martes, 12 de enero de 2010

Luz de invierno


Ahora no hay luz. La luz se extinguió, como la llama de una vela caduca, con el crepúsculo, hace ya algunas horas. Quiero escribir de la luz de esta mañana, la luz que me tamizaba en mi pequeño martirio de temarios y rotuladores fluorescente. El día amaneció gris, frío, pero la nieve que cayó ayer se derritió con las lluvias siguientes, y ya solo quedaba en el recuerdo, o en algún, quizás, sitio en la umbría. La luz de esta mañana. Era blanca, y tras los cristales cubiertos de gotas de condensación el invierno crecía afuera como un pandemónium desatado de gelidez y viento. Luz subyugante que recuerda al lejano norte, a cuyo cielo cantara Nick Drake, al ominoso norte blanco, donde el Wendigo se pasea entre la taiga. ¿Sería así en las edades antiguas, cuando el hielo cubría el hemisferio como una cobertera lechosa? No sé. El frío que hace llorar. Me lleva a mi niñez, cuando un día subí a la azotea (precisamente donde ahora mismo peno) para ver unos carámbanos formados por el agua derramada de los bidones. Pensé para mí que ese frío y esa sensación me recordaban a los Juegos Olímpicos de Invierno, que yo posiblemente solo conocía por los anuncios de Cola Cao. Los carámbanos, estalactitas de agua, formadas en una noche…¡qué diferencia de las ciclópeas estructuras de las cavidades donde moran los enanos! Lo que se forma en miles de años en calcita, en invierno se produce por un grifo mal cerrado durante una noche de perros.

Luz de invierno. Pálida, mortecina, como el eterno atardecer que ronda la mente de los que somos un poco así, melancólicos y bobos.

Y ahora a la luz de la bombilla, con el calefactor a todo trapo pienso que es de las luces más bonitas del mundo, el mundo sin sol, oscuridad que deslumbra, la luz más cercana a las tinieblas es demasiado luminosa vista con los ojos descubiertos. Ni el frío, ni tan siquiera la nieve, expresa el sentimiento de invierno tanto y tan bien. Porque el invierno, como todo en esta perra vida, es un estado de ánimo, y para los que odiamos el caluroso sol no deja de tener su aquel.

10 comentarios:

Vergónides de Coock dijo...

No hay que estar odiando a Helio por favor, nos ilumina todos los días. Suerte.

Mameluco dijo...

Es más, sin Sol no seríamos nada ni existiríamos, Basurero Usurero, pero yo se lo que me digo. El Sol sigue ahí, aunque esté nublado y haga frío, o sea de noche.
Lo que no quiero es que me fulmine con sus rayos.

Sarashina dijo...

Has hecho un texto muy sugerente y poético. A mí me agrada esa rememoración de la luz invernal en las palabras que parecen que se van haciendo de hielo, de nieve, de brumas. También me gustan estos días invernales, pero yo disfruto más de un día espléndido de finales de invierno, de esos que traen la buena noticia de que la primavera se acerca.

sixto camara dijo...

La luz hagase ese invento del siglo pasado que sustituyo a los candiles, tan bonito y romantico y sobre todos esos dias largo de invierno que pasa muchos dias sin luz sin agua, aunque este año si tenemos y bastante mas que luz esa maravillosa luz que este año ha iluminado nuestro precioso pueblo y sobretodo ese Domingo que nos dio una luz de alegria ver nuestro pueblos lleno de luz blanca de pureza ls calles los coches la alegria de los niños y de todo un pueblo lleno de luz que refleja en la cara esa luz,luz limpia clara trasparente como la academia que tambien te da luz y despues vendra Endesa y te dara por c.. la luz que ilumima a los ilunimatis las luz del que guiara ante las tinieblas oscuras queremos mucha luz por que el mundo esta opaco , nos hace falta la construcion del gran universo que ese si nos traeras la luz la de la verdad la sincera, la justa la que siempre ha iluminado con sus reglas el pendulo de la vida, esa es mi luz.

Mameluco dijo...

Clares leído ahora (24 horas después) no me parece demasiado allá, pero es lo que me apetecía escribir, y ahora no puedo ni currármelo mucho ni ser muy ingenioso porque mi cerebro no da para mucho más que estudiar oposiciones. Yo, al contrario que usted, cuando veo acercarse la primavera me da cosa. El calor, la inquietud, días tan largos... no me gusta mucho, pero bueno, así son las estaciones...

Sixto la luz siempre ha existido, desde el Big Bang... lo que existe desde el siglo pasado es la luz eléctrica, jejeje.
Mire, yo muchas veces prefiero un mundo turbio que ver con claridad tanta desfazhatez, tanta mala gente y tanta desigualdad, amigo Sixto.
Pero la luz del invierno no la cambio por nada. Azotea y nubes grises. El cielo en la tierra.

Thornton dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mameluco dijo...

Bienvenido a su casa Thornton, puede quedarse cuanto quiera, lo que lamento es que por mi actual trajín opositor no puedo interactuar con ustedes todo lo que quisiera.
Por último, yo creo que a su tierra, la cual conozco bastante bien le sobra un poco de sol, que quiere que le diga. Yo soy de Córdoba y me sobra casi el 75%.
Lo que si le sobra a Murcia de verdad, y ya en serio, es tanto pepero, ¡por la gloria de mi madre!

Thornton dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Si no hay luz ¿cómo mierdas sabes que amaneció?

Mameluco dijo...

Eso me pregunto yo.

No sé como lo harán los ciegos.

Aunque una cosa muy delatora es el canto de los pájaros a eso de las 6:30 de la mañana.

Pero como bien dice el título de la peli de J.L. Cuerda Amanece que no es poco.

Y si lo dice por el comienzo (Ahora no hay luz...) es que escribo de noche, y rememoro la mañana... o ¿es que no ha leído usted entero el post?

 
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