Disperso
Ando disperso. Lo de andar es un decir, porque ando bien poco. Poco, vaya. Casi nada. Pero el caso es la dispersión. Cuando uno está espeso puede ser por dispersión, aunque parezca una paradoja. Lo espeso es denso y lo disperso, pues yo que sé, es como el pedo de un notas en el aire de un atardecer de invierno, que se dispersa -siendo gas-, pero empalaga. El metano que es muy malo. A lo que lleva el espesor, la dispersión, la mente distraída, lo que vulgarmente se conoce “estar en Canarias”, es que no te concentras. La concetración no entendida desde un punto de vista químico (eso de gramos de soluto y tal, que parece que hablen de drogas) sino mental. Pastoso mental. Empanamiento. Voluble de pensamientos. Porque además si se suma que soy mucho de pensar la combinación puede ser un despropósito.
Mi nueva condición de chico trabajador hace que mis pensamientos, antes distribuidos a lo largo del día se concentren (aún más) por las noches. Esa línea difusa, ese intervalo demoníaco, ese lapso muerto entre el reino vigil y el reino de los sueños es como un campo egipcio cuando subía el Nilo con todos sus limos fértiles. Fértil marea de pensamiento en dispersión. Mal asunto, buenos amigos. El sedimento decanta sobre disquisiciones más antiguas. Y con mis instrumentos desganados hago sondeos y dragados. Todo se revuelve y con poca resolución hacía una solución satisfactoria para ambas partes (yo y mi sueño) me dan las tantas. El pasado viene a verme para hablar con el presente sobre el futuro. Mal. Mi situación emotiva deplorable hace que sienta pinchazos estomacales y que los lagrimales trabajen algo por la pena, que no solo de la alergia vive el hombre. También cuando estoy de buenas hilvano cosas que podría hacer y que nunca hago, o rara vez. A esto se suma la cuestión de las horas contadas. Problema. Levantarse temprano. Levantarse temprano cuando uno ha sido (es) enfermo mental y ha pasado en cama depresiones equinas y ataques de ansiedad, es como el fuego y la estopa, que llega el demonio y sopla. Nada te invita a poner el pie en el suelo, pero bajo reloj y obligación resulta de todas todas poco estimulante. Y poco estimulado ya estoy yo de serie, para lidiar con esta vida perra que toca vivir porque el aire entra a los pulmones. Pero uno se lo echa a las espaldas, porque resiste empanado y pastoso los sopapos de los Hados. Aquí si que hay gramos y miligramos de por medio. Pero no siempre a tope, malpensados. Con receta médica y dosificación.
Desde octubre ando así. O me tambaleo, mejor. La gente dice que no estoy tan así.
Desde octubre ando así. O me tambaleo, mejor. La gente dice que no estoy tan así.
Estar mejor que antes no significa estar bien. O eso creo.
Pero como dije antes, disperso. Y asina no se linkean bien las cosas.
9 comentarios:
Con lo bien que te ve uno en Ca David....
Va a ser el mosto....
Y mejor estar en Canarias que en la luna de Valencia.
Debe de ser eso, Manolo, jajaja. ¡Si cuando tomo mosto soy más feliz que un niño con zapatos nuevos! Es el resto de la cosa lo que no va...
Yo prefiero la Luna de Valencia, Diego Luis... no me gusta el acento canario. Y espero que a la Luna de Valencia no llegue Camps a expropiar.
Pastoso mental... que buena definición. Yo también llevo unos meses asín... ;-)
ánimos chaval!
Pues escribiendo no tienes desperdicio. Yo ando también dispersa, pero por la Red, picoteando de aquí y de allá cada vez más aburrida con lo disperso y sin sustancia, como el pedo ese de una tarde de invierno, de casi todo lo que leo... hasta dar con tus posts, tan concentrados que podrían multiplicarse.
No sé, si la depre hace que escribas tan bien deberías dejar los polvos. Nunca he entendido porque todo el mundo tiene que ser como unas castañuelas, mega positivo, super optimista y toda esa vaina que parece que tiene que venir de serie con "el aire que entra en los pulmones".
Cris
Recibidos, chavala.
Cris todos no tenemos que ser la alegría de la huerta, pero cuando la cosa afecta a, por ejemplo, tus ganas de tirarte por una ventana y que esto sea una cosa persistente ha de controlarse.
Yo seguiré igual. Mis psiquiatras siempre me han dicho que la depresión se cura, pero el pesimismo no. Por eso siempre negatifo, nunca positifo.
Yo soy un refunfuñón. Eso es lo que soy. Pero lo sé y no me importa. Mameluco gruñon.
No sé Mameluco, en mi caso me quedé con algo que dijo un escritor siciliano del que nunca pude recordar su nombre sobre que, si tienes un perro tienes que cuidarlo porque te vaya como te vaya es tu responsabilidad ... y en eso estoy (no tengo perro pero si hijos).
La depresión es un terreno de nadie. Creo escasamente en los psiquiatras al respecto por lo que llevo visto, parece que solucionan a corto plazo pero no a largo plazo, y pienso que quienes nacemos con menos convicción de que vivir es ya de por si un grado los argumentos nos resbalan (bueno, en mi caso menos el del perro que me gustaría poderte contar mejor).
Yo no sé si algún día lo haré... supongo que no porque soy cobarde, a pesar de que me acompaña desde los 15. Lo que si he descubierto a lo largo de estos años es que, sabiéndolo, no me compensa darle vueltas.
Aunque también me tomo los polvitos no tan mágicos que no sé si funcionan pero por si acaso.
Perdona el rollo... no he hablado con nadie de esto, excepto con un par de psiquiatras a los que mentí tanto que no sé como no se dieron cuenta.
De todas formas, sigo pensando lo que dijo el siciliano, si estás, estás, da igual como estés.
Besos
Cris
Yo no tengo hijos ni perrito que me ladre. ¡viva!
¿Por qué mentir cuando se puede decir la verdad aproximada...? ¡Ja!
porque decir la verdad me hubiera salido muy caro a nivel personal y no me fié.. pero bueno, no tiene importancia... como te decía nunca lo había comentado con nadie y ya estoy arrepentida de haberlo hecho aunque sea por aquí..
Cris
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