Tomorrow never knows… Cosas locas en la madrugada
Cosas locas en la madrugada. Podía ser un buen título.
Hoy ha sido un día extraño. Resacoso de haber aprobado el teórico me doy cuanta que hago K-2s de diminutos granos de arena, pero siempre he hecho igual. Yo no puedo decir eso que siempre dicen los concursantes de Gran Hermano: “Es que en la casa se magnifica todo”. Yo vivo en mi casa, que está en Castro del Río, y no en Guadalix de
Aparte de eso, mi viejo ordenador, heredado por mi padre, se ha escacharrao esta mañana. Mañana habrá que llevarlo a
Repito que ha sido un día extraño. Un día en el que las cosas no has sido normales, las cosas tenían una luminosidad rutilante y blanquecina. La siesta ha sido interrumpida y proseguida como si nada bajo el calor de la azotea. Sueños extraños sobre USBs y ordenadores descompuestos. Cuando la tecnología es tan avanzada es indistinguible de la magia. Es de Arthur C. Clarke y lo repito mucho, pero es que es verdad. Pero sé que no es magia ni superstición. Son cosas de esa gente tan peculiar llamados informáticos.
He estado escaneando revistas antiguas para una cosa y como se el proceso que se sigue para hacerlas (están hechas por mi abuelo y por mi padre en tipos móviles, en tipografía) no son ningún misterio para mi. Son fascinantes por su bonito diseño, por lo viejas que son y porque hoy muchas de esas páginas las podíamos hacer hoy iguales, pues tenemos las mismas letras, clichés y maquinaria.
Pero solo son recuerdos del pasado, que para mí este año ha sido presente, pues me he manchado las manos con la tinta de la vieja Boston.
El sueño no se acerca y yo querría dormir ya.
Hay cosas que me inquietan, como siempre.
Cosas que me sublevan.
Y cosas que me tranquilizan.
Tomorrow never knows…
¿Qué será el mañana?
Pues no lo sabemos, pero les puedo asegurar que no habrá nada nuevo bajo el Sol.