lunes, 31 de octubre de 2011



Hola, amiguitos. Con esto del cambio de hora y que la cabeza me barrunta miles de cosas como ya expliqué ayer estoy que lo tiro todo por la ventana. Dos actualizaciones en dos días consecutivos. Inédito desde hace muchos años.

Esta noche hablaremos del gobierno.
 
Como ya hicieran Tip y Coll en la televisión les contaré lo que me dé la gana a mí, que para eso soy aquí el que paga las facturas de este chiringuito. El otoño se presenta potente, queridos. Y ya no hablo de mí y mis cosillas, sino el panorama general en el país. Se nos avecina un chaparrón de despropósitos, de mentiras, de brindar con los astros y de cantar las cuarenta. Arrastro, que dirían en la Subasta (o el subastao). Las cartas sobre la mesa son una lista de siglas y señores y señoras todo el día hablando de cosas que podrán interesar a un sector de la población, no digo que no, pero si prohíben fumar en los bares por el bien de todos, también deberían prohibir la precampaña, la campaña y la jornada de reflexión, porque vamos a ver: aburre.
En este mundo se puede ser de tó menos pesao, que dice el adagio con mucha razón. Si lo que defienden son unas ideas concretas que se han consensuado, que se pasan al Word, se le pasa el corrector ortográfico y se saca en una memoria ¿por qué tanto hablar? Si se ha de elegir entre cosas diferentes pues muy bien. Que lo den por escrito.
Mi propuesta es la siguiente, si nos tienen fichados por un número llamado documento nacional de identidad pues que nos hagan una cuenta de correo a todos los españoles, a todos los que llegados el 20N tengamos el derecho de votar (o no). Con la forma XX.XXX.XXX@españa.org cada uno tendrá su buzón listo para recibir en formato portable document format  o pdf (es el estándar ISO -ISO 19005-1:2005- para ficheros contenedores de documentos electrónicos con vistas a su preservación de larga duración. Fuente: Wikipedia) con el programa de todos y cada uno de los partidos políticos del cada vez más mermado espectro hispano. Mermado entre otras cosas porque tienen que reunir 35.000 firmas partidos que a lo mejor no llegaron a esa cifra ni de lejos en los últimos sorteos electorales.
Con esos archivos ya cada uno que obre en consecuencia. Yo les daría al spam a todos los mayoritarios, o sea, a los que consiguieron algún escaño, y vería que ofrecen los que nunca llegarán a ser una opción.
Solo he pensado, disculpen en la población que utiliza Internet, pero claro, escribo desde un blog y son el público al que me dirijo.

Esta democracia (a la que ya bauticé como pseudodemocracia neoliberal hace ya algunos años) sólo quiere saber lo que opinan cada 4 años, y es por un interés loco en la perpetuación lampedussiana de un sistema resquebrajado. Lo que se entiende como el gobierno del pueblo –si traducimos del griego a la gornú- es en realidad la gestoría de los pagadores de impuestos. De eso se trata el embolao. Mucho se ha hablado –a colación de los indignados- de que el PP y el PSOE hacen lo mismo. Pero me gustaría ver a mí qué harían los que tanto se quejan de su minoría en las cámaras por la injusta ley electoral si tuviesen la sartén por el mango –es fácil decir cuando no hay posibilidad-. No, no les estoy insuflando oxígeno a los mayoritarios, no, no es eso. Estoy diciendo – o más bien preguntándome- que qué harían si tuvieran que lidiar con el capital, con los bancos, con las multinacionales, con Bruselas, con Washington, con la bolsa, con los países musulmanes, con los iberoamericanos y con el sursum corda. ¿Qué cosas pueden cambiar si has llegado al poder (una hipótesis de trabajo) sin ser de los de siempre, pero jugando con el juego y con las reglas de siempre? A los políticos se los elige, bien es verdad, pero a los otros que he enumerado y que mandan más que cualquier ministro ¿los han elegido ustedes alguna vez? Porque yo no.
Querer cambiar las cosas desde dentro creo que nunca ha tenido demasiada eficacia, porque como en la mili de antes, el valor se le supone -yo me lo supongo-. ¿Cuántos políticos honrados con un discurso definido y que hayan tenido la ocasión de sentarse en la poltrona sin caer en corruptelas, juegos de niños, payasadas, pataletas y disparates han visto ustedes? Vuelvo a contestar yo si me permiten: ninguno. Al 15-M se le acusó de promover la abstención y ellos, muy dignos entre tiendas de campaña y bongos, lo negaron. Si no te gusta un sistema y estás indignado ¿por qué apoyarlo? Muchos dicen –como si hubiesen estado de maquis- que se ha luchado mucho para conseguir esto. ¿Esto? vuelvo a repetir ¿quién ha luchado para conseguir un país crispado lleno de políticos ineptos y avarientos usureros? Creo que sólo los políticos lo hicieron. Algunos –muchos- lucharon por unos ideales en sus tiempos. Otros tantos lucharon en contra de una dictadura –menos de los que se cuelgan medallas hoy-. Pero para reconducir el país a un sistema parecidísimo a la alternancia decimonónica sólo habrán luchado –que ni eso- los que quieren la libertad personal vigilada y la libertad del capital con el candao bien abierto. O sea los políticos y a los que les interesa la cosa así.
Cuando se llega al poder las cosas se olvidan con facilidad. No hay nadie que les sostengan los laureles pero a la vez les diga: sólo eres un político, tu tiempo está contado, tempus fugit. No, la avaricia, la ceguera del poder hace que se crean indestructibles, o lo que es peor, infalibles cual Papa de Roma –que tampoco es que no falle el hombre-.
¿Quién sale perdiendo? Para empezar, como en las guerras, la primera víctima es la verdad. Si se niega la mayor, el sentido común es incompatible con gobernar, pues la razón se basa en lo que es objetivamente mejor. Mejor para todos, claro. Estamos hablando de democracia, no de la herencia del tío Bartolo. Poner bien los pies en el suelo es un ejercicio que por miedo, por asco o por falta de ética, no practican mucho los políticos. Las ideas pierden igualmente. Ya no se entrelazan con la acción, sino que son los difusos cimientos románticos para tener una base para tener un empleo bien pagado. Ni hay socialismo, ni comunismo, ni tan siquiera democracia cristiana. Son cosas del pasado. La única verdad el liberalismo económico, que intentan esconder dando palos de ciego en eso que se llama política social. Solo hay recetas basadas en lugares comunes. Remiendos y parches para tener debates en televisiones, radio y prensa.
Lo peor, después de todo, no son los políticos a lo mejor, sino la gente que los sustenta, y cayendo en el tópico más rastrero decir que cada pueblo tiene el gobierno que se merece.

Yo no tengo soluciones globales. Lo he dicho mil veces, pero en mi cabeza, aunque algo perturbada, tengo la noción de qué debería hacer, y eso hago. A lo mejor las cosas no son como las digo o quizá me digan exagerado. Pero yo, como los hermanos de la peli de Spike Lee, doing the right thing. Y ya.

Eso es lo que pienso, y como mi cabeza es una dictadura mameluco no quiero oír matizaciones, comentarios ni nada parecido.

No es que les prohíba opinar, sólo que no les haré caso.

domingo, 30 de octubre de 2011

Budas imaginados entre otras cosas...


Cuando las cosas no van demasiado bien reacciono siempre igual, pero a la vez diferente. Me da por distintas cosas.
El insomnio si es recurrente, pero las cosas que pienso son diferentes. Cuando hay un tema concreto que me trae por la calle de la amargura, masco la situación –casi siempre es un rollo mental de retroalimentación de despropósitos-, pero otras pienso en cosas que haría si tuviera ímpetu y ganas. Son cosas bonitas, no se piensen. No implico a segundas o terceras personas, sino que son propósitos de enmienda que sé sin lugar a dudas que al día siguiente se habrán escapado por el sumidero extraño de lo vigil justo antes del sueño. Invento personajes, diálogos o tramas. También ideas para cuadros, tebeos y chistes. Todo es un espejismo.
Ahora mismo, justo antes de emplitarme, siento que dormiré en seguida, pero el error volverá y aunque haya una horilla más esta noche –nos devuelven los que nos quitaron en primavera- muchas veces no me duermo porque no quiero que el mañana alcance la estancia. Ojalá el mundo siguiera eones ahí fuera, tras las cortinas, tras las persianas venecianas, tras las rejas de hierro que impiden mi huida –estaban aquí por una tienda antigua, que yo no conocí-. Quiero dormir y dormir y que mañana no sea domingo, o si lo fuese que fuera un domingo de 1982, cuando el pequeño Mameluco garabateaba folios y soñaba con los Budas gigantes. Ir a Afganistán donde una caravana me llevaría a ver esos Budas, hoy destrozados por las mismas manos que los tallaron en roca viva, la de los hombres. No son los mismos hombres, pero hombres al fin de al cabo. Es como si el yo lo pongo yo lo quito se repitiese para siempre. Pienso en las estrellas, y en el centro de la Tierra. En la evolución de las especies y en los dioses inventados que se me antojan más reales que los que nos quieren hacer pasar por auténticos. Me acuerdo de cuando fui feliz no siendo yo sólo. Reflexiono sobre todos los errores cometidos hasta llegar al día de hoy. Esta tarde estaba triste. La ansiedad me comía, pero en cuanto me pongo delante de los apuntes quiero huir de nuevo, y mi mecanismo de evasión es, nuevamente el sueño. No puedo actuar como un autómata solamente por la existencia de la voluntad. El triunfo de la voluntad es algo vedado para mí, y que sólo se me permite en extrañas ocasiones, por alineación de planetas o algo que escapa a mi humilde compresión de gordo materialista y sentimental.
Aquello que en un día es un océano, mañana puede ser un arroyo, que a su vez se puede convertir en uno de esos ríos enormes que abundan en Asia y América.
Arrojo mi ceniza a mi Ganges imaginario, creyendo que la rueda del Dharma obrará milagros sin tener que morir para ser otro. Pero enseguida me replanteo la cuestión. No quiero ser otro, quiero ser yo. Y eso es un inconveniente, claro. Si tuviera que pasar la supervisión de un operario me enviarían al desguace, al contenedor de basura orgánica o harían jabón con mi barrigón de descomunales hechuras.
Voy a ver lo que pienso hoy.
Sin duda en este post. En su falta de comentarios y en que sólo lo que pienso me hace ser real. Y los pensamientos y la realidad se dan de bruces.

Budas Gigantes, ¡venid a mí en la madrugada donde nos regalan lo horeja perdida!
O si no, mañana estudiando miraré a las resistentes moscas o a la calle, que estará desierta por ser domingo.

martes, 18 de octubre de 2011

(sin) Variaciones




Mediodía.
Glenn Glould inunda la habitación en semipenumbra y llena de botellas. Impertérritos miran las pegatinas de la torre del ordenador a la pantalla, buscando algo que no sea Facebook o Wikipedia.
Las cortinas y las persianas venecianas paran la luz demasiado brillante para ser el otoño que yo espero. Mis “jechuras” de oso me llevan por el camino de que el invierno es inminente y pronto tocará dormir hasta bien entrado Marzo. Como de una forma oportunista, en el sentido etológico de la palabra. Una forma más de imaginar a estas horas en las que Bach ha descendido por la banda ancha las variaciones Goldberg que no he de estudiar esta tarde. De hacerme la fútil ilusión de que mañana no tendré que hace un viaje en diferentes fases. Castro del Río – Granada . Estación de Autobus – Paseo del Salón. Paseo del Salón – La Zubia. No, inexorablemente, si no muero antes en sueños o me estalla el corazón, haré de la rutina hecho autobús mi Miércoles.
Todo el hartazgo vital acumulado en los 35 años que llevo respirando aire se manifiesta estos días como si esa desidia fuese un “indignado”. Yo ya no me indigno ni con mi propia colmatación de defectos mentales, pues afloran con el tejemaneje cholil del estudio, aparte de por otras cosas que por confidencialidad, vergüenza y honestidad me callaré. No comprendo muchas cosas que me ocurren. La ansiedad viene ya hasta de una forma desganada y perezosa, dándome intervalos de malestar intenso y calmas chichas de auténtica  desesperación tranquila.
No nací para estudiar y es lo que llevo haciendo toda la vida. Solo los interludios entre los apocalípticos momentos de codo en mesa, me ha dado la cordura suficiente para plantearme las cosas y decidir el camino a seguir.
No sé hacer nada con lo que pueda vivir sin pasar agonías. Hoy el saber por el saber está muy mal visto, salvo en los concursos de la tele.
Tararea Glenn Gould y las telarañas de mi cabeza enredan solo recuerdos ácimos, como los panes sin levadura. La fermentación o destilación de mis peores humores sería lo conveniente, pero como conservados en formol de feto flotante, el pasado reverbera todos los días haciendo que los dolores y cicatrices no curen, y que la saturación de inseguridades se mantengan en el nivel potenciométrico de hace seis años.
Mediodía.
Tarde y noche.
Mañana.

Será otro día.
Habrá que buscar la variación.Habrá que improvisar el arte de la fuga.

 
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