El rey Miramamolín siempre me gustó. No supe quien era hasta que lo miré en un libro. Era un rey moro del siglo el pum, pero lo que me gustaba era el nombre. Miramamolín. Al igual que la princesa Micomicona, del Quijote o el que mandó construir la Giralda, Abu Yaqub Yusuf, conocido por mi de crio por Abuyacuyusumerad-derbumer, en esas cosas que se te quedan para los restos. Y es que yo soy muy bueno al Trivial. Lo digo sin falsa modestia, pero tampoco con chulería. Tengo una gran memoria para los datos inútiles.
¿De que color es el sudor de los hipopótamos?
Rojo
¿De que color ven los erizos?
Amarillo.
¿Capital de Somalia?
Mogadiscio
Los nombres de las cosas nos subyugan. Lo misterioso, lo alegre, lo fatídico, puede estar encerrado en pocas sílabas. También lo jugoso, lo sugerente, lo macabro y lo feo.
Hace poco eligieron la palabra más bonita del español y salió amor. Vaya cagada, ¡vive Dios! Amor puede ser muy bonito lo que significa, pero como palabra no sugiere nada.
Mercachifle.
Mameluco.
Mamotreto.
Mequetrefe.
Miren sino si no son más bonitas que amor, libertad, paz, vida, azahar o libélula. Y son solo con la M. Una vez más la gente confunde el culo con las témporas, la velocidad con el tocino. Y es que el hambre se junta con las ganas de comer. Hay mono de profunditis et flipatensis. Quieren flipar con la profundidad mística de sus afirmaciones. Una mística pagana de sacarle el meollo a la vida, según parámetros de poeta muerto. El paradigma es una tipa que va a todas las lecturas literarias que se desarrollan en mi pueblo. Siempre, siempre pregunta. A quien sea. Sea poeta o narrador. Preguntas enrevesadas, más vacías que los estantes de mi nevera. Lugares comunes de despropósito y desvarío. No sé como se llama, ni me importa. Pero personifica el afán de la auto búsqueda de si mismo por las vías standard. Que la vida sea un mierda muchas veces no es asumido como se debiera. Las cosas te pueden llenar o no (entendiendo llenar desde entretener a llorar de disfrute pleno), pero que no te llenen por el mero hecho de que es lo que te venden o es lo que dicen los demás. Hay que aprender a ser sinceros con nosotros y con los demás. Y ustedes me dirán: es que eres un elitista pedante. No amigos, combino con pericia lo sesudo con lo liviano. Lo mismo me escucho un libro para vihuela de Mudarra que mi disco preferido de series de televisión, igual leo un ensayo de Dawkins que Martínez el Facha (que malo, pero que malos son esos tebeos, jajaja). Lo importante es que te guste. Yo veo House, Supervivientes, el Tomate a ratos o Saber y Ganar, las pelis más novedosas y los thillers más chapuceros de Hollywood. Da igual. Hay cosas buenas y malas en lo que leo, oigo y veo. Pero me gustan porque me gustan a mí, no al vecino. Yo creo que hay mucha gente que actúa como yo. Pero también miles de tontos del haba que tienen gustos prestados.
Me gusta la palabra periquete, lo que tardo en terminar este escrito tan prolijo e ímprobo. Jejeje