martes, 30 de diciembre de 2008

El hombre viejo que tenía la sartén por el mango



Rebuscando en internet he dado con un sitio secretísimo. Pocas personas en el mundo lo saben. Allí un hombre, a través de un chat que se realiza en leguaje de los antiguos indios navajos (quien haya visto la peli Windtalkers sabrá porqué). Menos mal que hice un cursillo CCC de navajo por correspondencia hace algunos años. Pues la cuestión es que por esa página esa súper ignota llega uno a dar con el hombre que más sabe en el mundo sin ser Dios. Si, lo que oyen, quien maneja el cotarro, quien da las indicaciones, quien decide lo que se hace. En hombre, y no puedo dar más datos, es un anciano cascarrabias que nació en Pensacola (Fl) hace algunos –muchos- años. Dice que ve el futuro, pero que ha perdido facultades. Lo más preciso que me ha podido decir es que el jueves a las 12 de la noche será ya 2009. ¡Pues vaya mierda de adivino!, como en el chiste. Al final hemos acabado hablando español. Entre que mi navajo cordobés y que él hombre se siente solo en la pirámide del poder mundial absoluto, nos hemos puesto ha hablar de la música de los viejos tiempos. Me daba palo, pero le pregunté por lo de las guerras y eso. Me dijo que le ponía triste pensar en eso. No te puedo hablar mucho de eso, muchacho, me dijo, a los chicos de la CIA y de la ONU, se le van las cosas de las manos y yo solo tengo una máquina de escribir Olivetti, un ordenador, una neverita y tele por cable. Luego viene Mary Lou. ¿Te he hablado de las pantorrillas de Mary Lou? No, le conteste. Le llamaré Doc, para esta entrada, Doc, no me has hablado de casi nada. Tu vida debe ser muy secreta. Respondió con un soplido. Si, estoy solo, y nadie sabe que existo. También hago cosas buenas. Una vez hice que ayudaran a un niño enfermo. No sé si Doc es en realidad un loco o es de veras el tipo que dice ser. He estado buscando fotos y su cara se distingue cerca de los presidentes americanos y en las reuniones de la ONU, de la OTAN y de Miss America Adolescente repetidamente, en segundo plano, a lo largo de los últimos 40 años.
¿Sabes Doc? Yo proclamaría la paz mundial. Si hiciera eso, me matarían. ¿Pero no merecería la pena el intento? Puede, pero soy un viejo que no sé nada de la vida. Todo me lo han dado hecho. Y creo que mi sucesor va a ser Dick Cheney.
Cuando me despido de él con un Adiós Amigo, en acento mexicano, con un emoticono de una carita roja por el pique. Me pregunto si no lo habré soñado.


Update:
Unos días después de escribir esto, viendo las noticias en las Noticias de la FOX vi que daban unas imágenes de una funeral en una de esas cuidades sureñas y hablaban de que había muerto un ex alto cargo de la CIA que fue la mano derecha de Ike siendo aún un muchacho, aunque después dejó los asuntos de estado para dedicarse a la jardinería.
Jamás volví a hablar con Doc. Cambiaron el cifrado y la página que un día encontré y que vendía semillas de crisantemo, ahora vendía Bonos Basura.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Raíces



Raíz.

5. f. Causa u origen de algo.

3. f. Parte de una cosa, de la cual, quedando oculta, procede lo que está manifiesto.

Utilizo, como hacemos todos, el diccionario de la Real Academia de la Lengua, la que limpia, fíja y da esplendor, como me conviene y me viene en gana. Utilizo la quinta y tercera acepción. Hoy les voy a hablar de mi origen, de una parte de una cosa, que aunque está oculta –para ustedes- es de donde precedo yo, que estoy siempre de manifiesto, gracias a mi egocentrismo. Les hablo hoy de mi señor padre. Nunca comento cosas de mi familia a nivel contemporáneo, o que sea noticia, pero por una vez lo haré. Esta pasada noche, mi padre presentó su libro en mi pueblo. No sé por donde empezar. Ante un montón de amigos y vecinos, con el alcalde y la concejala de Cultura, y con la ayuda de Blas Criado y José Antonio Elías, se leyeron la presentación, la introducción, el prólogo y algunos párrafos, para luego dar lugar a una rondalla que tocó la pérdida en el tiempo Jota de Castro (recuperada para la ocasión) y algunas Barajas y Mayos, por el Grupo de Villancicos Populares, al que mi progenitor pertenece. Debería haberles dicho que el libro se llama Raíces. Disertaciones y artículos sobre tradiciones músico-vocales de Castro del Río. Se divide en ventitantos capítulos que hace un recorrido cronológico anual por las tradiciones de mi pueblo y su enfoque musical. Habla de flamenco, de saetas, de pregones, de mayos, de dianas, de auroras y villancicos, de marchas procesionales y coros de capilla, de música profana y religiosa, de coplas que ha ido recogiendo a través de muchos años de investigación e indagación, de mucho oír a las personas mayores, a los viejos y apuntar lo que les decían. También recopilar las letras ya conocidas para dejarlas en negro sobre blanco (en este caso sobre un olor crema muy bonito). También hemos hecho, y aquí me incluyo yo, que el libro tenga una apariencia curiosa, que sea bonito, con muchas fotos, con muchos santos (como se decía antiguamente a las ilustraciones). Creo que el resultado ha quedado bien. Aunque eso tiene que juzgarlo quien compre el libro. Los que lo han ojeado así lo han hecho, por lo que estamos muy contentos. Lo importante es que ha habido mucha gente, muchos amigos, toda nuestra familia, en un acto sencillo, como le gusta a mi padre, Paco Morales, que ha culminado con otra cosa que también le gusta mucho, con una copa de vino con todos los asistentes.



Muchas veces me pongo pesado con eso de la Memoria Histórica. Pero es que sin memoria yo casi no conocería al anterior Miguel Morales, al padre de mi padre, al impresor padre de impresor, abuelo del que les escribe hoy. Mi abuelo pudo quedarse en cualquier parte de esos mundos de Dios… y sin él no habría Paco Morales y su libro, no había Miguel, ni su alter ego Mameluco, ni su blog. El libro de mi padre no tiene nada que ver con cuestiones políticas en absoluto, pero si mucho con la memoria. Son tradiciones, algunas de ellas muy vivas, muchas de ellas casi olvidadas. La tradición para mí, es la repetición de una costumbre (de hecho casi coincido con la RAE). Muchas veces pierde su significado primigenio, pero lo hacemos por algo que nos llama a hacerlo. No se puede llamar patriotismo, ni chovinismo. Es simplemente idiosincrasia particular como pueblo. La transmisión de padres a hijos. Mi padre me ha transmitido el amor a los libros, a la música clásica, mi afición a la Aurora y al Coro de Capilla en esas tradiciones de sabor popular. No lo ha conseguido ni con el flamenco ni con el vino de Montilla-Moriles (ni casi con ningún otro). Todo no puede ser.

Bueno, les dejo con fotos del acto, que pueden ser que les entretengan.


La Concejala de Cultura, Salud Guillén.


El Alcalde, José Antonio Recio


El prologuista, José Antonio Elías "El Chinche"


Paco Morales lee la Introducción


La Rondalla interpreta la Jota de Castro. La que canta es mi tía Isabel.


Blas Criado lee acerca de la Navidad y sus coplas


Cristóbal, el repostero más recordado del lugar en el piscolabis posterior


De Izquierda a derecha: Mi tía Lola, mi primo Antonio y su mujer Mary, mi prima Mari Carmen y su marido Antonio y mi tío Antonio Bellido. Posiblemente de las mejores magdalenas del mundo las haga mi primo.


Inés y Gaspar


El ambientillo


Mi hermana, su amiga Encarni y mi tío Antonio escuchan atentamente

a Antonio, el hermano de mi tío Félix.


Con los compañeros de la Peña Flamenca Castreña.


¡Que bien se vive en Castro!


Con todos los amigos


Mi familia al completo: mi madre Mary, mi padre Paco,

mi hermana Maria José y el menda lerenda.


Blas, el Jose y mi padre...



sábado, 27 de diciembre de 2008

Shit Life 5.0


Iba a escribir algo de lo asqueroso que es el mundo. Algo gratuito. Algo que les revolviese las tripas al más pintado. Algo que hiciese parecer el estilo de Pérez-Reverte al del Padre Damián. Pero es inútil. Sería repetitivo y ramplón. Volvería a decir que este mundo es un valle de lágrimas, pero creo que la Iglesia Católica tiene el copyright, y esa gente no se anda con chiquitas con los derechos de autor. Más bien se andan con chiquitos a la hora de las misas. ¿Ven? este chiste es tan malo que debería guardármelo para mí, pero es gracioso que Jesucristo hiciera la transustanciación con pan y con vino. Sobre todo con vino. No eligió el agua, por ejemplo, que es de lo que está constituida la sangre. El pirriaque tiene alcohol, cosa de la que carece la sangre en estado natural, pero en una última cena, si sabes que los romanos te van a prender es lógico que quieras invitar a tus amigos a algo para ponerlos contentos. El chiste era malo, pero siempre es gracioso reírse de la religión, porque hace gracia, igual que los chistes de pedos y de gangosos. La vida al final no va a ser tan mierda. Nos podemos reír al toparnos con la iglesia, de los pedos y de los chistes de gangosos. Después hay cosas que no tienen ni puta gracia, como por ejemplo, cuando tienes cagalera. Aunque bien pensado, con el tiempo, cuando lo cuentas te hace hasta gracia, pero en el momento exacto en el que la vida se te va por el culo no es nada divertido. Y venga tomar Fortasec. No mola nada. Al final la vida va a ser una de cal y otra de arena, lo que pasa que nunca me entero cual es lo bueno, si la cal o la arena. La arena es un sedimento suelto con un tamaño de grano determinado y la cal es caliza en trozos, que la han puesto a cocer. A priori los dos cubos son de sustancias que asa. Otra cosa sería una de miel y otra de mierda. Por muy empalagosa que sea lo que producen las abejas es mejor que cualquier excremento. Vamos, digo yo. La vida, como escribí una vez en un poema, te da tazones de mierda. Ya sé que estoy siendo escatológico, pero es que soy bastante escatológico en mi vida diaria. Como iba diciendo la vida te da tazones de la rica golosina para las moscas verdes y no las querría yo para nada, a no ser que estuviera de obras en mi cazules. ¿Se han fijado que bello es el color de las moscas azules? Hay belleza hasta en la porquería. Quizá eso, la belleza en cualquier sitio, nos salve de quemar las naves. Y claro, los chistes de pedos. Porque reírse es lo que me mantiene con vida, por si no lo sabían.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Dickens revisitado


Hace algunas (creo que ya bastantes, más de diez o quince) Nochebuenas, cuando aún mis abuelos se encontraban entre nosotros, y celebrábamos el día en casa de mi tía Isabel, recibí como regalo un libro. No es una cosa extraña que me regalen un libro, soy lector desde que tengo uso de la poca razón que la naturaleza me ha dado. Pero aquel libro no era cualquier libro. Era un libro especial, pues contenía tres cuentos cortos de Dickens. El tomo se llamaba Cuentos de Navidad. Contenía el famosísimo “Canción de Navidad o una historia navideña de espectros” (conocido por muchos simplemente como Cuento de Navidad), “Las Campañas, cuento de duendes” y “El grillo del hogar, un cuento fantástico y hogareño”. Cuando llegué a casa empecé a leerlo, pues siempre había leído adaptaciones. En un momento, la prosa de Dickens (supongo que el traductor también tendrá algo que ver) me cautivó por su precisión, por la manera sencilla y veraz de contar cosas, que en este cuento en particular, son fantásticas (por lo de los espectros). Ahí nació una tradición. La noche del 24 de diciembre al 25 empiezo a leer de nuevo “Canción de Navidad”. Me convierto de nuevo en ese Ebenezer Scrooge que necesita ser salvado de su propia avaricia, de su propia miseria moral. El regocijo de las páginas finales es tal, que hacen aflorar gran alegría en mí. Y es que siempre digo que en el fondo soy un sentimental. Me lo leo en 3 o 4 noches, no es muy largo.

En realidad ese cuento siempre nos gustó y ya quisimos hacer una adaptación en cine cuando éramos mucho más jóvenes. Yo hacía de Bob Cratchit y mi primo de Ebenezer. Solo hicimos algunas tomas. Me gustaría volver a verlas.

Les animo a que consigan el libro y que lo lean. Es mejor que cualquier adaptación que hayan podido ver en cine o en dibujos animados.

Uno de mayor pierde la ilusión por las cosas. Al menos, a mí me pasa, mientras leo, que algo de la chispa perdida vuelve, y revivo sentimientos que se fueron para solo volver, fugaces, mientras releemos un viejo volumen de amarillentas hojas, vemos una película de esas míticas o escuchamos una canción que hace que nuestros ojos se escarchen, como un filamento de hierba, cuando cae la pelona.




N.d.A.: A la helada en mi pueblo se le llama la pelona.

jueves, 25 de diciembre de 2008

"A Christmas Carol" by Charles Dickens


«¿Es tan breve la vida de los espíritus?», preguntó.
«Mi vida en este globo es muy corta», respondió el fantasma. «Se termina esta noche».
«¡Esta noche!», exclamó Scrooge.
«A medianoche. ¡Escucha! Se acerca la hora».
En aquel momento las campanas del reloj daban las doce menos cuarto.
«Perdóname si me equivoco», dijo Scrooge mirando con inquietud el manto del espíritu, «pero estoy viendo algo raro que te asoma por el ropaje. ¡Es un pie o una garra!»
«Por la carne que tiene encima, podría ser una garra», fue la respuesta, cargada de tristeza, del espíritu. «Mira esto».
De los pliegues del manto salieron dos niños; unos niños harapientos, abyectos, temibles, espantosos, miserables. Se arrodillaron a sus plantas y se colgaron del manto.
«¡Hombre! ¡Mira esto! ¡Mira, mira bien!», exclamó el fantasma.
Eran un niño y una niña. Amarillos, flacos, mugrientos, malencarados, lobunos, pero también prosternados en su humildad. Donde la gracia de la juventud debió haberles perfilado los rasgos y retocado con sus más frescas tintas, una mano marchita y seca, como la de la vejez, les había atormentado, retorcido y hecho trizas. Donde podrían haberse entronizado los ángeles, acechaban los demonios echando fuego por sus ojos amenazadores. Monstruos tan horribles y temibles como aquellos no se han dado en ningún cambio, degradación o perversión de la humanidad a lo largo de toda la historia de la maravillosa Creación.
Aterrado, Scrooge se echó atrás. Intentó decir que eran unos niños agradables, pero su lengua se negó a pronunciar una mentira de tal magnitud.
«¿Son tuyos, espíritu?», fue todo lo que pudo decir.
«Son del hombre», dijo el espíritu mirándolos. «Y se agarran a mí apelando contra sus
progenitores. Este chico es la Ignorancia. Esta chica es la Necesidad. Guárdate de los dos y de todos los de su género, pero guárdate sobre todo de este chico porque en la frente lleva escrita la Condenación, a menos que se borre lo que lleva escrito. ¡Niégalo!», exclamó el espíritu señalando con la mano hacia la ciudad. «¡Difama a quienes te lo dicen! Admítelo para tus propósitos tendenciosos y empeóralo todavía más. ¡Y aguarda el final!»
«¿No tienen refugio ni salvación?», gimió Scrooge.
«¿No están las cárceles?», dijo el espíritu devolviéndole por última vez sus propias palabras.
«¿No hay casas de misericordia?»
La campana dio las doce.

"Canción de Navidad" Estrofa tercera. El segundo de los Tres Espíritus, de Charles Dickens.

martes, 23 de diciembre de 2008

Los niños de San Ildelfonso



¿Alguno de ustedes se ha hecho rico con la lotería? Respondan solo los que hayan comprado o recibido como regalo un décimo o participación. Los demás jamás podrán ganar la lotería. Uno de mis perogrullos, pero es que después me dirán a mi no me ha tocado porque no he echado. Yo no soy rico, sino estaría en una orgía de cocacola y chuletones. Y de placer. La verdad es que me da igual. Escucho a los Who y estoy calentito en mi cubil y prefiero que me toque la Euromillones. 15 millones de euros. Eso si que sería para hacer fiesta. ¡Adios, oposiciones! que rondas sobre mí como una mosca verde a la mierda de un perro en un arriate. ¡Bienvenida, vida de molicia sin fin! Si, soy un maldito materialista. Y en estas épocas que se acercan lo seré más. No por regalos ni por objetos, sino por la pasta gansa. Los que no tenemos ni un duro soñamos con tener algo que echarnos al bolsillo. Hace poco dijeron en las noticias que muchos treintañeros estaríamos por debajo del límite de la pobreza si no viviéramos con nuestros padres. ¡Es triste tener que pedir, pero más triste es tener que de robar! Los que no salimos con grandes aptitudes para el mundo tenemos que ser unos parásitos un montón de años. Yo me sentía más culpable cuando vivía fuera de casa, de estudiante, en esa carrera mía tan rara, la licenciatura de Geología que dura trece años. Pero ahora, bueno, se puede aguantar la presión.
Ustedes dirán que tengo mucha cara, pero las cosas no salen como uno quiere, sino como pasan. Y si uno tiene problemas pues eso. O se pone el Tommy de los Who. Yo ahora mismo no tenía muchos problemas, pero me lo he puesto de todas formas. Hoy se me ha bajado la discografía entera. Antes que nada aviso a los de la SGAE que tengo este disco en vinilo, así que ya pagué por el, así que me dejen tranquilo. Yo soy el Pimball Wizard y ellos son unos gusarapos que no me impiden escuchar la voz de Roger Daltrey.

Los chicos en el circo

¡Que bueno es este disco! Ya casi no recordaba lo que me gustaban los Who. Detrás de los Beatles es el grupo de los 60 que más me gustan. Maximum R&B.
Tengo proyectado durante los próximos días bombardearles con algún cuentecillo de Navidad, y con ello retornar a la ficción pura y dura. Pero como siempre es una declaración de intenciones, porque lo ¿y si la inspiración no me llega? Yo no soy Picasso que me llega la inspiración trabajando. Yo escribo en unas franjas muy concretas del día, así que si la musa se ha ido de puente a Astorga nos quedamos sin cuento, yo y ustedes.
Ya no les molesto más.
Solo decirles una frase que hoy no ha dicho nadie en España.

La salud es lo importante.

¡¡Chapó por los lugares comunes!!

sábado, 20 de diciembre de 2008

Cosas bigger than life. Hoy: Sergio Leone y El bueno, el feo , el malo

A veces me supongo más de lo que debiera. Uno supone que sus referencias son las de todo el mundo. Y no es así.

Suena una armónica, unas voces destempladas imitando a un wah wah (¿ven? un wah wah es un pedal de guitarra, no tienen porque saber eso), una guitarra eléctrica… referentes. ¿Serán comunes al resto de los mortales? Mis viejos altavoces espurrean por mi frío dormitorio la banda sonora de El bueno, el feo, el malo y la carne se me pone de gallina, porque se que al final va a haber “L’estasi dell’oro”, de esos momentos que se quedan en la retina, de esos momentos bigger than life que nos ofrece ese entretenimiento llamado cine y que a veces trasciende más que cualquier vida. A muchos de los que leen dirán que estoy otra vez con mis paranoias tontorronas. No, al menos no tengo esa sensación. Les comento lo que me produce placer. El placer de los ojos como platos, de la tensión. Entrar en tensión después de haber visto una cosa muchas veces tiene su miga. El hombre sin nombre (aquí se llama el rubio), Tuco y Sentencia, al final, en el duelo a tres más recordado de la historia del spaghetti-western. Suena Trío.


El orden de los factores no altera el producto.


Al contrario de lo que supondría imaginar para un spaghetti toda esta escena del cementerio se rodó en Burgos. No les cuento el final, vean la película, si es que le gustan las películas dirigidas por “hijos de puta”, cariñoso apelativo por el que se referían sus más estrechos guionistas y colaboradores en sus obras. Lean la muy completa “Algo que ver con la muerte” de Christopher Frayling si quieren saber mucho más. Yo me lo leí este verano y me encantó. Pero claro, para mí Sergio Leone es uno de esos directores míticos, sin ser ni impecables, ni intachables, ni inmaculados, sin ser John Ford, vamos. Sino porque era un tramposo, un marrullero, un italiano, que siempre tenía ases en la manga. Y bandas sonoras de Morricone en estado de gracia. Westerns que se parecían más a la comedia de arte, a los guiñoles italianos y a la novela picaresca española (sic), que al género propiamente dicho. Hay gente que considera que son aberraciones de la naturaleza. Y me gusta que existan esas gentes. Yo soy incluso más purista para otras cosas, pero en el cine no veo las fronteras. El lejano oeste es Almería, por donde yo lo he pasado tan mal haciendo trekking obligatorio. Y Clint es un tío que no tiene nombre.

Otro día les hablaré de una de mis películas preferidas de nuestro amigo el Sr. Eastwood, “High Plains Drifter”, ese western sobrenatural llamado “Infierno de Cobardes”. Una auténtica joya.


Eso, forastero, escribe HELL bien grande,

que son una panda de cagaos.


Nota del autor: Mi película preferida de Sergio Leone es, sin duda, “La muerte tenía un precio”, pero me ha pillado escribiendo esta música en el Winamp.

viernes, 19 de diciembre de 2008

19


No sé muy bien donde me encuentro. Coordenadas perdidas, abcisas que supuran la bilis negra burbujeante, y las ordenadas, ¡ay! las ordenadas, las ordenadas se diluyen en la niebla, o es acaso que mis ojos se empañan. ¡Ná! ¡Se me habrá metido un pizco! A veces acostado, no sé si lo he contado antes aquí, me imagino, siempre lo he hecho, desde que era un crío, que estaba metido en una cueva. Tapado con las sábanas y mantas nada puede ocurrir. Ahora que lo pienso es una tontería. Las mayores desgracias de mi vida han pasado así. Acurrucado en posición fetal, insomne, pensando en lo ruín que puede ser la existencia para algunos de nosotros. Pensamientos fatuos, pero permanentes. No me convertí en un cínico de la mañana a la noche. Uno no se convierte en un buenoparanada en un abrir y cerrar de ojos. Hay un proceso. Hoy no es un día cualquiera para mí. No les explicaré el motivo porque es indiferente. Pero es un día triste, como si me hubieran arrancado medio costillar de un bocado, o me hubiesen hurgado en una herida que creía cerrada. En realidad no veo tiburones, no hay escualos a mi alrededor. Solo polvo y cosas desordenadas. Tampoco hay dedos en la llaga. Si hay alguno, es el mío, que escarba en material que siempre veo apelmazado, y es tan liviano como un recorte de ostia. La oblea, con las lágrimas se van a tomar por saco. Pero no hay lágrimas ya. Se esfumaron. La oblea solo tiene ese líquido tan asqueroso que sale de las quemaduras hinchadas y henchidas de rencor encapsulado. Hubo un tiempo mejor y un tiempo peor. Ahora es la época mediocre. La de da igual si al final va a ser lo mismo. ¿Para qué sufrir? Los errores no son solo cosa del pasado. Cuando por las decisiones pagas el resto de tu vida, o al menos unos años, la tormenta arrecia más unos días que otros. Pero también queda el recuerdo feliz de estar en color en vez de en blanco y negro, de tener las ganas y no padecer. ¿Por qué tendré tan buena memoria? A veces creo que deberían haberme lobotomizado cualquier día de 2006…
Hoy es 19, hace frío en la calle, como todas las madrugadas que escribo pero en el ambiente hay algo diferente. Todavía no he logrado quitármelo de encima. Es el lastre, las anclas que me recuerdan que todo fue mi culpa. Este maldito sentimiento de culpa que no curan las asquerosas pastillas.


Todo lo que digo hoy es tan críptico, tan enrevesado y tan vomitivo que me lo debería guardar para mí. Pero no. Tengo el poder. Tengo el poder, la clave, los recursos y la maña de colgar esto aquí y ahora, y si tienen alguna queja, recuerden, no se les devuelve el dinero.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Frío


Frío. Frío. Frío. Como el agua del río. Las temperaturas son bajas y aún el solsticio, la larga noche invernal no ha llegado. Queda poco, eso sí. La noche más corta del año. La fiesta pagana que después se convertiría en la Navidad (que después se paganizaría por los grandes almacenes again) de encender hogueras en el solsticio de diciembre significaba el triunfo del Sol sobre las Tinieblas. Los pueblos antiguos sabían más astronomía que nosotros. Nosotros, con el biruji que hace, no tenemos tiempo de pensar que los días serán cada vez más largos, en una larga marcha al solsticio de verano, cuando el día más largo tenga comienzo un día de junio, dando comienzo a esa incomodidad llamada verano.


Una palabra amable puede calentar los fríos meses invernales.

(Punto de cruz sobre tela, autor desconocido, arte popular estadounidense)


El invierno, el crudo invierno, asociado siempre con la muerte, con la tierra yerma y con la parálisis de la vida. En Andalucía, al menos, se recoge el fruto de la Tierra y del trabajo del hombre, como dirían en misa, esta vez no en forma de vid o mies, sino en forma de aceituna. Es pues vida, pura vida. Vida de oro líquido oleaginoso, de olor a molino, de ida y venidas de tractores llenos de aceitunas, o como lo llamarían muchos de ustedes, olivas.

Pronto pues, reminiscencia de fiestas celtas y romanas saturnales se celebra que el niño Dios nació en Bethlehem, donde la estrella, como la canción de Neil Young. Un niño que trajo luz a muchos, y que los siglos se ocuparon de tapar con pátinas de suciedad y herrumbre. Hoy ya es Navidad en El Corte Inglés. Y en nuestras calles iluminadas con alegres bombillas de colores. Lo que les decía, el triunfo de la luz sobre las tinieblas, con Endesa ganando sus correspondientes réditos, que de algo tienen que vivir las pobres multinacionales de la energía.

Hace frío en las calles. Eso no lo va a evitar nadie hoy. A lo mejor el año que viene cualquier cambio climático o lunático o hacemos saturnales en julio, como en la peli de Preston Sturges, pero sin sabor almidonado de sonrisa cursi y si de tiritar de dientes porque el mundo está loco, como el tiempo.

El otro día, por razones que no vienen al caso, tuve que ir a la iglesia. Cuando voy allí tengo la fea costumbre (que no hacen el 99% de los asistentes) de escuchar. El párroco dijo que teníamos que limpiar nuestro corazón para las fiestas. Y que habría confesiones especiales. Había que estar preparado para la Navidad. Yo solo les recomiendo comprar pocos mantecados que si no están comiendo alfajores hasta Semana Santa, comprar ya el marisco, y sobre todo, tener preparadas enormes cantidades de Almax. Les digo que les será más útil a la mayoría.

Yo celebro la Nochebuena y la Navidad, la Nochevieja (sin salir de casa) y el día de Reyes (estos dos últimos años menos). Y dejé el día de los Santos Inocentes porque ya era mayor para los artículos de broma del chino de la cara pintada… que si no… Sin creer que el verbo fue carne para que todos os salvéis, pero por amor a los langostinos, al cordero, al turrón de chocolate y a Frank Capra, hago gustoso el esfuerzo.

Bueno, ea, ya acabo. Aquí empiezan las navidades mamelucas.

¡Feliz variedad!

martes, 16 de diciembre de 2008

This shoes are made for Bushing



¡Cacho Perro!


A veces resulta del todo imposible escapar del filo de la noticia. Y más cuando esta noticia es graciosa. Que alguien le tire a otro un zapato no deja de ser gracioso. Se esquiva un zapato. Después el otro. Y después se le dice perro. Es divertido. Y si se lo hacen a Bush más. En el mundo musulmán parece ser que son insultos de primera magnitud. Lo menos divertido, lo chungo es que el asunto lleva una gran carga de profundidad detrás. Tirar el zapato como acto de último recurso, de repulsa extrema. George Bush eres un perro. George, hijo de George. George, hijo de Barbara. George, hijo de perra, eres un perro. Mereces que Nikita Kruschev se levantara de su tumba del Cementerio Novodevichy para golpearte con su famoso zapato en tu cabeza durante el resto de tu vida. Aprovecho porque será la última vez quizá que hable de ti antes de que Obama te releve.


Nikita y su zapato en la ONU.
Los tecnócratas franquistas se partían el ojete.

Miren, la guerras, ¿a quien queremos engañar?, existirán siempre. Siempre habrá codiciosos, estrategas, iluminados, locos de atar, audaces defensores del ataque preventivo, del Si vis pacem, para bellum, amigos de las pistolitas. Los hombres se descuartizaran los unos a los otros mandados por otros que sentados en sus tiendas toman el té de las cinco. Incluso estando en contra de las guerras se pueden llegar a extremos nada pacifistas, como les paso a los de Weathermen, conocidos cuando pasaron a la clandestinidad como los Weather Underground. Poner bombas fue su forma de protestar por la violencia estatal de los USA (su lema era: Traigamos la guerra a casa). Nunca mataron a nadie. Avisaban para que la gente huyera. Eran blancos, cultos, criados en la cultura del amor, la paz y los derechos civiles, pero un click en su cabeza les hizo darse cuenta que las protestas, la resistencia pasiva de un hindú en pañales no era suficiente. Estuve viendo ayer un documental muy interesante sobre ellos. Uno se pregunta pues ¿give peace a change? ¿una bomba? Yo me quedo con tirar el zapato del periodista iraki. Es un acto ridículo en un mundo absurdo, que pone en evidencia la lógica del como funcionan las cosas. También vi ayer Stalag 17 (Traidor en el infierno) la peli de Billy Wilder sobre los POW, sobre los prisioneros de guerra, esos hombres hacinados en barracones que tenían una y mil formas de burlar a los monos, cerdos o como quisieran llamar a los nazis. Es extraño. Así llamaban la muchachada radical a los policias y al FBI en los 60 y principios de los 70. Siempre se dice que se dulcifica las condiciones de la estancia en esas instalaciones de los militares en la II Guerra Mundial. Yo no lo creo así. Actuaban así porque los aliados también tenían a alemanes en su poder. La Convención de Ginebra se aplicaba de una manera laxa, pero hasta cierto punto eficaz. No podemos decir lo mismo de Guantánamo. Hombres en un limbo legal, que han sido sometidos a torturas de larga duración. Claro, el mundo ha cambiado desde entonces. Corea, Vietnam, guerras del Golfo… Pasarse por el forro todo lo que uno firma. Total, un papel que yo no he escrito es como leer el periódico en japonés. Ni te enteras. Por eso lo más útil que se puede hacer es lo del zapato. ¿Sirve para algo? Para nada. Para reírnos. Al menos sacamos algo. La familia del periodista no se ríe tanto, eso si. Pero bueno, la cosa tiene sus riesgos.

La verdad de Perogrullo afirma que la mano cerrada es un puño. Las manifestaciones, los zapatazos y nuestro cabreo no sirven de gran cosa. Ahora llega Barak Obama, un negro de nombre moro, en contra de la guerra. A ver si le dura. Está en contra de esta. Pero ¿estará en contra de otras? En Afganistán es a muerte, como nosotros. Y Bin Laden, como los billetes de su nombre, sin aparecer por ningún sitio, solo por la internet, como tantos y tantos de nosotros. Yo creo que él fue quien se llevo las armas de destrucción masiva de Irak, los billetes de 500 leuros que dicen que hay en España, el oro de Moscú, y es el único que puede comer Ferrero Roché en verano, porque las cuevas de Tora Bora son muy fresquitas.

Y ya saben, la próxima vez que vean a un político, tengan un zapato a mano, es tendencia otoño-invierno. Lo último en agitación.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Habemus Ganador

La respuesta correcta del concurso era, como algunos de ustedes dijeron, el Panda de Acoso Sexual.
Le ha correspondido ser ganador a Raskolnikoff, aunque no he cumplido mi amenaza y no lo he sacado con la guisa de Manu Chao. El próximo será más difícil. Pero con la baja participación veremos a ver si hay próximo. Si quieren ver la respuesta pinchen aquí:
Mis inseguridades se vuelven a mostrar y cada vez tengo menos ganas de escribir. Será que vienen las Navidades. Bueno. Pues ahí tienen hasta enero al flamante Blogger del mes. Visítenlo y saldrán ganando.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Miedo y asco en la consulta del psiquiatra

No sé cuantos de ustedes habrán ido al psiquiatra alguna vez. Yo ya he perdido la cuenta. Una de las cosas que más me llaman la atención de los centros de Salud Mental (los centros públicos) es que aparte de que la locura de la gente está más a flor de piel, osea, que te ves rodeado de esquizofrénicos, psicóticos, en un abrir y cerrar de ojos, son los cuadros de las paredes. Los cuadros son hechos por los mismos pacientes. Nunca lo he preguntado. Lo sé. Para empezar no hay un estilo común, y las paredes están llenas de cuadros siempre. Me pasa en Montilla, donde voy ahora y en Granada, donde fui a un médico para la quijotera por primera vez. En Granada estaban colgados en el despacho del que me atendía a mí. Eran cuadros terribles, algunas imitaciones de van Gogh. Había uno de sus autoretratos chapuceramente hechos. Sentía miedo. Hoy, cuando voy a la revisión, sigo sintiendo el mismo horror indefinido por esos cuadros hechos por pacientes. Además estoy seguro que muchos son de personas que no han estado peor que yo en mis peores momentos, pero que se aferraron a la pintura feista, como yo me aferre a la escritura chapucera, como terapia contra el mal que nos acuciaba. Pero para mi son la muestra viva de la enfermedad mental colgada en una pared. Y siento miedo.
En las consultas privadas no pasan estas cosas. No se siente miedo, pero se siente asco. Después de ir a Córdoba durante un año al catedrático de la RAE, me busqué uno en Granada. La sala de espera solo tenía impolutos títulos y el nombre de los médicos. Había varias especialidades, por lo tanto la locura se diluía en la mediocridad de la enfermedad normal. Señoras de provincias que iban con sus visones al médico y que discutían en voz baja con sus maridos que las acompañaban. Música de los 40 principales como muzak, que si que hacía que te volvieses loco de verdad. Olor a colonia y a maquillaje. Como dije antes las consultas conjuntas diluyen lo interesante de la locura. Una vez oí en la sala de espera de Castilla del Pino un muchacho que le decía a su padre que podía hacer magia porque tenía poderes mentales. Yo estaba escribiendo en mi cuaderno. Tuve que apuntar la conversación. No se la reproduzco ahora, porque no recuerdo donde está y hace frío para buscarla. Pero el muchacho, un poco más joven que yo, decía eso convencidísimo. Malas pasadas de la mente. Yo nunca he creído tener un superpoder. Como mucho el poder de avergonzarme en público y por eso no salir a la calle ni a comprar el pan. Son cosas que se te meten en la cabeza, pero son reales. Como el poder mental de este chico. Si lo crees en tu cabeza, aunque sea mentira, será verdad para ti. El autoasco, las ganas de morirte, todo eso son potencialidades de la realidad, porque se hacen realidad en un suspiro. Tu carne es lacerada por el cuchillo en dos segundos y dejas de existir en cuatro. Es el miedo y el asco. La vida tiene la culpa. Hay días en que la vida es insoportable. Hoy no creo que sea un día de esos. Llueve, no veo cuadros, son las dos y media y hace poco que me acabo de levantar. Pero esto cansa un poco. No tener ilusiones cansa. No fiaros del que os diga que disfrutéis de las cosas pequeñas de la vida. No es porque se conforme con poco. Es porque son condescendientes con vosotros y os toman por estúpidos. Yo ya sé disfrutar de las cosas pequeñas de la vida solo. Y el resultado es una mierda. Llevo así demasiado tiempo.
Hoy solo quiero que me den la razón. Las discusiones para otro día, aunque lo que si se admiten son insultos, esos los encajo mejor.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Mi clase de 1.º de EGB



De izquierda a derecha y de arriba abajo.

1 Fila: Yo, Julio, Fernando “Chapeo”, la señorita Mari Carmen con Ana en brazos, Marina, Raquel e Isabelita

2 Fila: Osuna, Mari Carmen “de Baldomero”, Manolo “el Chivo”, Pepito “Jardinero”, Francis y Rafa Ramírez “Felipe”.

Entre 2 y 3 Fila: Juanito “Rabiche”, Miguel Ángel y José Manuel.

4 Fila (contando todas las niñas de abajo): Paqui, Isa Morales, Loli, Charito, Encarni, la “Puchi” y Tere.

Dénle y se pondrá la foto grande.


Ha llovido desde entonces. Para empezar nuestra clase de 1º ya no es una clase, es la Radio Municipal. Ya no hay escuelas en las Escuelas Reales. Esa foto es de cualquier día del año 81 u 82. Falta alguno. No veo a Diego, y Diego estaba con nosotros en esa clase. Porque yo hice de nube y él de sol. Me acuerdo como si fuese ayer. Además tuve movida porque llamé a su madre curiosa. Siempre nos miraba por la ventana. Pero eso son cosas de niños. De niños que no se callan. Yo ya no soy ningún niño, y sigo no callándome. Pero bueno, siempre seré un niño si me tratas con cariño, que decía Santiago Auseron en La Bola de Cristal. Soy más prudente, aunque no mucho.

Me acuerdo de todos más o menos. Es fácil en un pueblo. No le pierdes la pista a casi nadie, a no ser que se vayan. Osuna y José Manuel se fueron. Nunca los volví a ver. Paqui se fue más tarde, pero no sé si la reconocería hoy. El resto estuvieron conmigo algunos hasta octavo de EGB, y algunos hasta el instituto, no les digo más.

Algunos son hoy amigos míos. Siempre lo serán. O por lo menos los tendré como tales. Con Julio pasé toda mi infancia en los aledaños de la imprenta. Con Miguel Ángel, con Fernando, con Manolo estuve en el Llano de San Rafael alguna tarde que otra.

Es muy extraño vernos ahí, cuando éramos tan niños y los derroteros de la vida. Como hemos acabado unos y otros. Bueno, a lo mejor esto de acabar no es la palabra indicada. Más bien hasta donde hemos llegado hasta ahora. Si les digo la verdad muchos ni se lo que hacen. Con algunos me paro a charlar, claro. Sobre todo con Manolo, que fue quien me sugirió que publicara esta foto que se me antoja tan lejos, tan cerca. Lejos en la distancia del tiempo, pero cerca en sensaciones. Estoy simplificando mucho, claro.

La clase era típica clase de escuela franquista, pero al que los colores chillones de unos nuevos aires de transición les habían llegado en forma de triángulos, círculos, cuadrados y rectángulos de colores, que era como se llamaba cada una de las mesas. ¿Yo era del triángulo azul? Parece una logia, pero era mi mesa. Las losas del suelo hidráulico eran grises y Burdeos, en contraste con las mesas y sillas, que ya eran de nueva hornada, verdes claras, como serían el resto de nuestra carrera escolar. La señorita Mari Carmen nos hizo desaprender lo que habíamos aprendido en parvulitos. Los conocimientos eficaces, quiero decir. Nos lo hizo olvidar a base de imaginación, historias y cosas bonitas. A las madres les preocupaba, creo. Era una mujer muy cariñosa con nosotros. Los viernes por la tarde, su marido, que era veterinario, iba al aula y nos contaba historias y nos tocaba canciones con una guitarra española. Eso, seguramente no estaba en los planes de estudio, pero daba igual, ¿no? Solo nos dio ese año, porque la trasladaron. Al año siguiente tuvimos a otro profesor, Don José Criado. Allí nuestra educación de hacer cuentas y dictados continuó su curso. Yo no aprendí a hacer cuentas bien hasta que tuve 18 años, por si les sirve de algo el dato. Y aprendí por las cuentas del súper cuando me fui a vivir fuera de casa. Supongo que la función hace al órgano.

Yo fui un niño feliz, pero a la vez fui un niño raro. En esa foto era feliz, que duda cabe. Y seguí siéndolo. Se metían conmigo un montón para hacerme rabiar. Claro, era un raro, jejeje. Pero eso creo que fue más adelante. En primero de EGB uno no se distinguía mucho de nadie, ¿o si? Ahora veo a los niños pequeños, a mis sobrinos y si que son diferentes. Se nota mucho en los cumpleaños. Invitan a todos los amiguitos y siempre está el cabecilla, el manipulador, los que le siguen y los que van por libre. Yo no sé si iba por libre o iba a la contra. O seguía la corriente. No tengo recuerdo de ese tipo de conflictos mentales. Si era conflictivo porque tenía muy mal genio, cosa que no se me ha pasado con la edad. Sigo teniendo un pronto muy malo. Lo bueno es que se pasa enseguida. Y desde que cuido mi ansiedad ese tema va mejor.

No sé, mi madre decía que me engañaban siempre. Que me iba a la escuela con un coche metálico y volvía con un pito de plástico en forma de pájaro. Me acuerdo de ese cambio, no de muchos otros que dice mi madre. En ese cambio salí ganando, porque a mi me gustaba más el pito de la palomita que tenía un artilugio que daba vueltas.

Si, siempre fui raro…


Al final he acabado teniendo un blog.

 
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