En la tarde de los domingos las grutas se eternizan. Todo está quieto, gris, deformado por el tedio. Parece que escribo una tesis sobre el tema. Hoy nos han robado la hora regalada allá por Octubre. No parece gran cosas pero varía los ciclos circadianos de una forma rara. A mí me ha provocado aún más ansiedad, y eso que me he levantado a las 10 de la hora actual. Que sea tan tarde no me gusta. Que el ocaso más tarde menos aún. Hago un trabajo en la imprenta y grabaré esto en un disquete. He puesto disquete porque así me lo ha sugerido el corrector del procesador de textos. Disquete, como donete o motete. Aquí los dominios del Windows se han de ir hasta 1998, cuando el mundo era más joven. La música suena y los metales poderosos no transportan a otras épocas. La actual es igual de innoble y churretosa que las otras, ténganlo por seguro. ¿La civilización no es acaso una entelequia de los filósofos? El avance tecnológico de nada sirve si solo el 40% de la gente cree en la ciencia. En la pueril superchería creen muchísimos más. La barbarie solo se ha hecho más precisa. Ya se puede matar a alguien desde un despacho, con solo apretar un sencillo mecanismo. Y yo no aplico la barbarie, sencillamente hago una tarife de precios de una panadería. Tarta de yema tostada y almendras. Hojaldres. Roscos de anís. Y no tengo hambre. Solo quiero dormir. O anularme, lo que sea más sencillo.

La vida mameluca es un eterno error… El último bien gordo. La he cagado con el Emule. Me va muy lento y es porque me decían que instalara la nueva versión… ¿por qué haré caso a estas tonterías?

Soy una persona que se atormenta fácilmente. Le doy vueltas a las cosas, y cuando entro en un cuadro de ansiedad genelarizada, suele ser por un pego (pego en mi pueblo es tontería sin importancia) me afecta mucho y me deprimo. Me dan un ID bajo y es una cosa mala, parece ser. No me entero muy bien de las cosas de la informática. Yo solo sé diseñar cosas, no darle a unos numericos o unas letritas que salen. No entiendo nada.

Y es que yo soy mucho de cometer errores. No voy a entrar a explicar los errores que más me han atormentado, sencillamente explicar el método (tonto, que le llaman) mi particular teoría de errores. Si en la vida hay algo que elegir, algo a lo cual optar, yo escojo casi siempre la casilla equivocada. Y cuando me quedo con la correcta, ya la cagaré más adelante. Los caminos equivocados son los más transitados por el menda, pero cuando he ido por uno bueno lo he disfrutado de verás (aunque no se me note), pero la llamada del error, la desviación típica de mi vida hace que mi felicidad sea una campana de Gauss que apenas se levanta dos milímetros del suelo… bueno, del eje de oordenadas…

Que pensamiento más espeso.

Parece chapapote…

No te sueles dar cuenta de cómo te afectan los días de la semana. Es un ciclo tan repetido que no le damos importancia. La mayoría de la gente odia los lunes, pero es porque tienen que incorporarse a sus obligaciones. Pero solo es por el dichoso ritmo de la vida actual. Los domingos, sin embargo, te crean una sensación innata de rechazo. O por lo menos a mi me pasa. Tienes cuerpo de domingo. Una opresión en el pecho, una luz diferente, sensación de tiempo paralizado… definitivamente un día feo, aburrido y deprimente. La ociosidad es buena si es única, exclusiva. Es nuestro pequeño chip egoísta. Queremos ser solo nosotros en algo, en la diversión, en decir: “Mira ese pringao como se parte el lomo”. Pero los domingos es como obligatoria la ociosidad. Descansas de divertirte los sábados, o de trabajar durante la semana. Los que sois, y habéis sido, estudiantes sabéis que los domingos son largos. No dan nada en la tele, pero te gusta todo, por no volver a los libros, porque se te hace muy cuesta arriba. A mi me gusta ver la Fórmula 1 por ese motivo, una distracción en el mediodía del domingo es fenomenal. Ojalá me gustara el fútbol, o dar paseos al sol. Sería entonces un forofo de los domingos. Pero mi vida es triste y ésta se eleva a la enésima potencia los domingos. El día del sol. El día del Señor. El día de la Santa Paciencia. Y es como decía en su sabía sentencia a colación de los domingos, paradigmas del mal rollo, el pensador murciano Francisco García: La Humanidad es como un domingo de verano, triste y ordinario… Y lo mejor del domingo es el colofón… Cuarto Milenio, del que ya les hablaré otro día…


Y emcima el fotolog está muerto...