domingo, 3 de junio de 2007

La relatividad es un término sobreexplotado. Lo más gracioso es que siempre se acude a Einstein para el topicazo de “Todo es relativo”. Esto Alberto nunca lo dijo. Yo no sé muy bien explicar estas cosas de física (no te me eches al cuello, Horny), pero precisamente Einstein nos dice que no todo es relativo y que existe algo absoluto, que es la velocidad de la luz en el vacío. O algo parecido. La relatividad es no se puede mirar las cosas sin ver su contexto. O al menos así debería ser. Ese pájaro va muy rápido. ¿Respecto a que? Pues esperemos que respecto al azor que lo persigue, jejeje. Y eso es relativo también, porque el azor también tiene que comer, ¿no? Las cosas pues, en general son relativas, pero creo que centradas en el individuo muchas veces son absolutas. Verdades absolutas. Si en verdad creemos una cosa, esa cosa es absoluta. Es una verdad para nosotros. Sobre todo cuando es un percepción difícilmente demostrable. Eso es feo, por ejemplo. Si uno no miente (no tiene a priori porque hacerlo), es una verdad absoluta. ¿Por qué? Pues porque la belleza es relativa. Lo que para unos es bonito para otros es feísimo. Y viceversa. Y eso es aplicable a muchas otras cosas. Ideologías, conductas, corrientes estéticas. Menos a la ciencia, que reduce el porcentaje de relativismo buscando verdades absolutas. La ciencia está llena de estas verdades, que son verdad queramos o no queramos, estemos o no estemos de acuerdo. Nadie puede decir que la gravedad no le convence mucho. Si puede decirlo, pero demuestra que no sabe de lo que habla. O la Evolución tan discutida hoy en día aún por fanáticos religiosos, sobre todo evangélicos. Pues bien, en las opiniones también hay unas más verdaderas que otras, pues son aplicables a un mismo y nada más. Eliminando el autoengaño y la subjetividad impuesta desde fuera, la subjetividad puede ser bastante racional, bastante meditada, bastante objetiva, por así decirlo. Uno, que por desgracia, más que por fortuna, ha pensado mucho tiene un amplio elenco de posturas tomadas, y que al no cumplirlas se corre el riesgo de caer en el feo vicio de la incoherencia. La coherencia, tan poco valorada hoy en día, tan afín al eclecticismo, lo guardamos como un raro y rancio tesoro las personas que aún las valoramos. Y no me salten buscándome las cosquillas de que he dicho algo incoherente. Soy coherente con la idea de la gran imperfección del ser humano, y yo hasta la fecha soy uno de ellos, ergo al ser imperfecto puedo resultar incoherente (no tanto en el fondo como el la forma de expresarme) Y otra opción es posible también. El descarte de asuntos en la baraja de la vida. No es por desconocimiento. El desconocimiento es lícito en parcelas que uno no quieres tocar. Hay muchísimas cosas que no me interesan lo mas mínimo: muchas personas (millones), algunos lugares comunes, el pensamiento único, la búsqueda de la felicidad a través del autoengaño. Esas son elecciones. Las elecciones pueden ser buenas o malas. Hay gente que sufre si no elige lo que le viene determinado por los otros. Hay gente que sufrimos por escoger caminos no tan trillados, pero dolorosos de igual forma. Pero elegir el camino de los otros no nos haría sufrir, sencillamente nos mataría. Y si lo que has dejado a un lado es una decisión personal meditada nadie puede reprochártelo. No todos somos buenos. No todos nos tenemos que preocupar del cambio climático, aunque debería porque el calor me mata. No tenemos que hacer de todo, ni con todos, solo lo que se quiera, con los que se eligen. No debemos prestar atención a los problemas del mundo, porque nada, nada podemos hacer las personas corrientes y molientes, y más las personas pusilánimes como lo soy yo. Y por tus elecciones te llaman de todo, sobre todo si no se es políticamente correcto. El desconocimiento de lo que no se quiere conocer no es una cruz en tu curriculum. La capacidad de aprender debe solo usarse para el bien propio, aunque siempre no es así, pues hay cosas que debes superar aunque no te guste, pero eliges pagar el peaje de la coherencia, o incluso del gusto.

Yo preferiría desconocer el dolor, pero eso no es una elección. Pero es coherente que intente evitarlo. Y si, soy un ignorante porque a las cosas que no me gustan las aparto. Debería ser masoquista, que es lo contrario de ignorante, pues.

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Bien, esto lo mando este señor de aquí abajo como comentario. Como me ha parecido interesante se lo pongo a continuación de mi desvarío.

Pues si, así es, todo el mundo se acuerda de Einstein cuando pretende que cualquier forma de entender las cosas es igualmente válida. La verdad es que la culpa es del mismo Einstein que debería haberse pensado un poquito mejor el nombre para evitar malas interpretaciones. Lo de relativo se refiere a que un suceso dado puede ser percibido ocurriendo en distintos instates según el sistema de referencia desde el que se mida. Es decir que la idea central de la teoría de la relatividad (especial, la general es otra historia) es la negación de la simultaneidad. El concepto de simultaneidad se desploma debido a un absoluto, la velocidad de la luz, que tiene el mismo valor independientemente del sistema de referencia desde el que se mida. Einstein, con relatividad se refería a eso, a una relatividad temporal. Pero claro, por otra parte, igual llamarla teoría de la no simultaneidad no habría tenido el mismo impacto mediático.

Pero sin salirnos de la física de principios del siglo XX, si podríamos decir, por ejemplo: “todo es relativo al observador, como descubrió (muy a su pesar) Max Planck”. Hombre, no es lo mismo pero es algo. El pobre Planck se dio de bruces con la teoría cuántica cuando intentaba fundamentar la termodinámica en la mecánica clásica y en el concepto de entropía (otro absoluto, by the way). En la mecánica cuántica, y de acuerdo con la interpretación de Born o de la escuela de Copenhaguen (que es la más ampliamente aceptada actualmente, por no decir la única), la realidad que se observa es producto del observador. Aquí cada uno es el protagonista. Cada uno es el creador de su realidad, de todo lo que le rodea, que sin él, no existiría tal como “él” lo percibe. El mundo cuántico es una superposición de estados bastante difusa y desagradable hasta que alguien lo mira y, entonces, en ese instante, "lo crea"(más propiamente habría que decir "lo materializa"). Esto parece muy místico y trascendental pero no lo es. En realidad el universo cuántico es muy, muy pequeño y la mayor parte del tiempo es una amalgama de estados electrónicos y fotónicos que va a su aire y en la que el observador tal como lo entendemos no juega ningún papel. Quiero decir que por observador hay que entender “proceso físico que provoca el colapso de una función de onda” y no “un señor con bigote que llega tarde a trabajar”, por ejemplo. Bueno, el asunto es complicado y mejor dejarlo aquí. Tengan ustedes fe en lo que les digo que no les estoy engañando. En cualquier caso esta teoría es la responsable de la existencia del ordenador desde el que estoy escribiendo esto y del ordenador en el que ustedes lo leen (si han tenido la paciencia de llegar hasta aquí). Los semiconductores de los que están hechos los transistores que hay en los microprocesadores son pura mecánica cuántica en acción, así que la teoría y su loco universo existen y funcionan de ese modo tan extraño.

Corto el rollo aquí… me he emocionado. No todo los días tiene uno la oportunidad de hablar de éstas cosas… me lo has puesto en bandeja.

Por Gaspar Sánchez Merino, futuro radiofísico

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Añado aún una cosa más. Einstein es puesto siempre de ejemplo como científico creyente. En parte por la fracesita de "Dios no juega a los dados". Todo eso es falso. A Einstein le gustaba mucho utilizar lo que se denomina poética científica, y llamar Dios, en sentido figurado, a las leyes que rigen el Universo, sin un atisbo de significado místico o trascendental. Les recomiendo encarecidamente la lectura de "El Espejismo de Dios" de Richard Dawkins y su primer capítulo "Un no-creyente profundamente religioso", dedicado al físico alemán.

Entrevista con el autor ingles

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si, así es, todo el mundo se acuerda de Einstein cuando pretende que cualquier forma de entender las cosas es igualmente válida. La verdad es que la culpa es del mismo Einstein que debería haberse pensado un poquito mejor el nombre para evitar malas interpretaciones. Lo de relativo se refiere a que un suceso dado puede ser percibido ocurriendo en distintos instates según el sistema de referencia desde el que se mida. Es decir que la idea central de la teoría de la relatividad (especial, la general es otra historia) es la negación de la simultaneidad. El concepto de simultaneidad se desploma debido a un absoluto, la velocidad de la luz, que tiene el mismo valor independientemente del sistema de referencia desde el que se mida. Einstein, con relatividad se refería a eso, a una relatividad temporal. Pero claro, por otra parte, igual llamarla teoría de la no simultaneidad no habría tenido el mismo impacto mediático.

Pero sin salirnos de la física de principios del siglo XX, si podríamos decir, por ejemplo: “todo es relativo al observador, como descubrió (muy a su pesar) Max Planck”. Hombre, no es lo mismo pero es algo. El pobre Planck se dio de bruces con la teoría cuántica cuando intentaba fundamentar la termodinámica en la mecánica clásica y en el concepto de entropía (otro absoluto, by the way). En la mecánica cuántica, y de acuerdo con la interpretación de Born o de la escuela de Copenhaguen (que es la más ampliamente aceptada actualmente, por no decir la única), la realidad que se observa es producto del observador. Aquí cada uno es el protagonista. Cada uno es el creador de su realidad, de todo lo que le rodea, que sin él, no existiría tal como “él” lo percibe. El mundo cuántico es una superposición de estados bastante difusa y desagradable hasta que alguien lo mira y, entonces, en ese instante, "lo crea"(más propiamente habría que decir "lo materializa"). Esto parece muy místico y trascendental pero no lo es. En realidad el universo cuántico es muy, muy pequeño y la mayor parte del tiempo es una amalgama de estados electrónicos y fotónicos que va a su aire y en la que el observador tal como lo entendemos no juega ningún papel. Quiero decir que por observador hay que entender “proceso físico que provoca el colapso de una función de onda” y no “un señor con bigote que llega tarde a trabajar”, por ejemplo. Bueno, el asunto es complicado y mejor dejarlo aquí. Tengan ustedes fe en lo que les digo que no les estoy engañando. En cualquier caso esta teoría es la responsable de la existencia del ordenador desde el que estoy escribiendo esto y del ordenador en el que ustedes lo leen (si han tenido la paciencia de llegar hasta aquí). Los semiconductores de los que están hechos los transistores que hay en los microprocesadores son pura mecánica cuántica en acción, así que la teoría y su loco universo existen y funcionan de ese modo tan extraño.

Corto el rollo aquí… me he emocionado. No todo los días tiene uno la oportunidad de hablar de éstas cosas… me lo has puesto en bandeja.

Anónimo dijo...

Hablando de poética científica ahí va mi cita poético-científica favorita que es de Omar Khayyaman un astrónomo, matemático y poeta persa del siglo XI:

“El Dedo Móvil [Dios] escribe y habiendo escrito sigue su camino; ni tu piedad ni tu ingenio podrían convencerle de que cancele media línea, ni todas tus lágrimas bastarían para borrar una sola palabra.”

El contenido científico de la cita está en la intuición de Khayyaman del segundo principio de la termodinámica que se descubriría unos 700 años más tarde. Éste, a diferencia de Einstein, sí era creyente y probablemente no se refería a Dios en sentido figurado. Aún así, si obviamos ese pequeño detalle la cita es una bellísima enunciación de uno de los principios más universales de la física.

Gracias por publicar el comentario (y por las gafas 3D). No aspiraba a tan alto honor.

Mazes dijo...

bueno, no digo yo que las leyes físicas se transforman según el sistema de referencia, que para esto soy nula, lo dice la RAE:

relatividad.

1. f. Cualidad de relativo.

2. f. Fís. Teoría que se propone averiguar cómo se transforman las leyes físicas cuando se cambia de sistema de referencia.

~ especial.

1. f. Fís. relatividad formulada por el científico alemán Einstein, basada en que la luz se propaga con independencia del movimiento del cuerpo que la emite, y en que no hay ni puede haber fenómeno que permita averiguar si un cuerpo está en reposo o se mueve con movimiento rectilíneo y uniforme.


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Además, que Einstein escogiese ese nombre no siginifica que ya no se pueda aplicar a nada más. Además de la física, hay muchas otras cosas relativas y ojalá cada cual siga contando la feria según le va.

Mameluco dijo...

Fiarse de la RAE para cosas científicas es arriesgado, jejeje. Ya sabes esas acepciones locas que hay por ahí...

Yo no digo que eso de la relatividad no se aplique a otras cosas, pero siempre se alude de Albert Einstein (para darle más credibilidad, supongo). Pero si, muchas cosas son relativas. Demasiadas quizás.
Por eso nos volvemos tarumbas.

Mazes dijo...

sigo, que he tenido que averiguar unas cosillas jeje
pues eso, que como tú mismo dices, todo lo perceptible es relativo y nadie dice que la ciencia no tenga verdades absolutas
pero buscar la felicidad con determinadas formas de conducta no es autoengaño: es una forma más de vivir y de vivir mejor.
afirmar eso sería lo mismo que decir que el que no alcanza la felicidad es porque le gusta regodearse en su infelicidad y no es así, nadie quiere ser infeliz (ni el masoquista, porque el dolor le provoca placer), lo que pasa es que cuando las cosas no te vienen dadas, es más fácil no hacer nada que pringarse para ganarse la felicidad. no es justo, pero es así.
mi abuela (sin premios nobel ni nada)ya lo decía: unos nacen con estrella y otros estrellados; no te cases nunca con un hombre que tenga la cartilla del paro

Mazes dijo...

no creo que sea porque Einstein aporte credibilidad, yo creo que es más bien por la física en sí y como él le puso nombre...
si la física (que rige el universo) es relativa... todo lo demás no te quiero ni contar
es más bien como decir: qué narices sé yo de nada con certeza, es afirmar que somos una mierdecilla en el universo aunque nos creamos los reyes

Mameluco dijo...

Quien se crea rey... somos polvo de estrellas fugaces.

Una mierdecilla no, una mierda a la deriva en el ominoso universo. Yo desde que comprendí eso, estoy tranquilo en ese aspecto. Y por eso soy tan mecanicista. Todo es relativo, ¿pero a qué? Desgraciadamente demasiadas veces a lo relativizamos es demasiado pequeño. El hombre no es la medida del hombre. El hombre es un bicho que aparece, evoluciona y se extingue. Ley de la Evolución. Verdad absoluta. Los mecanismos pueden ser relativos, pero al final es que nos vamos a hacer puñetas.

Y nosotros sufriendo mientras eso ocurre. Depósitos de genes que se perpetúan. Ellos no saben de sentimientos, comidas de olla o tonterías. Nosotros queremos llegar a fin de mes y ellos, pues ellos quieren ser inmortales (los genes)...

Mameluco dijo...

En eso del autoengaño jamás nos pondremos de acuerdo, jejejeje...
Escribí esto en junio de 2007 y sigo con lo mismo.

Yo creo firmemente en que que cualquier método artificial para ser feliz (voy a ser feliz, voy a ser feliz, tengo que conseguirlo -la voluntad que decían en el blog del doctor-) es autoengaño.

La gente que es feliz lo es y punto (los que tienen estrella) y los estrellaos nos conformamos (yo al menos) con cuatro cosillas, no sufrir mucho y ya está.

Mameluco dijo...

En eso del autoengaño jamás nos pondremos de acuerdo, jejejeje...
Escribí esto en junio de 2007 y sigo con lo mismo.

Yo creo firmemente en que que cualquier método artificial para ser feliz (voy a ser feliz, voy a ser feliz, tengo que conseguirlo -la voluntad que decían en el blog del doctor-) es autoengaño.

La gente que es feliz lo es y punto (los que tienen estrella) y los estrellaos nos conformamos (yo al menos) con cuatro cosillas, no sufrir mucho y ya está.

Mazes dijo...

¿y dónde está el engaño?

Mameluco dijo...

En pretender ser como no eres. Se puede ser feliz, pero creo que te llega solo. Hacer esfuerzos en ese sentido -al menos en mi experiencia- es vano.

Pero en fin, cá uno es cá uno y hay gente pa tó.

Mazes dijo...

No creo que sea artificial la búsqueda de la felicidad, de hecho creo que es lo más natural y lo más humano ¿quién no la quiere?
Buscarla por todos los medios no es engañarse, es implicarse, no cambia a la persona, cambia el modo: yo soy yo haciendo el pino o tumbada en la cama.
Los que nacen con estrella no es que vengan felices de serie, es que saben como serlo; los estrellados nos lo tenemos que currar algo más.
"El que nace lechón se muere cochino" es decir, eres el mismo, pero más grande: has vivido, comido, retozado en el lodo... si no cambiase nada, el que nace lechón, moriría lechón, inexperto y dependiente de la leche materna

 
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