35
Consciente de la propensión a la obviedad aviso que las perogrulladas serán profusas a continuación. Y que conste que escribo esto antes de saber lo que voy a poner.
Ya tengo 35. 35 puede ser considerada la mitad de una vida en algunos países, y en el nuestro no hace tanto tiempo. Yo creo que no voy a vivir hasta los 70, así que el reloj de arena gotea ya sus partículas tamaño arena fina sobre mi morrillo de vaca vieja. La edad real es 35. La edad que se tiene no se puede determinar. Yo era viejo a los trece, pero sin la sabiduría de los años. La sabiduría de los años para mí no es una perogrullada de las que hablaba hace un instante. Los años no hacen más sabios a la gente. Solo en determinados casos. Hay viejos que son idiota y que siempre lo han sido. Por eso digo que ser viejo a los 13 viene a ser como ser un viejo imbécil, de esos que comentaba Buk en su poema a esa gente de vidas desperdiciadas. Hoy, con 35 años y 4 días de existencia me siento viejo. Gruñón, pesimista, achacoso; esperando la muerte. Las ilusiones perdidas ya no son siquiera cicatrices en mi mente, pues el proceso erosivo del olvido deseado han cauterizado las brechas, pero el veneno inoculado por antiguos aguijones áureos, de poemas de Machado, sigue fluyendo por mi sangre saturada de colesterol, ácido úrico y autoasco. No siento demasiado y lo que siento es negativo. El dolor que había ahora es rabia, descreimiento, proyectado a un subconjunto del espacio conocido tan grande que se diluye en ppm en un abrir y cerrar de ojos. Nada bueno saldrá de todo esto. 35 años de los que apenas puedo unir (sumar) dos de ellos de relativa felicidad en los últimos 20. ¿Merece la pena vivir así? Bueno, el Ortega decía que morirse era una mierda. Los que en nada creemos, y aún así hemos anhelado la llegada de la guadaña, somos desafortunados. Si en el reinado de los hombres el darwinismo siguiera su curso ya el medio habría acabado conmigo. Eones recorren como un escalofrío mi médula. Soy insignificante ¡somos insignificantes! Y nos damos tanto porte.
35 años. No todo fue malo. Buenos momentos que no han conseguido corroer el ácido.
35 años y después de mis aventuras y desventuras en la letrina llamada vida, me vuelvo gris, cuando fui blanco, por la rutina tediosa de la prisión de su chico trabajador. Me han robado la siesta la semana que cumplo 7 lustros, las 3 décadas y media. Robarme la siesta. Porque sé positivamente que no hay nada sobrenatural, si no creería que alguien en el infierno o en el paraíso, hace que purgue por mis blasfemias de saldo.Algunas veces he cometido el pecado de tomarme las cosas como si importases, y por eso pido a Azatoth, Shub Niggurath y Yog Sototh que me perdonen la osadía, la repugnante tarea de tomarme a mí y a los otros en serio.
35 años. ¡JA!
Seré imbécil.
Ya tengo 35. 35 puede ser considerada la mitad de una vida en algunos países, y en el nuestro no hace tanto tiempo. Yo creo que no voy a vivir hasta los 70, así que el reloj de arena gotea ya sus partículas tamaño arena fina sobre mi morrillo de vaca vieja. La edad real es 35. La edad que se tiene no se puede determinar. Yo era viejo a los trece, pero sin la sabiduría de los años. La sabiduría de los años para mí no es una perogrullada de las que hablaba hace un instante. Los años no hacen más sabios a la gente. Solo en determinados casos. Hay viejos que son idiota y que siempre lo han sido. Por eso digo que ser viejo a los 13 viene a ser como ser un viejo imbécil, de esos que comentaba Buk en su poema a esa gente de vidas desperdiciadas. Hoy, con 35 años y 4 días de existencia me siento viejo. Gruñón, pesimista, achacoso; esperando la muerte. Las ilusiones perdidas ya no son siquiera cicatrices en mi mente, pues el proceso erosivo del olvido deseado han cauterizado las brechas, pero el veneno inoculado por antiguos aguijones áureos, de poemas de Machado, sigue fluyendo por mi sangre saturada de colesterol, ácido úrico y autoasco. No siento demasiado y lo que siento es negativo. El dolor que había ahora es rabia, descreimiento, proyectado a un subconjunto del espacio conocido tan grande que se diluye en ppm en un abrir y cerrar de ojos. Nada bueno saldrá de todo esto. 35 años de los que apenas puedo unir (sumar) dos de ellos de relativa felicidad en los últimos 20. ¿Merece la pena vivir así? Bueno, el Ortega decía que morirse era una mierda. Los que en nada creemos, y aún así hemos anhelado la llegada de la guadaña, somos desafortunados. Si en el reinado de los hombres el darwinismo siguiera su curso ya el medio habría acabado conmigo. Eones recorren como un escalofrío mi médula. Soy insignificante ¡somos insignificantes! Y nos damos tanto porte.
35 años. No todo fue malo. Buenos momentos que no han conseguido corroer el ácido.
35 años y después de mis aventuras y desventuras en la letrina llamada vida, me vuelvo gris, cuando fui blanco, por la rutina tediosa de la prisión de su chico trabajador. Me han robado la siesta la semana que cumplo 7 lustros, las 3 décadas y media. Robarme la siesta. Porque sé positivamente que no hay nada sobrenatural, si no creería que alguien en el infierno o en el paraíso, hace que purgue por mis blasfemias de saldo.
35 años. ¡JA!
Seré imbécil.
6 comentarios:
Como me gusta como escribes! de lo mejor que leo por aquí desde que leo por aquí.
Y no es por desanimarte, pero cuando además de lo que hablas les sumas años entra en juego el patetismo de lo inmediato; de repente comienzas a ver el Tiempo después de las noticias (que no tengo ni idea de porqué a mi antes me parecía de lo más cutre), te aprendes que según el analista ponen un asterisco o en negrita los elevados índices de lo que sea que corre por tu sangre, comienzas a gastarte una pasta en dentista (antes pensaba que era un desperdicio invertir dinero en algo así porque fíjate gastarte tanta pasta para que luego cualquier coche se te lleve por delante... debe ser que cuanto más mayor te haces y más cerca la ves, se apodera de uno el histerismo del, 'vale, pero cuando a mi me dé la gana'. Supongo que es el cuerpo que reclama lo suyo.
Felicidades por eso, como dijo no sé quien por aquí, unos 35 años muy lúcidos.
Cris
¿Por que yo creo que Miguel es un privilegiado?
1.- Porque es una persona muy inteligente y creativa.
2.- Porque tiene much@s amigos (y algun@s muy buenos).
3.- Porque tiene comida, casa y cama sin necesidad de dejarse la piel 12 horas (o más) al día para ello.
4.- Porque NO tiene ninguna enfermedad grave que le impida disfrutar de la vida.
5.- Porque tiene un grado de LIBERTAD mucho mayor que la mayoría de las personas de su edad.
(Continuará)
Lo siento, Miguel. Espero que no te enfades. Saludos.
Ángel Serrano Mateos
Gracias, Cris... si soy lo mejor será mejor que sigas buscando, jajaja...
No me enfado, Ángel, aunque me ha fastidiado bastante que me llames privilegiado.
Si soy un privilegiado ¿por qué pienso en mi muerte como una salida posible?
Que solo trabaje 7 horas al día -ahora- no significa que sea feliz.
¿Por qué siempre la mierda esta -lo hace mucha gente- de compararse con quien está peor? Yo no quiero compararme con nadie. Yo solo digo lo que me ocurre.
Si tú no le quieres dar importancia porque crees que yo debería quitarle hierro, allá tú. Pero a mí esa forma de animación (conmiseración) solo me cabrea más con el mundo.
Tener mi cuerpo y mi mente es bastante carga. No veo los privilegios por ningún sitio.
Yo no quiero clavos ardierdo ni ardides para salir airoso. No. Solo quiero cruda realidad. Sé que la distorsiono, pero es mi distorsión. Yo soy quien vive conmigo, nadie más.
Miguel, no se trata de ver que hay gente en situación peor. Se trata de ver con cierta objetividad en que situación estamos. Uno puede estar desesperado siendo el hombre más afortunado del mundo. Buena parte de "nuestro problema" está dentro de nosotros. Tu cuerpo y tu mente parecen mucho más sanos de lo que tu das a entender cuando te sientes "débil". Tampoco se trata de auto-engaños, ni auto-ayuda para idiotas. La "cruda realidad" es mucho más de lo que uno piensa. A veces los árboles no dejan ver el bosque; a veces el bosque no deja ver los árboles.
Tengo cincuenta años, cuando tenía 35 -tu edad- tuve mi primer ingreso en psiquiatría. Ahora, quince años después, puedo decir que mi vida ha dado tantos y tan inesperados giros que lo único que se es que me alegro de estar "vivo". No obligo a nadie a que piense lo mismo. No soy un salvavidas ni un salvapatrias. Pero tengo mis puntos de vista -acertados y equivocados- y los comparto con mis amigos, aunque a veces alguien se molesta. No es mi intención que eso suceda, pero sucede.
Angel Serrano Mateos
Yo siempre busco la objetividad, pero es una búsqueda, no una cumbre ya alcanzada.
Todos esos datos los sé de memoria. (amigos, que si no me muero de hambre, etc...)
Pero ¿qué pasa con la frustración?, que es lo que en definitivas cuentas -siendo objetivo- nos lleva por caminos despendolados. Esa frustración está ahí. Por muchas causas. La primera, por ejemplo, la que se ha comentado aquí. Quiero escribir mejor. No puedo porque no me concentro. Eso me hace infeliz. Frustrado. ¿Es tan difícil? Y así, con decenas de cosas. A cual más determinante.
Estoy ahora siendo objetivo. Naked true. Los privilegiados son los que no piensan tanto. Y no sienten rabia.
Ángel,
En lo de las comparaciones Mameluco tiene razón... yo que me crié con el 'no te quejes' porque media África se muere de hambre me ha creado un sentimiento de culpa que cada vez que digo 'ay' ya me hago el repaso moral, lo que resulta agotador, y creo que poco sano.
Que por otra parte no puedas decir 'me duele esto' sin que inmediatamente a tu alrededor surjan comentarios tipo, 'pues lo mio es peor porque fíjate que..' o lo de mi cuñada si que fue la pera' ... no sé! da sensación de impotencia y ganas de hablar solo con profesionales a tanto la hora.
Las comparaciones son odiosas como todo el mundo ha comprobado en sus carnes, pero en estás situaciones resulta sumamente molesto.
No hace mucho quedé con una buena amiga a comer que hacia tiempo que no veía... a la pregunta de ¿como estás? creo que no llegué a hablar ni cinco minutos... el resto de las tres horas las invertimos en que me contará porqué a ella le iba mucho peor que a mi... que yo encantada de escucharla, además que la quiero y la adoro, pero me alucina lo difícil que resulta que distingan tus experiencias de las ajenas, siendo que, por suerte, nadie se parece a nadie.
Cris
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