

lunes, 16 de abril de 2007


Mi primo Gaspar (opositor hoy, radiofísico mañana) me ha mandado esto que lo vió en Microsiervos. Yo estoy en el bucle infinito. Y ustedes no lo saben. No me alegran el día con miles de comentarios (da igual que sean buenos o malos). Soy un desgraciado, jajajaja...pronto me tendré que exorcizar para estudiar oposiciones a secundaria.
Aqui les dejo con el Bucle Infinito:

domingo, 15 de abril de 2007


He ido a devolver una peli al videoclub. Como siempre, los domingos me dan la lata. El cajero no me daba dinero y tuve que volver a la casa. En cuanto he salido de nuevo he mirado al cielo. Parecía un cuadro flamenco. No, no bailaba nadie. Flamenco de Flandes. Los azules eran claroscuros y mates, difuminados por lo gris y blanco de las nubes, que se movían a una velocidad considerable y majestuosa. Pensaba en Avril Lavigne y me reía solo (por esto). No recuerdo haberme cegado por alguien tanto como estas fans descerebradas. A lo mejor si por algunas ideas. Y parte de aquellas ideas ni las comparto ahora, pero son pocas. He sido de ideas claras siempre. No es porque fuera muy listo, sino porque creo que siempre fui viejo. No he sido nunca tan fresco como Avril. Pero me maravillo con el cielo holandés que tiene hoy la campiña. Y con las cajas viejas llenas de herrumbre, desconchones y jaramagos creciendo en las grietas. También con los niños que tiras servilletas hechas una pelota a la gente que pasa. Son faltuscos e inofensivos. Lo que no me gusta tanto son las palomas, esas ratas aladas, cagando sobre la acera. Creo que lo hacen queriendo. La tarde era de temperatura agradable. Ahora son las 7 y tengo sueño. Hoy he soñado con cosas buenas y raras. Pero leo como soy lovecraftiano practicante no te puedes fiar ni un pelo.

Y después saldré otra vez, y así, sucesivamente…

BSO: Northern Sky de Nick Drake


"¿Es el hombre sólo un error de Dios? ¿O Dios sólo un error del hombre?."

(Crepúsculo de los ídolos)

"...Dios ha muerto, nosotros lo hemos matado..."

( La gaya ciencia, aforismo 125)

Nietzsche se sentó en un bar, se atusó el bigote y pidió lo que sea que piden los filósofos alemanes cuando van a los bares. Conversó con un limpiabotas que allí había sobre si a las mujeres es mejor pegarles o hacerles de rabiar. Al limpia le gustaba el sopapo y Friedrich dijo que él prefería escribir libros. Estuvo hojeando el periódico y se acordó de Wagner. “Ah! Ese Wilhelm Richard de demonio, capillita, meapilas”–se decía para sí-. De repente dos policías con cascos puntiagudos y botas relucientes, le pidieron lo más amablemente que pudieron, respetando su papel de filósofo, que estaba detenido por un grave delito. N. no se lo podía explicar. Su carácter era fuerte e impetuoso, pero no había hecho nada. ¿Será delito ser nihilista? Como sabía que poco podía hacer frente a los diligentes funcionarios alemanes, fue con ellos a la comisaría.

El juez le riñó y le dijo que ya estaba harto de oír hablar de él.. Friedrich no se explicaba nada.

“Usted, señorito, ha cometido un asesinato” –dijo el letrado señalando con un dedo tan delgado como una raspa de bacalao- “usted, ha matado a Dios”.

Apesadumbrado Nietzsche se derrumbó en una silla del vestíbulo. Por lo visto Dios no había vuelto a casa para la hora de cenar, y los del cielo son muy puntuales siempre. Además Dios ese día se había dejado en casa el don de la ubicuidad, y no podía estar ni bilocalizado tan siquiera. Es caso es que, según explicó después el teniente de homicidios, a Dios se le vio por última vez hablando con un señor de Cuenca al que el dolor de muelas no le dejaba dormir.

“¿Cuenca?” –se preguntó el juez- “¿Dónde está eso?”

“En España, señor”

O sea que Dios se había perdido hacía 48 horas y el mundo estaba manga por hombro, y la culpa era de Nietzsche por matarlo.

N. dijo que todo eso era una metáfora, y que él creía que todo lo divino era un invento del hombre. El juez, malhumorado y un poco resfriado, lo miraba con enfado. Ese día era sábado en Basilea y en su casa se comía codillo con chucrut, y se lo iba a perder por aquel botarate juntaletras.

Durante el juicio Nietzsche se declaró culpable, pero dijo que como no había cuerpo del delito nada podían hacerle ( y eso que no había visto en la 2 “La Dama de Shangai” como algunos de nosotros). El juez se mordió lo labios, miró su reloj y se dio cuenta que aún llegaba al codillo de su hermana Hildegart. Y así fue como soltaron a Nietzsche por asesinato, y como la humanidad se quedó sin Dios un buen día. Y así va el mundo.

viernes, 13 de abril de 2007


Vendí mi alma al Diablo por que vendérsela a Dios era poco rentable. Eso, sumado a mi natural inclinación hacía lo no aceptado como virtuoso, me llevan al final de mis días a hacerme la pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez, ¿qué pasa cuando la palmas? ¿la putrefacción del cuerpo lo es también de la mente? Siempre he creído que si. Que todo acaba cuando el corazón deja de bombear el líquido y rojo elemento a través de las venas por nuestro interior. Pero ahora que mi muerte es inminente, no estoy yo tan seguro. ¿Vendrá acaso Satanás a reclamar lo que le pertenece en justicia? Bien es verdad que jamás firme ningún contrato con Él, ni nunca apareció en mis sueños o en mis delirios alcohólicos. Pero creo, sin temor a errar demasiado, a que pertenezco a esos hombres condenados, pues aún siendo mala persona, y sin mucho remordimiento, las cosas me han ido bien durante muchos años, y los rurales me cogieron por que yo así lo elegí, harto ya de vivir huyendo.

En la asfixiante celda en la que me encuentro espero a la Muerte. Las ratas campan a sus anchas y se alimentan, al igual que los presos algunas veces, de los granos de maíz que salen de los colchones de panochas y hojas secas de la planta. Los piojos se nutren de nuestra sangre y así un pequeño parque zoológico nos acompaña de día y de noche. A veces los perros de los vigilantes también se unen a la comitiva del calabozo. Algunos reclusos incluso hacen que los canes les chupen las heridas. Yo, por mi parte, como ya les he dicho he tenido suerte y no tengo heridas en mi piel. La sarna y las fiebres me han respetado, al igual que un servidor a ellas. Pronto me darán igual las enfermedades y los contratiempos de los mortales, pues aquí, en mitad de la inmundicia y el desasosiego, espero a que me cuelguen por el cuello hasta morir. No alimento ninguna esperanza de salvarme de la horca, pues los que pudieron rescatarme, o están muy lejos o muy muertos para hacerlo. No me arrepiento de nada de lo que hice en el pasado. Nunca hice daño a quien no se lo mereciera o al que se enterara del mismo. Los hombres que han bebido conmigo y las mujeres que me amaron, no creo que testifiquen el Día del Juicio contra mí. O a lo mejor sí, nunca se sabe.

"Comienzo de La vida inventada de Miguel, el Loco sin Sarna"

Primer post de Doglife
hace ya mucho tiempo... bueno no tanto...

Me lo ha recordado que la palabra del III Concurso de Microrrelatos de Arándanos sea Cárcel...participen


La sonda Pioneer 10 va hacia el profundo abismo del universo. Una vez pasada la órbita de Plutón (un perdedor más, ya no es ni planeta), dejaron de prestarle atención en la NASA, y ahora se dirige a los ominosos espacios siderales. Las personas también vagamos por esta vida. Cuando cumplimos nuestra misión nos olvidan y estamos solos en el vacío.

No se me asusten. O si. Hablaré de perdedores, de buenos para nada. Para perder no hace falta ser débil, idiota o lento. Eso ayuda, pero no es así siempre. Los perdedores son una raza especial de humanos. Al igual que esta el triunfador, la gente gris o el segundo de abordo, el perdedor no sabe muy bien porque está ahí, pero se lo imagina. La falta de motivación es un hecho. Las ganas de estallar, de escapar de no se sabe qué. La amalgama de sensaciones de la rendición. A todos nos ha pasado y nos continuará pasando, aunque la Piooner nos gane. El regusto amargo de la derrota es dulce a veces. Hundirse nunca es digno, no se engañen. Pero existe, o eso dicen, la justicia poética. El equilibrado universal. Yo, personalmente, no lo he visto jamás. El agobio y la miseria acuden a su polo magnético, como una brújula. Las víctimas, los inadaptados a un sistema fagocitador de ilusiones y anhelos, caen por su propio peso. Nada tan sencillo como la masa por la aceleración de la gravedad, a lo que sumamos los newtons correspondientes a la desesperación. El aislamiento elegido o forzoso. La falta total de voluntad. El miedo al fracaso porque lo conoces. Todos esos son parámetros en la sumatoria del peso-fuerza de las circunstancias. Ser un perdedor es una elección subconsciente, que una vez racionalizada, puede ser una firme determinación. Y que lo sepan. Nunca ganan los buenos. Los trepas, los egoístas de mala fe, los apuñaladores de espalda, los empresarios y las gentes de bien son los vencedores de la batalla. El pobre, impasible ya a estas alturas, se regodea en su burbuja de mierda y ocasiones perdidas de antemano. Y repito, no hay dignidad en las derrotas, pues como mucho aspiran a ser victorias pírricas, solo por el orgullo que nos mantiene de pie. Inútil de todas formas. Prefiero morir acostado que malvivir de pie. Las adicciones y la autolesión son solo los pasos avanzados del perdedor. La coherencia se pierde al fin, para dar un finiquito mortal. La muerte tenía un precio. El precio de vivir. Y vivir es perder un poco. Aprovechen los que puedan. Los que no podemos miramos los toros desde la barrera, esperando a que pillen al torero. Eso si, el toro siempre muere en la arena, tarde o temprano. A nosotros nos ponen las banderillas, y nos dan agua del botijo para poder respirar un día más.

Y es que para que haya perdedores, tiene que haber ganadores… y viceversa.

miércoles, 11 de abril de 2007

"En 1972, cuatro de los mejores hombres del ejército americano que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema y se los encuentra, quizás pueda contratarlos..."

Aprovechando que los dos últimos días en mi fotolog he hecho alusión al Equipo A me dispongo a escribir sobre una de las mejores series para todos los públicos de la historia, porque si no se han dado cuenta estamos en la sección:

PRESENTAHoy: "El Equipo A"
Aún recuerdo cuando mi primo Gaspar vino y me dijo: cuando acabe V va a empezar una que se llama el Equipo A. Todo queda en letras comentamos alegres y despreocupados a nuestras edades infantiles. Vimos el capítulo piloto en casa de su abuela Isabel. Parece que fue ayer. La tarde de un sábado. No puedo concretarles fecha alguna, porque no pienso mirarlo en el wikipedia en este momento, jajaja. Año 85 u 86, digo yo. La capacidad subyugadora que tiene la serie se introdujo en nuestra mente aún blandita… Para empezar diré que hagan suspensión de la realidad. No lo miren desde la óptica de cuanto mola Gondry (¡!) o las cosas esas de cineclubs que ven ustedes, listos. Mírenlo desde la mirada de un niño de 9 años, criado por la televisión y los tebeos. Los protagonistas del Equipo A son ideales. Un viejo muy listo que fuma puros y es un mago del disfraz. Un negro gigante lleno de collares de oro que pega hostias como panes. Un aviador chiflado que cabrea al negro todo el rato. Un guaperas timador que tiene un pedazo de coche. Y encima ayudan a los débiles a fuerza de puñetazos y armas automáticas. ¿Qué más quiere un crío para pasarlo pipa? Con la perspectiva del tiempo nos damos cuenta que la maravilla tiene un tufillo fascistoide, pero es tan inocente e infantil que lo podríamos calificar de violencia naïf. Los malos se llevan unos rasguños y a casita que llueve. Siempre está el otro para ayudarle, con lo que se aprendía también que los malos se ayudan entre si. Nadie muere nunca, y eso está bien. Además el maniqueísmo que impera en toda la serie no es tanto como parece. Para empezar los héroes son delincuentes perseguidos por la justicia. Se dicen que son inocentes, pero yo me imagino a Tempelton Peck y a Hannibal Smith nadando en oro vietnamita. Imponen la ley del más fuerte para ayudar al más débil, ya sea una compañía de taxis, un restaurante chino o un grupo de granjeros. Y todo con un humor y con una gracia que te partías, oye. Además, los malos eran como de andar por casa y no pasaban de ser unos abusones de recreo venidos a más. ¿Y lo habilidosos que eran? Eso era inventiva y no la de McGyver, su triste continuador en la tarde de la Primera. Siempre los encerraban en un garaje con un tractor viejo y un soldador, y te hacían un bazooka con una tubería y una bombona de gas. Y un vehículo blindado. ¡Que buenos eran! La era Reagan trajo estos productos televisivos, pero comparado con lo que le siguió eran juegos de niños. El Gran Héroe Americano, El Coche Fantástico, El Halcón Callejero de los 80, eran niñerías comparados con el Walker Texas Ranger de los 90. Chuck no se andaba con chiquitas y eliminaba al narco en un suspiro tras pegarle mil patadas a cámara lenta.
Ya en edad semiadulta volví a ver el Equipo A en una de sus muchas reposiciones en Antena 3. Y el interés que perdía por la acción lo ganaba por el absurdo. Los guiones de Stephen J. Cannel eran lo más divertido del mundo. Un acumulo de despropósitos y situaciones ridículas, salvada por el buen hacer de los actores y porque es que era una serie de risa. Y si, efectivamente, todos los capítulos eran iguales. Pero es que hay quien no se entera que es televisión americana y esa es la base de su éxito. Ver la diferencia en una cosa repetitiva. Lo que podría ser un postulado radical en el mundo del arte, es la comercialidad más absoluta en el mundo de la tele. Y es que como decía Antonio Blanco en su libro de las series mercenarios que no matan a nadie (ideados por el creador de un detective sin pistola, Rockford) son los misterios de la televisión y del horario de la tarde.

Repitan conmigo:

¡Viva el Equipo A!


La curiosidad es mala consejera. Un científico no debería decir esto, pero bueno. Cuando un sufre, o se está reponiendo, de cuadros depresivos lo último que necesitas es la curiosidad sobre las razones. Ustedes me dirán que es necesario obtener la causa para prevenir el efecto. Bueno, es una opinión (que les asumo, jajaja). La retrospección puede ser dañina como un sorbo de ácido clorhídrico al 100%. Ahora, cuando parece que salgo del atolladero, le doy vueltas a las vueltas que daba cuando estaba deprimido. Y no es plato de gusto. Rememorar asuntos tales como tentaciones de autolesión o la completa falta de autoestima te hacen ver lo peor de uno mismo. Ya sé que soy débil, cobarde, pusilánime y pesimista a ultranza. Pero ahora mismo lo soy igual y no me siento tan mal. La desolación que se siente es difícilmente comparable a nada. La gente trata de restarle importancia y eso te molesta y te hace sentir peor. Quitarle hierro a los asuntos ajenos es tremendamente fácil. Lo de la paja en el ojo, ya saben. No engañarse a si mismo requiere más disciplina, dedicación y paciencia de lo que muchos creen. Yo soy paciente. Mis 12 años para acabar la carrera así lo confirman. 12 años de sufrimiento. No ha sido todo malo, claro. Las cosas maravillosas pasan en los descansos, en los remansos del río de la vida, que decía Manrique. Pero aún así las causas y los efectos se funden desde el recuerdo. Es un feed-back de adulteraciones mentales, o de extrema lucidez, según se mire. Los depresivos a través de la historia han sido gente complicada. Darwin, el mayor genio pensante de la edad contemporánea era uno de tomo y lomo. Se sentía culpable de no creer y postular cosas que contradecían las creencias de su mujer. Ian Curtis de colgó en una cocina después de ver una peli de Werner Herzog, no le llenaba la vida ni su mujer ni su hija. Robbie Willians es ahora más depresivo que estrella del pop. La gente que nos deprimimos somos más cada día. Eso es por que estamos ahítos de materia y sabemos que no existe el espíritu. Creyendo es más fácil, pero el autoengaño es mayor. Mi consejo de hoy es que:

martes, 10 de abril de 2007



Por segundo mes consecutivo la Dra. Allison Cameron sigue siendo la empleada del mes en Mameluco´s blog...

Volver es extraño. Y que todo funcione tan bien, también.

Parece que hace un millón de años que me no escribo nada. Solo fue la semana pasada. La vorágine se ha pasado y los virus han sido vencidos. ¡Un hurra por la esperanza! Pero las personas de cristal no soportan el dolor, como dice la canción. O sea, los nervios siguen en el aire (nerves is in the air...). Mis pterodáctilos en el estómago siguen volando a sus anchas. No tengo ganas de hacer demasiadas cosas. Pero tendré que ponerme. Los sueños condicionan la vida. Siempre digo lo mismo. Siento la necesidad imperiosa de salir de casa e ir a una casa de la plaza de mi pueblo. Parezco Richard Dreyfuss en Encuentros en la Tercera Fase, pero aún no he jugado con el desayuno formando con mi tostada cosas raras. Solo ha sido fagocitada por el ansia. Todo es porque he soñado que debía ir allí a algo.

En los días de primavera lluviosos siempre me acuerdo de Machado. Ya puse su poesía de la lluvia tras los cristales. Todo es raro de nuevo. O es que mi percepción vuelve a ser todo lo normal que puede ser. Mi trabajo de Kafka continúa esta tarde, pero es menos Franz y más Mameluco.

He vuelto, pero no hay nada nuevo bajo el sol.

jueves, 5 de abril de 2007


Todos los bienes del mundo
pasan presto en la memoria
salvo la fama y la gloria
Juan del Enzina

Esos reyes poderosos
que vemos por escripturas
ya passadas con casos
tristes, llorosos,

fueron sus buenas venturas
trastornadas; assí,
que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
e perlados,
assí los trata la muerte
como a los pobres pastores de ganados.
Jorge Manrique

[Las reliquias de Juana de Arco son la falsificación de una momia egipcia ]

Tras leer esta noticia sientes el alivio de la demostración de lo que intuyes. Yo no creo en la vida eterna ni en ninguna idea de trascendencia espiritual. Lo que si creo en la vida de la fama que glosara Jorge Manrique, entre otros. O como aquel Todos los bienes del mundo de Juan del Enzina. Y a mi la verdad es que la vida de los santos siempre me fascinó, especialmente la de Juana de Arco. Una menuda muchacha que quería matar ingleses porque alucinaba en colores. La verdad es que los ingleses y Dios no se han llevado nunca demasiado bien, jajaja. En esos casos en el que el pueblo ve santidad, casi siempre está en medio el delirio, la enfermedad mental, la psicosis, la paranoia… Son gentes raras a los que el populacho tan voluble como ya comentamos otro día, tienen miedo y veneración. Las autoridades eclesiásticas queman por lo sano, o sea cortan en la hoguera las herejías. Me he armado un lío con las frases hechas pero se entiende. Los santos que le gustan a la Iglesia son San Ignacio de Loyola, San Vicente Ferrer y otros santos beneficiosos para la fe. Otros son más incómodos. Santos que levitan y hablan con Dios. Es demasiado parecido a las tentaciones del Diablo para ser 100% verdad. Y es que lo que el Espíritu Santo ilumina, el Maligno ennegrece por detrás.

miércoles, 4 de abril de 2007

No me lo creía. Desde el sueño de la siesta que la acabo de despertar. En sueños, como se aparecía Dios a los profetas, Kafka se ha hecho presente. Y no su persona, no. La extraña sensación de incomprensión y aturdimiento de algo que te supera. Tenía que estar sentado en un escalera vigilando una bombilla. Mientras rellenaba informes sobre eso. Y si se apagaba la luz por algo no tenía, aún más, ni podía, hacer nada. Con las posaderas en una chirriante silla de madera, vieja y temblorosa, miraba la luz, y quitaba una cosa de la pared con un destornillador. Esto último es cierto. Debo quitar un saliente de los restos de una barandilla, pero que no nos dejemos la piel en mi casa en obras. Que extraño reciclaje de pensamientos y acciones son los sueños. Relleno informes en el tiempo vigil y en la penumbra de los cerrados ojos en el reino de Morfeo. Sufro mucho en ambos mundos. El mal sabor de boca que tuve al acostarme sigue aquí y el sueño solo un poco curado. Tengo los pies fríos y la cabeza caliente… lo contrario de lo que dicta el adagio.

martes, 3 de abril de 2007


-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!
El Corazón Delator
Edgar Allan Poe

Ser un chivato es requerido por las empresas respetables de hoy en día. En la tiranía del neoliberalismo, la información es más poder que nunca. Y si esa información va sobre piedrecillas que pueden roer, aunque sea una micra, el engranaje, mejor que mejor. En los cines nos animan a que denunciemos a los que graban con una cámara la peli. Yo jamás he visto a nadie hacerlo. Si alguna vez me pasa se lo voy a decir al acomodador, claro. Lo mejor es que el tío te dirá: y a mi ¿Qué me cuentas? En algunos archivos que te consigues te dicen que si te has bajado algo en un lugar que no sea ese, le escribas un e-mail. Enseguida voy a ir yo a decirles: señores de MP3-Es.com, me he bajado el Völkerball de Rammstein en el Emule, por favor señores avisen a la SGAE e intenten cerrar el Emule que me estoy bajando todo lo que quiero y eso no está bien XD…
Colaborar con el enemigo de una forma tan burda está muy feo. El ánimo de chivarse está muy desarrollado en la actual sociedad de la información. O sino, díganme ustedes que son los programas del corazón, sino platós llenos de cantarines chivatos que venden a sus amistades, a sus novios, a sus familias, por la narración de lo inconveniente.
Algún día utópico la gente se meterá en sus asuntos. Pero siempre tendremos alma de portera de escalera. Y las maquinarias fagocitadotas lo saben muy bien. Todos tenemos un precio. Lo que es preciso es encontrar al cagón más barato.
Ya mismo solo habrá que ir al buzón de los parques de bomberos.




A lo largo del día de hoy he pensado miles de cosas que podía escribir. Ahora, al acabar la jornada no solo no se me ocurre nada, sino que me fastidia no hacerlo. He pensado en escribirles del color de los campos -otoño en primavera-, de la nieve que estaba a cotas bajas, de la quietud de la naturaleza. Pero quizá se me vaya la cabeza hacía otras cosas como el temario de oposiciones que he recogido hoy en Granada. Un tocho bueno, ¡vive Dios! Por eso cuando la madrugada avanza en Martes Santo, prefiero acordarme de la tierra mojada y el cielo gris, que me hace recordar a la abuela del pequeño Oskar Matzerath Bronski y sus cuatro faldas. Elijo ver los campos cachubos en mi mente, que a tanta letra junta.
Las hiedras crecían en las construcciones, eso es lo que importa.
Mañana será otro día.

lunes, 2 de abril de 2007


En estas fechas lúgubres en la que las calles huelen a sangre y a muerte, os recomiendo fervientemente que veáis "Los comulgantes" de Ingmar Bergman. Los sufrimientos de Cristo no son físicos, sino más bien psicológicos, como una suerte de agobio del hijo de Dios, según el autor sueco. Un tullido y jorobado monagillo le dice al padre Ericcson, pastor luterano en crisis de fe, que no cree que Cristo sufriera por el dolor de su laceración, pues cree que él mismo ha padecido en su cuerpo más que Jesús en la cruz. Cristo sufrió, según el tullido sacristán, porque sus amigos, sus discípulos amados, lo vendieron, lo traicionaron, lo negaron y lo abandonaron a su suerte en el Gólgota. Esto está corregido y levemente aumentado de un antiguo blog que tenía antes. Después dejé de ver películas de Bergman, porque me deprimía tanto que era insoportable.



 
Add to Technorati Favorites Creative Commons License
Mameluco´s Blog by Miguel Morales Merino is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 2.5 España License.