domingo, 6 de abril de 2008

El mundo es un todo. El mundo es un ente globalizado. El mundo es un grupo de seres interconectados. Ayer solo compartimos una atmósfera, un sol y un sistema físico. Como se habrán fijado ese ayer es un ayer figurado, metafórico. Hoy podemos hablar con una persona en Cuenca y con otra de Sebastopol. Las ideas fluyen. Y compartimos tiranías. Las tiranía de los hombres malos de las que hablaba Jules en Pulp Fiction es ahora global. Llámese Bush, llámese petroleo, llámese multinacionales, llámese x. O si nos vamos a buscar a otros extremos llámese Al Queeda, llámese religión, llámese y.

Yo quiero ser z. Sin ser una función subordinada. Ya lo sé, es imposible. Estoy en un entorno y como decía Ortega yo soy yo y mi circunstancia. ¡Vaya circunstancias de mierda! añado yo, querido Ortega y Gasset. Nada puede cambiar esas circunstancias pues son de una imbricación sistemática, de un enraizamiento tal en este sistema que solo se libran (y no demasiado) las tribus aborígenes con apenas contactos con el exterior. Por eso yo digo. No me gusta. No me gusta este mundo. Pero eso si, sé, porque seré despistado, torpe, un poco inútil, pero no tonto, que es una cosa irremediable. Pero en mi fuero interno estoy en desacuerdo con todas mis fuerzas. Es una de las razones por las que soy un infeliz. La lucha. La lucha a los que se apuntan los que o tienen tiempo por ser ricos o porque no tienen nada que perder son infructuosas. El siglo XX ha demostrado que los valores y las ideas izquierdistas, que a priori son maravillosas, han sucumbido, por idealistas y por ser llevadas a la práctica por unos inútiles y unos egoístas. Claro, eran humanos. Los humanos tienden a equivocarse. Somos débiles y nos gusta la buena vida. Por eso, para no engañar a nadie, ni a nosotros mismos hemos de reconocer desde ya que nos gusta la buena vida a todos. Cada uno con lo suyo. Yo comparado con algunos gerifaltes de países del Este de los años 60 pareceré un luterano por mi sobriedad en lujos, desde luego. No me gustan los coches, ni las joyas ni la ropa cara. Pero no negaré que me gusta vivir bien. A mi me gustaría que todo el mundo viviera bien. No como anteriores sistemas. Todos iguales, pero viviendo como pobretones, produciendo como cabrones para que le podamos pasar a los cochinos capitalistas nuestras cifras de producción por las narices. ¿Eso es bueno? No, por Dios.

El capitalismo ofreciendo su bienestar a base de zanahorias para burros. Con cuatro migajas en forma de home cinema, coches rápidos y teles de plasma contentan al personal para que no alborote demasiado. Y ellos se lucran en sus atalayas rascacielos pensando que operaciones van a proyectar para incrementar sus beneficios en un 200%, inventando nuevas formas de hipotecar a la gente para siempre.

Y por eso pido una revolución unipersonal interior. No cambiaremos la sociedad, ojito, pero nos cambiaremos a nosotros mismos. A nosotros no nos van a poder engañar. En parte si, claro, porque queremos vivir bien y en los restaurantes a los que nos gusta ir y comer foie de perdiz cuestan dinero. Pero tomémoslo a risa por lo menos. Y no menospreciemos (bueno, un poco si, que tienen unas conversaciones muy aburridas) a los chupatintas, burócratas, a los que llevan los papeles, aunque nos hagan perder el tiempo. Sabotean desde dentro. Les da igual el partido que gobierne. Ellos se van a desayunar a las 10 y vuelven a las 12. Y el aperitivo es a las 1.

Interiorizar el odio a lo que nos rodea. Digerirlo lentamente. Es una cuestión mental.

El anarquismo burgués puede ser lo que tú quieras que sea, siempre a favor de las libertades personales y en contra de los enemigos naturales de estas: ya sean religiones, partidos organizados, grupos mediáticos o asociaciones.

En el anarquismo burgués el nacionalismo es sinónimo de provincianismo, de algo que huele a cuco. Decir que algo es mejor porque es de donde es uno es una imbecilidad. Que te guste más es normal, porque es a lo que estás acostumbrado. Y las costumbres son bonitas, o a mí al menos me lo parecen, que soy hombre de costumbres. Pero no digo que son mejores, ni que necesitan sobreguardarse a cambio de dineros.

La libertad de expresión es la base de toda libertad personal. Y la libertad de expresión no acaba donde empieza la del otro, como quieren hacernos creer los falsos profetas. Acaba cuando queremos nosotros. O cuando decimos mentiras. La opinión no es una mentira, es una forma de ver la vida. La mentira es si yo acuso a alguien de ser algo sin serlo. Pero si yo digo que el Papa de Roma es un mentiroso, no yerro, porque trasmite una doctrina que en mi opinión es una falacia como la Basílica de San Pedro. Y esa es mi opinión. Y punto pelota.

Y sobre todo, sobre todo, el Anarquismo Burgués es un arma arrojadiza cuyas herramientas son las neuronas y el humor. Y hablo totalmente en serio.

Más sobre Anarquismo Burgués:

Escrito I (Mameluco)

Escrito II (Sociapatía)

Escrito III (Mameluco & Socioapatía)

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja si lo de Marx no va a ser mentira. El mismo estilo laberíntico y las mismas perlas escondidas entre el follaje.

Pensamos jodidamente parecido, don Mame. Y lo del sentido del humor me ha matado, en serio.

Desde la célula independendiente del AB en Madrid, saludos camarada.

P.D: ¿Qué saludo ritual nos inventamos? ¿Salud y burguesía?

Anónimo dijo...

Por cierto y a raíz de lo que dices de la libertad de expresión, en AB Madrid pensamos que hay que hacer hincapié en el espíritu hiper-crítico (aunque en el fondo nos la pele) del movimiento. Hasta caer en la contradicción aparente y formal.

Que así nos reímos más

Mameluco dijo...

¿No le parece ya bastante contradicción que digamos que votamos en nuestros blogs?
Bueno, lo del saludo ya se verá, pero con un Hola ¿como marcha la maquinaria? yo creo que vamos que zumbamos.

En AB Madrid hagan lo que quieran... saben que son librérrimos de hacerlo... yo seré como el faro de Alejandría de la pureza anarcoburguesa mameluca, jajajaja

Yo me subo a estudiar la Tectónica de Placas... Socioapatía, que me pilla el toro.
De hecho ya me ha hecho picadillo.
Llevo unos días delicados.
¡Maldita enfermedad de mierda!

Anónimo dijo...

bueno ortega y gasset también decía
"Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral."

así que el anarquismo burgués puede ser la alternativa a tanta ideología oligofrénica.
también a mi me gusta la buena vida, no me gusta el provincianismo y aunque una libertad sin límites suena muy bien, no lo llevemos hasta las últimas consecuencias. porque el individualismo radical no sobrevive en una sociedad, si algo nos ha enseñado la historia es que la gente se necesita. si a nuestros años no necesitamos a nadie, es normal, pero nuestra buena vida depende de que otros nos la faciliten.
revolución individual pero con proyección general, pregonemos la buena nueva cual juglares, libres de ataduras pero comprometidos con contar este nuevo amanecer (parece que estoy hablando de los vendedores de thermomix)

qué de mamonadas puedo soltar si se me da cancha xdd

un besete

Mameluco dijo...

No hablo de proyección general a ningún nivel.
La gente necesita a la gente pero para otras cosas, no para hacer ninguna revolución.

Es que creo que confunde. Yo no doy ninguna solución a nada. Y utilizo a Ortega como podía haber utilizado a Camilo Sesto. Vivir así es morir de amor. Lo mismito.

Lo que quiero decir antetodo es que todo es una mierda y a reir que son dos días.
Y que no creo en utopías.

Lo de nuevo amanecer me recuerda a otras cosas más feillas (así acaba el "Cara al sol") Jejejejjejeje

Y en mi blog siempre tendrá las puertas abiertas para decir lo que quiera. Que seguro que el que lo lleva, o sea, yo, siempre las dice más grandes... :)

Un abrazo.

Mameluco dijo...

Las tonterías quiero decir...

Max Webos dijo...

Joder, la idea es buenísima, había pensado cosas más o menos así pero sin esa síntesis y organización. Me considero ácrata, pero el rollo perroflauta-costras nunca me ha gustado, símplemente creo que con unos recursos repartidos de forma equitativa podría vivir todo el planeta al menos tan bien como yo (que no es que viva en un palacio, pero en fin, puedo pagarme estudios, cañas, algún que otro viaje...), no creo que el anarquismo nos lleve a todos a la miseria, ni creo que en una hipotética sociedad anarquista el fortalecimiento de los lazos humanos y el sentimiento de comunidad llegase a anular los deseos/satisfacciones procedentes de la felicidad ''material''.
Un saludo y felicidades por las entradas sobre éste tema.

Mameluco dijo...

Querido Max Webos
Para empezar bienvenido a este humilde.
El anarquismo burgués es un término antiguo, que ya utilizaban gentes como Barlanga, o incluso, me han dicho después Labordeta (?)...

Este tema lo hemos debatido ya en muchos foros, sobre todo en el blog de Socioapatía. No deja de ser un plante al sistema, pero sin ser una rendición.
Ese es mi punto de vista. Pero como esto es un hombre, una opinión (que es lo bueno de esto) cada uno tendrá su punto de visto. Mi pensamiento ácrata va por que voy por libre y no creo en los estados poderosos y excesivamente controladores en lo que por libertades personales se entiende. Pero si me gusta que haya unos mecanismos que mantengan a las empresas a raya, mecanismos de las que nuestras pseudodemocracias liberales adoleden...

Max Webos dijo...

Sigo de acuerdo contigo, la verdad es que no sabía que existía éste concepto. Yo tampoco soy partidario de cargarse el Estado de un plumazo (es una fase `que puede llegar, después de otras, llamémoslas, preparatorias o propedéuticas. Si necesitamos un Estado, es como simple gestor, lo malo es que se le dan unas atribuciones simbólicas paternales que nos hacen esperar cierta injerencia en nuestras vidas e incluso legitima un cierto volumen de corrupción. Yo quiero un gestor eficaz de infraestructuras y un ente con iniciativa en la política social y la redistricución de la renta. Bueno, es un tema complicado y jugoso...
Un saludo.

 
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