Se hablan idiomas por señas
O ya me gustaría a mí. No hablo en ningún lenguaje bárbaro, solo en castellano de Castilla, con acento y giros de Córdoba, que es una provincia de Andalucía, para quien no lo sepa. Pongo, lo que considerarán la mayoría de ustedes una obviedad, por aquello de las entradas desde otros sitios del mundo donde nuestro idioma se habla y se lee.
Pulsen para leer mejor. El castellano a veces complica la vida.
Ahora me estoy dedicando a bajarme subtítulos para encajarlos en las series y películas que recopilo por Internet de forma completamente alegal y con el beneplácito de mi mismo y de una jueza de Santander, creo que era, con tal de oír la voz de los actores originales, que les puedo asegurar, son la mayoría de las veces más graciosos que la versión doblada. Digo la mayoría, porque los actores de doblaje son buenos , y algunos actores mejoran con la voz de cualquiera de los profesionales de poner voces. En muchos foros de páginas de subtítulos, lo que intuyo adolescentes, arremeten contra, por llamarlo en plan certero, el español, como castellano que se habla en España. No sé que ponía en otro día, pero me hacía gracia. Una leve parrafada llena de ks y de faltas de ortografía diciendo que nuestros subtítulos no eran chidos y que las películas dobladas por nuestros actores eran un asco. Es curioso, casi todos eran argentin@s o chilen@s y aquí, son legión la gente que encuentra el acento argentino irresistible. También están los inversos, claro. A los que nos repatean un poco esas elles y esa cadencia italianizada. De todas formas uno que ha leído literatura latinoamericana no se encuentra esa diferencia entre lo escrito y lo hablado, salvo en algunas palabras o giros fácilmente salvables. El caso es que ponían al español europeo, al original, a caer de un burro. Me dio entre risa, como les decía antes y un pelín de pelusa, valga la redundancia. Risa obviamente porque venían de un@as adolescentes o algo similar, que no saben ni donde tienen el ombligo, pero también algo de resquemor, pues, aunque sea un idioma impuesto por nuestro “glorioso” pasado imperial a sangre y fuego, nuestro idioma es nuestro, y supongo que sabremos como utilizarlo. Sospecho que ya se estarán riendo. Si, de cada tres palabras que oyen, cuatro son patadas al diccionario, pero ustedes ya me entienden. Yo sé que seseo como nuestros hermanos del Cono Sur, ya sé que digo sapato, sorsal, además de no acabar nunca los plurales de las palabras. Me como la s con patata. La palabra patatas era en plural. Pero aún así, si me pongo a leer puedo pronunciar como uno de Valladolid. En realidad, cuando leo, cuando escribo, leo con todas sus letras. Me estoy perdiendo. Lo que vengo a decir, queridos amigo (¿ven?, es que hablo como Carmen Sevilla, jajaja –es mentira- yo la primera s también me la como, ¡toma!) es que es raro que se metan con el idioma
de uno siendo del país de origen. Aquí nació el idioma que por los vericuetos de la historia han acabado hablando los que encuentran nuestro acento feo. Pero también da un poco igual. Los americanos lo hacen constantemente con los ingleses. Si, esos que parecen gangosos se meten con los ampulosos ingleses que parecen todos Francis Matthews del Follow me, o para quien sean más entendido en cine de terror, de la pelis de
A mí siempre me ha dado igual eso de los españoles sabemos hablar español, o castellano, que dirían los periféricos o los estrictos. Imagínense el inglés o el francés, o el idioma de Goethe. Hablo por mí, claro. Ustedes seguro que saben múltiples lenguas. Pero yo solo dominio la lengua del imperio, y no demasiado bien, pero mejor que cualquier adolescente del Fotolog. Porque recuerden, amigos, entre otras cosas mantecosas, utilizar el lenguaje sms, hace llorar al Niño Jesús.
Arrevoire como dijo Voltaire.
A otra cosa mariposa, y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.