martes, 28 de abril de 2009

El Teorema de John Wayne


Dedicado al Castreño Ausente, al que tanto le gustan las películas del oeste, y que ahora está un poco chunguillo, pero que ya mismo, cuando esté aquí con nosotros, seguro que se le pasa.

Hace mucho tiempo en una clase de 1º de Ciencias Físicas, no sé en que asignatura, supongo que en Análisis o Álgebra, alguien preguntó porque los teoremas siempre tienen el nombre de alguien. El profesor contestó que le ponen el nombre del descubridor o de alguien famoso. Un gracioso saltó que cual era el teorema de John Wayne.

Esta anécdota, que a lo mejor no es así al 100%, me la contó mi primo Gaspar. El teorema de John Wayne. Me parece un nombre buenísimo.

Hoy viendo un programa de esos de Quien es Quien ha salido el Duque a la palestra, pero no el de Sin tetas no hay paraiso, sino el viejo, el único y simpar John Wayne. No voy a disertar sobre la vida de la estrella de cine, sino a ver si soy capaz de exponer un teorema, que es según Wiki, una afirmación que puede ser demostrada como verdadera dentro de un marco lógico. Demostrar teoremas es el asunto central en la matemática.

Un teorema generalmente posee un número de condiciones que deben ser enumeradas o aclaradas de antemano y que se denominan respuesta. Luego existe una conclusión, una afirmación matemática, la cual es verdadera bajo las condiciones en las que se trabaja. El contenido informativo del teorema es la relación que existe entre la hipótesis y la tesis o conclusión.

Ven que rápido se ocupa espacio de post sin hace nada. Ya comprendo mejor a Ana Rosa Quintana. Como podíamos aplicar la logica matemática a un “monolito” llamado John Wayne. Pues no sé, la verdad.

Hay gente a las que no les gustan los westerns. A mí de pequeño me pasaba, a no ser que salieran indios. Es una cosa que nos ha pasado a muchos. Cuando crecí me di cuenta que los westerns eran en realidad como la vida misma, y el género más cinematográfico de los que existen. Y John Wayne tiene algo que ver con este asunto, igual que Gary Cooper o James Stewart. O Clint Eastwood. El que rizó el rizo del género fue Sergio Leone, que dio una dimensión nueva al concepto de película del oeste como tal. El lejano oeste era el cercano sureste español, y las ideas eran revolucionarias. Es pues el western, dentro del lenguaje cinematográfico, que sin entrar en tecnicismos, es real como la vida misma.

Es cinema verité.

La esencia del western americano se concentran en John Wayne, al que muchos encuentran encasillado y con poca destreza como actor. Y para mí, nada más lejos de la realidad. Personificación del hombre rudo, americano, de raíces conservadoras, nos deja interpretaciones tan preciosas que hay que ser estúpido para afirmar que no era un actor con múltiples matices. Vida privada aparte –que no interesa en los grandes genios de la pantalla- el Duque era un profesional. De La diligencia a El hombre que mató a Liberty Balance, pasando por La legión invencible o Centauros del desierto, por solo hablar de sus pelis del oeste ¿Quién puede decir que era un arquetipo repetido? Es más bien un arquetipo que evoluciona. Su alianza con John Ford, uno de los más grandes directores que ha habido en la historia, permitió eso. La evolución del hombre duro, del hombre que se viste por los pies, del hombre sacrificado por sus compañeros y por sus subordinados, más allá del deber. Quizás su personaje más cruel, el de The Searchers (Centauros del desierto… por una vez los traductores de títulos tuvieron una buena idea), con ese poso de odio, con esa oscuridad en el alma es quien eche por tierra esa enorme falacia de que siempre hacía lo mismo.

O ese vaquero rudo, que regala cactus a Vera Miles, y deja que el joven abogado James Stewart se lleve a la chica y la fama de haber matado al forajido interpretado por Lee Marvin. Es más, le salva la vida. Y como el personaje que interpreta James Stewart se siente culpable por haber matado a un hombre, Wayne se lo dice. Le dice la verdad para aplacar su conciencia. He hecho un monto de spoiler, pero Wayne es aquí la antítesis del hombre duro que va a la suya. Es el héroe más héroe de todos los héroes. El héroe en la sombra. El Hombre que mató a Liberty Balance

Hacer el teorema de John Wayne. Miren, ni lo intento. John Wayne pertenece a una época ya pasada. Es como una fotografía en sepia, pero a veces en blanco y negro o en maravilloso Cinemascope en colores de crepúsculos naranjas.

No hay que aplicar la lógica, pues, pero si las matemáticas, o más bien la precisión aritmética. La de John Ford o Howard Hawks, entre otros, para hacer películas perfectas, en las que no sobra ni falta nada, en la según el teorema de John Wayne el oeste deja de ser oeste para convertirse en odas a la humanidad, a lo humano, donde el hombre, como en la guerra, es la medida del hombre. El corolario de este teorema sería decir que hubo un tiempo en que hombres de una pieza, eran de una pieza poliédrica. Donde la amistad, el valor, el odio o el amor son tratados como en cualquier pieza de Shakespeare, por poner ejemplos más sobados que la pipa de un indio, que vendría muy bien para el caso. Y que a mí, de hecho, me gusta más una peli del oeste que oír hablar en verso a unos histriones en el teatro.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Miguelin.
Lo peor ya ha pasado, ahora a recuperarme, y en Junio ya estaré ahí con la agenda abierta para cuantos eventos se puedan presentar.
El genero del Oeste siempre ha sido apasionante, y el recorrido que has hecho de películas es impresionante, y de las que nunca te cansas de ver.

Un abrazo, y hasta pronto.

Un castreño ausente (pero menos que ayer)

Mameluco dijo...

Ya me informa mi madre.
A ver si para mi cumpleaños estáis aquí y me sacas alguna invitación, que siempre que llega la hora de pagar me hago el longui, jejeje.

A ponerte bueno del todo ya. Es una orden. Si pudiste comer huevos duros con cáscara y hacer guardia en el Monte Acho, también podrás obedecer mi directiva imposición, que más que imposición es deseo.

Un abrazo para ti y para tu Rosita.

Sarashina dijo...

Lo mismo digo, un precioso recorrido por las pelis de este tipo duro, al que yo veía en el antiguo cine de mi barrio en programa doble con Bob Hope, qué risa. Creo, sin embargo, que te has olvidado de una película maravillosa donde este buen hombre está perfecto, "El hombre tranquilo", de Huston, qué delicia. A lo mejor no coincides conmigo, pero a mí no me cansa esa película, auque no sea del Oeste. Por cierto, las películas del Oeste, las clásicas y épicas películas del Oeste, son un valor seguro siempre, y lo que tú dices, como la vida misma. El arte de verdad es así.

Mameluco dijo...

La he olvidado a posta, porque no era del Oeste, como las que tiene de guerra. A mi me gusta muchísimo, bClares, pero siento tener que corregirte. El hombre tranquilo es de John Ford. Y es, incluso te diría, la película fordiana por antonomasia. Huston, que también me gusta bastante, hubiese sido más cínico, más áspero, si la hubiese hecho. Y no recordaríamos tan entrañable el pueblo inventado de Innisfre y sus simpáticos personajes.

Lo más curioso es que Ford, ganó 4 Oscars al mejor director, y ninguna de ellas fue un western. Son esta de la que hablamos, Las Uvas de la Ira, Que verde era mi valle y voy a tener que ir a buscarlo a wikipedia porque no me acuerdo de la otra, jejeje. El Delator, se llamaba, de 1935 . Como no la he visto, no se me había quedado el nombre.

He omitido esa peli y otras, porque se trataba de mi visión particular de John Wayne, como icono cinematográfico. Y el icono lleva sombrero, jejeje, y pistola.

ex_terminador dijo...

Preciosa entrada... por cierto no conozco una sola mujer a la que le gusten los westerns.

Supongo que será porque es una de las pocas cosas "de hombres" (sin que eso quiera decir machista, más bien al contrario) que quedan...

Para los que somos más bien flojuchos y gafapastas, ver a John Wayne, Clint Eastwood y demás tipos tan duros como sensibles (y morir de envidia y admiración) es una de las sensaciones más reconfortantes que nos puede deparar una pantalla

Sarashina dijo...

Jo, Mameluco, me equivoqué de director, y tienes toda la razón, habría sido otra cosa, sin duda.
Clares, que soy yo, es una mujer, y me encantan las pelis del Oeste. Señor ex-terminador, ya conoce una, aunque sea solo en este blog y por carta. Sin embargo, creo que somos muchas más, porque ni es una cuestión de género (femenino) ni de género (cinematográfico). Es cuestión de gustos solamente.
No quería decir, por cierto, que John Wayne trabajara con Bob Hope, sino que solían poner una de vaqueros y otra de risa, a veces también de vaqueros. Tengo estupendos recuerdos de aquel cine, al que llamaban "Cine Tomate", como un apodo.

blogjob dijo...

simplemente, bravo.
Lo suscribo todo. De hecho lo pondré dentro de un año en mi blog como si lo hubiera escrito yo.

José Manuel Ubé González dijo...

Si se fija, John Wayne (al que nuestros padres llamaban Yon Baine, como James Stewart era James Estebar) casi siempre salía en diferentes películas del oeste con la misma camisa roja desteñida (rosa, vamos) y unos pantalones caquis con miles de cabalgadas de celuloide en sus posaderas. Se ahorraban una pasta en vestuario. Kirk Douglas solía llevar camisa y pantalón negro (siempre ha tenido cara de más malo y pillo)

Mameluco dijo...

Yo, aparte de Clares si conozco a mujeres a quienes le guste las del oeste. A mi hermana le gustan, por ejemplo. Pero hay cierta verdad en que es un género "masculino" donde la valentía y el honor de un hombre era quasisagrado. Me refiero al western clásico.

Hombre, yo no soy ni flojucho (por estatura y corpulencia, me refiero) y mucho menos un gafapasta, pero si, hombres de una pieza, machotes como se diría antes, que también tienen sentimientos es una combinación que puede volver locas a algunas damas. Ni metrosexualidad ni pamplinas.

De todas formas eso, como dije antes era un perfil de western clásico, porque en los spaguetti o en las mismas de Eastwood, los héroes no son tan intachables. Me viene a la memoria Infierno de cobardes, una de mis pelis preferidas de Clint -junto a Josie Wells- donde el forastero fantasma, lo primero que hace es medio violar a una del pueblo, cosa que un Gary Cooper o un John Wayne no hubiesen hecho jamás. Aunque cosas más raras se han visto, como a un malvado Henry Fonda en Hasta que llegó su hora.

Claro, Fuensanta, es cuestión de gustos, pero le aseguro que Bruce Willis tiene muchos más seguidores masculinos (entre los que me encuentro) que entre las féminas, y es porque el cine de acción nos gusta más a los hombres, y de eso estoy totalmente seguro. Una persecución, unos tiros y unas buenas patadas nos pone a nosotros a mil. Las mujeres pasan más de estas cosas. Lo mismo podríamos decir del western, en los que la mujer, aún siendo importante, es siempre la pareja, la amiga, o la de la cantina, siendo los que llevan la acción los hombres, y las mujeres que toman roles másculinos, que son muy frecuentes...
A Bob Hope he tenido la tremenda suerte de evitarlo siempre que me ha sido posible, jejeje...

Gracias Blogjob tiene mi permiso para copiar pegar firmando con su nombre. Y no hace que espere ni un año... un mesecillo prudencial, jajaja.

Aquí era Jonbaine (con jota) y Jamestebar, jejeje.
Si, la ropa de ambos se repetía en muchas de sus pelis, querido Ubé. En concreto creo que he visto con la misma camisa de cuadritos a James Stewart como en cuatro pelis. Y la camisa rosa de John Wayne es un clásico. Aunque también está la variante azul.
Y es que a Kiriki Duglas le quedaba el negro como un guante.

Sarashina dijo...

Mi madre siempre ha dicho Rita Haibor, y Gari Coper, con toda su frescura, o Eidi Lamar (supongo que sería lamar de guapa, digo yo). Era la época, cuando nadie sabía inglés ni se lo olía.
Por cierto, me encantan las carreras de coches en las pelis de acción, las fogatas y las explosiones, y soy muy femenina, según dicen todos los que me conocen excepto mi madre, que dice que soy una perico porque no aguanto los tacones de palmo, pero eso es también porque no sabe inglés ni nada parecido. Las madres es que son así.

Mameluco dijo...

Clares, ¿me está diciendo que le gusta "La Jungla de Cristal"? Me encanta que le encante.

No es de poco femenina ver estas películas, sino que a las mujeres las películas de puñetazos no le suelen gustan. Eso es así. "Acorralado", "Terminator", "Mad Max", "Harry, el sucio" y a esas cosas me refiero con cine de acción. Y a las de kárate, jejeje.

Harry, el sucio me parece una obra maestra, desde luego.

Mameluco dijo...

Alégrame el día, jajaja...

Ana Chévere dijo...

Ex-terminador, te presento a Ana. Ana, éste es ex-terminador. Ala, sumando a Clares, ya conoces dos.

Me duermo con la mayoría de las pelis de acción (el otro género masculino por antonomasia) pero los westerns sí me gustan, algunos me gustan mucho. Reconozco que de pequeña me pasaba como a Mameluco, a veces me aburrían. Hasta los 18 años no redescubrí a John Ford (mi favorito; en cambio no puedo con Peckinpah ni con Leone). Se lo debo a una mujer, Nuria Bou, profesora de cine clásico.

No sé si el western es shakespeariano, Mameluco, pero me has hecho pensar en Kurosawa, que dirigió un Rey Lear que casi parecía un western. Y El hombre tranquilo no es un western, claro, pero a ratos lo parece... Quiero decir que el western tiene una "manera de hacer" que se puede trasladar perfectamente a otros terrenos.

Ana Chévere dijo...

Clares, yo contra los puñetazos no tengo nada, pero con las explosiones no puedo. Y con las persecuciones tampoco. Me gustan si no se alargan y si están muy, muy bien integradas en el argumento, pero cuando su propósito es acelerar el pulso del espectador me producen el efecto contrario: dejo de prestar atención. Sin querer me pongo a pensar en otras cosas y luego ya no me entero de nada. A veces hasta confundo unos personajes con otros.

Mameluco dijo...

Hola Ana Chévere, ya sois dos, jajaja.
A mí ya me gustaba el western en la adolescencia. John Ford ya me gustaba mucho. Y por supuesto que para mi Sergio Leone y Sam Peckimpah, desde otros puntos de vista menos ortodoxos, han hecho grandes películas del oeste (Mis preferidas La muerte tenía un precio y Grupo Salvaje, respectivamente -sin olvidar el "western" que se sacó Peckimpah de la manga llamado La balada de Cable Hogue, que es tronchante-). Lo que pasa es que es el oeste fronterizo con México, que también fue una constante en el género clásico.
En cuanto a la influencia del western en Kurosawa y viceversa es obvia (bueno, la de todo el cine de samurais en general). Los siete samurais dieron lugar a Los 7 magníficos, y Yojimbo dio lugar a Por un puñado de dólares. En Ran, la que comenta vd., el final es de western,y vemos al prota consumido entre flechas y llamas. En realidad en ambos casos me quedo con el original japonés. Ran es otro cantar, no es de mis preferidas.

¡Ah!Una peli de acción sin explosiones, persecuciones y puñetazos, no es una peli de acción, es un truño. Las hay buenas, regulares y malas. Las que no soporto son las regulares. Las buenas y las malas las puedo ver mil veces. Yo comprendo a quien no le gusten, vaya. Y creo que es aún más masculino que el western. Porque una peli de John Ford no deja de ser una peli de John Ford, aunque sea un western.

¿Pero las persecuciones de Bullit si le molarán, no?

Otra película totalmente westeriana es La Guerra de las Galaxias. Esos desiertos, esos duelos (y volviendo a Kurosawa, basada sutilmente en La Fortaleza Escondida). Y sin salir del país, ¿no es acaso Curro Jiménez un western? Cambie Oklahoma por Sierra Morena, y los Winchester por trabucos y navajas, y tenemos un bandolero justiciero, un prototipo de antiheroe, tan a gusto del público de este género.

 
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