miércoles, 11 de abril de 2007

La curiosidad es mala consejera. Un científico no debería decir esto, pero bueno. Cuando un sufre, o se está reponiendo, de cuadros depresivos lo último que necesitas es la curiosidad sobre las razones. Ustedes me dirán que es necesario obtener la causa para prevenir el efecto. Bueno, es una opinión (que les asumo, jajaja). La retrospección puede ser dañina como un sorbo de ácido clorhídrico al 100%. Ahora, cuando parece que salgo del atolladero, le doy vueltas a las vueltas que daba cuando estaba deprimido. Y no es plato de gusto. Rememorar asuntos tales como tentaciones de autolesión o la completa falta de autoestima te hacen ver lo peor de uno mismo. Ya sé que soy débil, cobarde, pusilánime y pesimista a ultranza. Pero ahora mismo lo soy igual y no me siento tan mal. La desolación que se siente es difícilmente comparable a nada. La gente trata de restarle importancia y eso te molesta y te hace sentir peor. Quitarle hierro a los asuntos ajenos es tremendamente fácil. Lo de la paja en el ojo, ya saben. No engañarse a si mismo requiere más disciplina, dedicación y paciencia de lo que muchos creen. Yo soy paciente. Mis 12 años para acabar la carrera así lo confirman. 12 años de sufrimiento. No ha sido todo malo, claro. Las cosas maravillosas pasan en los descansos, en los remansos del río de la vida, que decía Manrique. Pero aún así las causas y los efectos se funden desde el recuerdo. Es un feed-back de adulteraciones mentales, o de extrema lucidez, según se mire. Los depresivos a través de la historia han sido gente complicada. Darwin, el mayor genio pensante de la edad contemporánea era uno de tomo y lomo. Se sentía culpable de no creer y postular cosas que contradecían las creencias de su mujer. Ian Curtis de colgó en una cocina después de ver una peli de Werner Herzog, no le llenaba la vida ni su mujer ni su hija. Robbie Willians es ahora más depresivo que estrella del pop. La gente que nos deprimimos somos más cada día. Eso es por que estamos ahítos de materia y sabemos que no existe el espíritu. Creyendo es más fácil, pero el autoengaño es mayor. Mi consejo de hoy es que:

4 comentarios:

Narrador dijo...

Buen consejo, aunque creo que andan sueltos suficientes tontos como para que el autoengaño tenga un publico receptivo de dimensiones respetables.

Anónimo dijo...

Mameluco, con el blog verde esperanza tan bonito que tienes. Mira, lo de los 12 años da igual porque escribes mucho mejor que cantidad de gente que se lo habra sacado a curso por año. Adema,si algun dia eres famoso te dra muchisimo juego (como lo de que eisnten suspendia las matematicas). Yo no te conozco mucho pero pareces un tio molon, me alegra que estes mejor :)

Anónimo dijo...

Einstein, ya sabes, ese judio de raza humana. Soy lo peor con el teclado o_0

Arwen_mge dijo...

Bueno, yo sólo llevo 8 años con la carrera, aún hay esperanza para mí ;).

¿Seguro que engañarse a sí mismo es tan malo? ¿No se vive mucho mejor en un mundo ficticio e irreal, pero feliz? Yo no lo sé, lamentablemente sólo miento a los demás...

 
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