sábado, 27 de diciembre de 2008

Shit Life 5.0


Iba a escribir algo de lo asqueroso que es el mundo. Algo gratuito. Algo que les revolviese las tripas al más pintado. Algo que hiciese parecer el estilo de Pérez-Reverte al del Padre Damián. Pero es inútil. Sería repetitivo y ramplón. Volvería a decir que este mundo es un valle de lágrimas, pero creo que la Iglesia Católica tiene el copyright, y esa gente no se anda con chiquitas con los derechos de autor. Más bien se andan con chiquitos a la hora de las misas. ¿Ven? este chiste es tan malo que debería guardármelo para mí, pero es gracioso que Jesucristo hiciera la transustanciación con pan y con vino. Sobre todo con vino. No eligió el agua, por ejemplo, que es de lo que está constituida la sangre. El pirriaque tiene alcohol, cosa de la que carece la sangre en estado natural, pero en una última cena, si sabes que los romanos te van a prender es lógico que quieras invitar a tus amigos a algo para ponerlos contentos. El chiste era malo, pero siempre es gracioso reírse de la religión, porque hace gracia, igual que los chistes de pedos y de gangosos. La vida al final no va a ser tan mierda. Nos podemos reír al toparnos con la iglesia, de los pedos y de los chistes de gangosos. Después hay cosas que no tienen ni puta gracia, como por ejemplo, cuando tienes cagalera. Aunque bien pensado, con el tiempo, cuando lo cuentas te hace hasta gracia, pero en el momento exacto en el que la vida se te va por el culo no es nada divertido. Y venga tomar Fortasec. No mola nada. Al final la vida va a ser una de cal y otra de arena, lo que pasa que nunca me entero cual es lo bueno, si la cal o la arena. La arena es un sedimento suelto con un tamaño de grano determinado y la cal es caliza en trozos, que la han puesto a cocer. A priori los dos cubos son de sustancias que asa. Otra cosa sería una de miel y otra de mierda. Por muy empalagosa que sea lo que producen las abejas es mejor que cualquier excremento. Vamos, digo yo. La vida, como escribí una vez en un poema, te da tazones de mierda. Ya sé que estoy siendo escatológico, pero es que soy bastante escatológico en mi vida diaria. Como iba diciendo la vida te da tazones de la rica golosina para las moscas verdes y no las querría yo para nada, a no ser que estuviera de obras en mi cazules. ¿Se han fijado que bello es el color de las moscas azules? Hay belleza hasta en la porquería. Quizá eso, la belleza en cualquier sitio, nos salve de quemar las naves. Y claro, los chistes de pedos. Porque reírse es lo que me mantiene con vida, por si no lo sabían.

3 comentarios:

Sarashina dijo...

Querido amigo, ¿has pensado en la arena, no como material de construcción sino como el suelo del mar, las orillas de la playa? Yo cuando digo arena, me veo el desierto, y lo puedo recordar sin imágenes falsas, porque lo he visto en vivo. Una belleza imponente. O pienso en la arena de las playas de Vera, blanca, limpia, caliente, en el tacto deslizante, en el olor a mar. Todo eso es de mi infancia y juventud. Ahora la cosa ha cambiado mucho. Y sí, la vida está hecha como tu dices, de mierda y belleza, de cal y arena. Todo hay que verlo y sentirlo. Ya ves que yo soy una vitalista, ¿lo habías notado?

Mameluco dijo...

Mi my cara amicca Clares le podría responder que he pensado en la arena de más formas de las que podría imaginar un imaginador de arenas medio, si es que ese trabajo, hobby o condena existiese. Le respondo en el animus jocandi con el que está escrito mi texto. Ya hablando en serio (todo lo serio que puedo ser yo) cuando me dicen de ir a la playa siempre digo no, que no me gustan los medios hostiles, jajaja. Para mí la playa lo es.
Ha nombrado un lugar donde lo he pasado realmente muy mal, monte arriba, monte abajo, viendo el antiguo delta. Y con el tono escatológico de la entrada, después me fui haciendo caca desde Vera hasta Granada y los hombres malos del Bus no pararon y yo lloraba (de lo que le hablo yo ya mis 24 añitos cumplidos)... 3 horas y pico de viaje de muerte, tras 3 días de estas por el campo pasando penalidades.
Yo conozco bien la arena, la arcilla, los limos, la grava. Sé la belleza de un atardecer en el Mar Menor y sus playas de mentira, conozco lo bien que sienta un bocadillo en el meandro de un río, de cualquiera, a la sombra, después de patear laderas. Conozco las playas, y como funcionan, y me gusta pasear en invierno por ellas todo lo que no me gusta en verano.
Soy geólogo, doctorado en geología de campo chapucera, con uno y mil golpes, con calor y frío extremo y con compañeros que son mejores que los de la mili, porque no prestan ningún juramento y te ayudan.

Sarashina dijo...

Doctor Livingstone, I supose. Qué aventureros sois los geólogos, los geógrafos, los insectívoros y los ornitorrincos. Lo mismo, lo mismo me pasó a mí volviendo en un taxi colectivo de Tánger, yo solica, en un país musulmán, pa que veas, y terminé en Findaq, cinco kilómetros antes de la frontera, en un bar lleno de tíos viendo un partido Madrid-Barca, o algo similar, en un retrete marroquí que son de lo más, con cubo y grifo para ya te puedes imaginar qué. No me arrepiento del día en Tánger, ni del viaje en taxi colectivo, ni de nada. Los exploradores tienen esas cosas. Si yo te contara. Cuando eres una mujer, y más si eres joven, pasa de tó. Afortunadamente, una se hace vieja pelleja y siguen pasando cosas, pero ya vas mejor, te vuelves como algo invisible, lo cual es un burka para los demás y un puesto de observación del mundo para la susodicha- Y esto es de riguroso género, te lo aseguro.

 
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