miércoles, 11 de abril de 2007

"En 1972, cuatro de los mejores hombres del ejército americano que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema y se los encuentra, quizás pueda contratarlos..."

Aprovechando que los dos últimos días en mi fotolog he hecho alusión al Equipo A me dispongo a escribir sobre una de las mejores series para todos los públicos de la historia, porque si no se han dado cuenta estamos en la sección:

PRESENTAHoy: "El Equipo A"
Aún recuerdo cuando mi primo Gaspar vino y me dijo: cuando acabe V va a empezar una que se llama el Equipo A. Todo queda en letras comentamos alegres y despreocupados a nuestras edades infantiles. Vimos el capítulo piloto en casa de su abuela Isabel. Parece que fue ayer. La tarde de un sábado. No puedo concretarles fecha alguna, porque no pienso mirarlo en el wikipedia en este momento, jajaja. Año 85 u 86, digo yo. La capacidad subyugadora que tiene la serie se introdujo en nuestra mente aún blandita… Para empezar diré que hagan suspensión de la realidad. No lo miren desde la óptica de cuanto mola Gondry (¡!) o las cosas esas de cineclubs que ven ustedes, listos. Mírenlo desde la mirada de un niño de 9 años, criado por la televisión y los tebeos. Los protagonistas del Equipo A son ideales. Un viejo muy listo que fuma puros y es un mago del disfraz. Un negro gigante lleno de collares de oro que pega hostias como panes. Un aviador chiflado que cabrea al negro todo el rato. Un guaperas timador que tiene un pedazo de coche. Y encima ayudan a los débiles a fuerza de puñetazos y armas automáticas. ¿Qué más quiere un crío para pasarlo pipa? Con la perspectiva del tiempo nos damos cuenta que la maravilla tiene un tufillo fascistoide, pero es tan inocente e infantil que lo podríamos calificar de violencia naïf. Los malos se llevan unos rasguños y a casita que llueve. Siempre está el otro para ayudarle, con lo que se aprendía también que los malos se ayudan entre si. Nadie muere nunca, y eso está bien. Además el maniqueísmo que impera en toda la serie no es tanto como parece. Para empezar los héroes son delincuentes perseguidos por la justicia. Se dicen que son inocentes, pero yo me imagino a Tempelton Peck y a Hannibal Smith nadando en oro vietnamita. Imponen la ley del más fuerte para ayudar al más débil, ya sea una compañía de taxis, un restaurante chino o un grupo de granjeros. Y todo con un humor y con una gracia que te partías, oye. Además, los malos eran como de andar por casa y no pasaban de ser unos abusones de recreo venidos a más. ¿Y lo habilidosos que eran? Eso era inventiva y no la de McGyver, su triste continuador en la tarde de la Primera. Siempre los encerraban en un garaje con un tractor viejo y un soldador, y te hacían un bazooka con una tubería y una bombona de gas. Y un vehículo blindado. ¡Que buenos eran! La era Reagan trajo estos productos televisivos, pero comparado con lo que le siguió eran juegos de niños. El Gran Héroe Americano, El Coche Fantástico, El Halcón Callejero de los 80, eran niñerías comparados con el Walker Texas Ranger de los 90. Chuck no se andaba con chiquitas y eliminaba al narco en un suspiro tras pegarle mil patadas a cámara lenta.
Ya en edad semiadulta volví a ver el Equipo A en una de sus muchas reposiciones en Antena 3. Y el interés que perdía por la acción lo ganaba por el absurdo. Los guiones de Stephen J. Cannel eran lo más divertido del mundo. Un acumulo de despropósitos y situaciones ridículas, salvada por el buen hacer de los actores y porque es que era una serie de risa. Y si, efectivamente, todos los capítulos eran iguales. Pero es que hay quien no se entera que es televisión americana y esa es la base de su éxito. Ver la diferencia en una cosa repetitiva. Lo que podría ser un postulado radical en el mundo del arte, es la comercialidad más absoluta en el mundo de la tele. Y es que como decía Antonio Blanco en su libro de las series mercenarios que no matan a nadie (ideados por el creador de un detective sin pistola, Rockford) son los misterios de la televisión y del horario de la tarde.

Repitan conmigo:

¡Viva el Equipo A!


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Touche, Mame!
que bien has sabido discernir la verdadera y autentica esencia del Equipo A.
Tenias razon! Me ha gustado mucho!
Pero hoy ya tenia pensado pasar por aqui porque no hay quien deje comentario en su fotolog (unusually busy..)

José Manuel Ubé González dijo...

Yo era más de otro equipo: el equipo completo, equipo comansi...

Lia Mota dijo...

Me ha dolido en el alma lo de Gondry...
***
A mi me flipaba Mcguiver. Lo que hacía con una toalla, una pinza de depilar y una caja de zapatos...

¿Para cuando hablas de el?

Besito

Narrador dijo...

Viva!!!
Para mi el gran trauma vino cuando descubri que Anibal tenia un pasado blandengue (no lo tomen como una coña por su identidad sexual) en Desayuno con Diamantes.
Ahora que todo el mundo lleva la imagen de la Hepburn hasta en las bragas deberiamos contratacar. Chupas con la cara de Anibal y su puro en la espalda Ya!!!

Arwen_mge dijo...

Y no hay que olvidarse nunca de esa Anita Obregón haciendo de extra en un capítulo, y esos coches de los malos que siempre, invariablemente, daban vueltas de campana sobre la cámara.

Ana Boyero dijo...

No he visto ni un sólo episodio. Era oir la musiquita en Antena 3 y me ponía de los nervios: ¿quién coño ve esta serie? pensaba yo.

 
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