Olor a Zotal y AGUA PARA TODOS
Como soy una persona pesimista, negativa y resentida he llamado así a mi mini-crónica murciana (perdón por el chiste malo). Trabajo, agua para todos, calor y olor a Zotal. Nada diré de cómo siendo unos anfitriones muy buenos Gregorio y Rosa, Fuensanta y Fernando (que tanto montan, montan tanto) me han recibido como siempre que he ido a Murcia, antes y ahora, o sea, muy bien.
Como ya está bien de decir cosas bonicas, soy, repito, repito y vuelvo a repetir, soy un ser bobalicón a la par que mezquino, como el buen soldado Švejk, diré lo que me decía Paco Merino (hermano del lector anónimo, que no es tan anónimo y que se llama como mi abuelo) y es que Murcia está lleno de fachas. No, reformulo el axioma, está lleno de peperos. Acostumbrado a Granada, me dirán ¿Cómo es que es que te llama tanto la atención? Primero, porque en Granada existe eso que a lo que algunos llaman Franquismo sociológico, y es que son más carcas y provincianos que otra cosa. Gente rancia que te mira mal. En Murcia son de esa especie de bronceados y sonrientes adalides del capital, llenos de dientes podridos, pero restituidos por unas fundas pagadas por todos y cada uno de los ciudadanos, deudores, aunque a ellos no les guste reconocerlo, de la cultura del pelotazo del Felipismo (hubo un tiempo en que la culpa de todo no la tenía ZP, sino Felipe González). Huele a ladrillo, a planes descabellados. Huele a Zotal, como la habitación del hotel donde me he hospedado. Desinfectante que mata también a los huéspedes, parece ser. Agua para todos. El agua, siempre el agua. Arma arrojadiza cuando llegan las elecciones. Por cierto, el Segura parecía más río que nunca, no de aguas siniestras y obscuras como noche de lobos, sino con su color amarronado, típico de remoción de las lluvias. Eso sí, cruzando por el Puente Viejo, no se sabe si el Segura sube o baja. Paradojas. Aguas para sedes (de sed) equivocadas. Cambian agua por cemento Portland. Paisajes singulares por complejos delirantes.

Polaris no es un relato de Lovecraft en
Ese es su modelo y a la gente parece que les gusta. Igual es que ven demasiado Intereconomía o vayan ustedes a saber.
Lo mismo es que el mundo se ha vuelto loco y ese es el camino de los hombres en el levante. Y mis elucubraciones están por poniente, en una dársena, mirando al sol del atardecer, que se pone en la jamás hollada Kadath.