El último post: se acabó lo que se daba
Hola, amigos.
Bienvenidos al mundo lerdo de
Mameluco.
Hace mucho tiempo yo era blogger.
Pero lo dejé porque casi nadie me leía.
Hoy, cuando descubro que da lo
mismo, empiezo de nuevo.
He escrito de poesía y
literatura, de filosofía y de política, de música; pero nunca realmente he sido
lo que soy. Un mameluco. Postearé de lo que me dé la gana y cuando me venga en
gana. Seré un grado de libertad del sistema.
O lo que es lo mismo. Para los
que me conozcan seré más Mameluco que nunca, y para los que no... ya me irán
conociendo.
De nuevo... bienvenidos.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Así empezaba esto un 1 de marzo
de 2007. En realidad era un 28 de Febrero por la noche, pero bueno, salió
publicado en la madrugada. Recuerdo que llegaba de una estancia en Donosti con
los primos vascos. Acababa de terminar una carrera que me arruinó la mente y
necesitaba dar salida a las tonterías que tenía dentro.
Hoy pasados 5 años, y ya saben que lo decidí hace algún tiempo, cierro el chiringuito. Ya no siento esa necesidad de plasmar en letras y títulos mis payasadas. El Facebook está para eso ya, o en Tumblr o el Pinterest o la madre que los trajo. No me arrepiento de las cosas que he escrito. Hoy alguna no lo hubiera sido igual, ni diría lo que dije, a lo mejor, pero eso supongo es que uno se hace viejo, y a más viejo, más pellejo. Soy el mismo gruñón, el mismo tiquismiquis, pero más calmado. Es extraño, pero más calmado por la rabia. No necesito indignaciones de los demás, sólo saber masticar mi ira. Y después escupir. Mi forma de esputar antes era escribir post sobre todo lo que se ponía a tiro. Ahora, desde hace meses, el verde manzana agoniza, como un pez con la pecera sucia. Ya no me sirve. Aquí he disfrutado muchos buenos ratos, con mucha gente, eso es así. Pero quiero resaltar, hoy, el último día a una serie de personas que han contribuido de forma muy especial al simpar desarrollo comunicativo que aquí hemos vivido. Unos más que otros. Voy a recordar a los fundamentales (por supuesto hablo del blog), muy pocos, porque muchos son los que han participado durante estos años y a los que doy las gracias.
Hoy pasados 5 años, y ya saben que lo decidí hace algún tiempo, cierro el chiringuito. Ya no siento esa necesidad de plasmar en letras y títulos mis payasadas. El Facebook está para eso ya, o en Tumblr o el Pinterest o la madre que los trajo. No me arrepiento de las cosas que he escrito. Hoy alguna no lo hubiera sido igual, ni diría lo que dije, a lo mejor, pero eso supongo es que uno se hace viejo, y a más viejo, más pellejo. Soy el mismo gruñón, el mismo tiquismiquis, pero más calmado. Es extraño, pero más calmado por la rabia. No necesito indignaciones de los demás, sólo saber masticar mi ira. Y después escupir. Mi forma de esputar antes era escribir post sobre todo lo que se ponía a tiro. Ahora, desde hace meses, el verde manzana agoniza, como un pez con la pecera sucia. Ya no me sirve. Aquí he disfrutado muchos buenos ratos, con mucha gente, eso es así. Pero quiero resaltar, hoy, el último día a una serie de personas que han contribuido de forma muy especial al simpar desarrollo comunicativo que aquí hemos vivido. Unos más que otros. Voy a recordar a los fundamentales (por supuesto hablo del blog), muy pocos, porque muchos son los que han participado durante estos años y a los que doy las gracias.
A Ana Boyero, Arándanos of my heart, porque me enseñó el poder de un blog, a como funciona y a sacarle el rendimiento más pleno. Porque me estimuló para ser mejor escribiendo posts, guardaré muy buen recuerdo de ella siempre. Y porque tiene un talento increíble narrando.
A Ramón Rodríguez, mi AMIGO Ramón, que empezamos con mal pie en el
Blog de Arándanos, y pese a múltiples idas y venidas de uno y de otro siempre
hemos mantenido el contacto, y siempre será mi brotha in da house, rapeando que
es gerundio, o haciendo pastiches. Y porque es otro talento, aunque a él le
cueste verlo.
A Ubé, al Hombre Invisible, al señor Botijo, del que sólo he recibido generosidad, aliento, humor del que nos gusta a los dos y buenos ratos. Otro que derrocha talento -en sus collages- por todos los poros de su piel.
A Fuensanta y a Mobesse, porque aún sin estar de acuerdo en muchos planteamientos, siempre me han comentado con cariño, como con candor hacia el hijo revoltoso, con un tacto y una hospitalidad que se hizo patente una noche estrellada de calor sofocante en los Campos de Ulea.
A las hermanas Lorente, Gata y Ster, fans incondicionales de servidor, amigas queridas y gente bondadosa, que siempre también han estado animando y cuidándome, la mayoría de las veces exagerando la calidad de mis pamplinas, pero se agradece.
A Rasko, del que he perdido todo contacto, y que me hizo profundizar en mis gustos y en mi RESPETO a los CLÁSICOS. Pero que no lo quiero olvidar ahora.
A Ana Chévere, Ana Echeverría, que escribe como los ángeles, y que se fue en busca de otros medios y dejó su blog abandonado. Suerte que seguimos en contacto por FB y hasta me hace comprar revistas para leer sus artículos de Sherlock.
A Manolo Millán, a mi amigo de
toda la vida, Manolo, el chivo, por
ser uno de mis primeros lectores en mi pueblo, por poder hablar siempre con él
de las cosas que pasaban aquí de tú a tú.
A Laura, a la que no habréis visto por aquí, pero que me ha apoyado – y sobre todo escuchado- en lo relativo a mis nuevos (y etéreos) proyectos, y me ha animado a consolidarlos en mi mente.
Ya el verde caerá como el Sol por el poniente, y lo que vendrá será la oscuridad. La oscuridad será propicia para los nuevos propósitos, queridos amigos. Abandono el complicado mundo de la reverberación autocomplaciente para dirigirme a otro, quizás más intricando, cansado, en el que seré más inconstante y peor, pero me da igual. Todo lo que haga a partir de ahora será por y para la imaginación; escribiré ficciones, sueños, castillos en las nubes y ejercicios de misterio. Trazaré con sangre mis textos y lo secaré con polvillo de triturar huesos. Buscaré Kadath… a partir de ahora, y cuando me anime a poner algo, aquí me encontrarán.
Ya está todo el pescado vendido, se acabó lo que se daba. Lo hemos pasado bien, pero la agonía del final me ha obligado a parar.
Gracias de nuevo a todos por estos cinco años.