jueves, 22 de octubre de 2009

Moscas

No sé el por qué. Será que el otoño avanza a buen ritmo o que el viento es malo para los seres alados, pero las moscas en estos días están más pesadas de la cuenta. La mosca es un insecto curioso, pues menos a los muy fóbicos con los insectos y/o con la porquería, las moscas son como unos animales domésticos que siempre están ahí de un lado para otro sin que le demos demasiada importancia a menos que se nos posen sobre la carne desnuda del verano. Ahora, cuando ineludiblemente Octubre se dirige al cambio de hora del próximo fin de semana, las moscas zumbando más que nunca no nos dejan parar con una lentitud malsana y una constancia en el dar por saco digna de un inspector de hacienda. Se me antojan más negras las lentas moscas otoñales que tanto evocaban a Machado. Más oscuras como si su paso por este mundo llegará a su fin y ellas lo supieran. La verdad es que no hay muchas por aquí, pero las que hay son pegajosas odas a la parsimonia, a la lentitud, a la misma naturaleza del cambio estacional. Los osos se hartan de comida en sus bosques del Norte, esperando la hibernación, las ardillas recopilan sus nueces y castañas, pues el instinto les dicta que el gélido invierno vendrá inexorable. Las moscas, en los estertores de su ocaso, estorban, molestan, incordian y exasperan. Pero es que las pobres son de esa naturaleza. Ora una mierda, ora la comisura de los labios del que aquí escribe, y los que luego leen, que ustedes no se escapan. Moscas que formáis parte de nuestra vida. Insecto, junto al mosquito y a la hormiga, caseros y hogareños, discípulas de penates, lares y otros dioses protectores del hogar, que nunca desaparecerán de nuestras vidas, pues como decía Don Antonio:

yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.

Ni muertos nos libraremos de la mosca pertinaz, pero la naturaleza es sabia, y es que como dijo una vez una vieja por la tele: El día que no haya moscas, se acabará el mundo.

3 comentarios:

José Manuel Ubé González dijo...

Recuerdo la canción de Golpes Bajos, "colecciono moscas". Saco literalmente de internet: "En el Lejano Oriente era símbolo del alma desencarnada que vaga sin descanso de un lado a otro". Así que ya sabe por qué van dando la paliza constantemente. Lo que no entiendo es la tendencia del alma a estar en la mierda. ¿Le hará recordar su pasado corpóreo?
Saludos de moscón invisible.

Mameluco dijo...

Menos mal que creo que el alma no existe, Moscón Invisible, sino todos hubiésemos cometidos, en caso de ser las moscas almas en pena, almicidio en grado de tentativa, por lo menos. Yo estaría bien condenado, porque he matado moscas a tutiplén. Menos mal que son prolíficas y hay almas y almas y almas.
Pero al final almas, moscas y personas nos iremos al mismo sitio. A la mierda, con perdón.

Sarashina dijo...

Yo me acuerdo de las cacerías de moscas que hacían mis hermanos, que luego les ataban un hilo y las hacían volar como si fueran avioncillos teledirigidos. Había que tener paciencia y maña, vamos. Yo no lo practicaba.
Te dejo un haiku:

Moscas de estío,
huéspedes importunas,
leen mis haikus.

 
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