
Todos los bienes del mundo
pasan presto en la memoria
salvo la fama y la gloria
Juan del Enzina
Esos reyes poderosos
que vemos por escripturas
ya passadas con casos
tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas; assí,
que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
e perlados,
assí los trata la muerte
como a los pobres pastores de ganados.
Jorge Manrique
[Las reliquias de Juana de Arco son la falsificación de una momia egipcia ]
Tras leer esta noticia sientes el alivio de la demostración de lo que intuyes. Yo no creo en la vida eterna ni en ninguna idea de trascendencia espiritual. Lo que si creo en la vida de la fama que glosara Jorge Manrique, entre otros. O como aquel Todos los bienes del mundo de Juan del Enzina. Y a mi la verdad es que la vida de los santos siempre me fascinó, especialmente la de Juana de Arco. Una menuda muchacha que quería matar ingleses porque alucinaba en colores. La verdad es que los ingleses y Dios no se han llevado nunca demasiado bien, jajaja. En esos casos en el que el pueblo ve santidad, casi siempre está en medio el delirio, la enfermedad mental, la psicosis, la paranoia… Son gentes raras a los que el populacho tan voluble como ya comentamos otro día, tienen miedo y veneración. Las autoridades eclesiásticas queman por lo sano, o sea cortan en la hoguera las herejías. Me he armado un lío con las frases hechas pero se entiende. Los santos que le gustan a la Iglesia son San Ignacio de Loyola, San Vicente Ferrer y otros santos beneficiosos para la fe. Otros son más incómodos. Santos que levitan y hablan con Dios. Es demasiado parecido a las tentaciones del Diablo para ser 100% verdad. Y es que lo que el Espíritu Santo ilumina, el Maligno ennegrece por detrás.