miércoles, 19 de marzo de 2008


Somos un pueblo eminentemente folclórico.

Además nos gusta celebrar la muerte. Nos encanta la muerte como espectáculo. Al español le gusta ir a los toros. A ustedes modernos antitaurinos no, ya lo sé. Me refiero a ese español típico que disfruta de las ferias y los encierros haciendo perrerías a los astados. Le gusta el olor de la sangre, el sufrimiento de la bestia. O si cae, el del torero. Y ya tenemos un mito más. Manolete, Paquirri, el Yiyo, quien quieran ustedes. Mitos. Sangre. Muerte. España Profunda. Puerto Hurraco. Disfrutamos de la truculencia más absoluta. Y hoy es un día buenísimo para ello. Pólvora y cera en las calles. Fuego en las velas y fuego en los ninots. Fuego purificador mediterráneo, arcano y destructor, al fin de al cabo, contra el fuego penitente de los nazarenos del siglo XXI. Nietzsche disfrutaría en nuestra tradicional Semana Mayor, porque hacemos apología de la muerte de Dios. Se cargan las tintas en el sufrimiento, en el dolor, en las lágrimas recargadas de las vírgenes andaluzas, en los siniestros desfiles de las hermandades castellanas. Todo es triste, todo es muerte. El espectáculo de la muerte. Como si de una peli snuff se tratase, los Cristos muertos se pasean por las calles glorificados, portados como despojos divinos de un Redentor muerto. Lo que pasa que es que todo tiene truco, porque resucita. Pero si España fuese un país de buen rollo incidiría sobre eso, pero no. El día importante es el Viernes Santo. Un día de muerte, donde los bares antes no ponían carnes y los cristianos viejos lloran el sacrificio que Jesús hizo por salvarnos a todos.

Error.

Son añadidos. Añadidos de evangelista defraudado. La última frase de Jesús fue: Eli Eli lama sabactani? o Padre, ¿por qué me has abandonado?

Jamás hubo respuesta. Solo algarabía de romanos jugándose a los dados las pertenencias del finado y los sollozos de unos discípulos que si lo habían negado, vendido y abandonado justo antes de su muerte.

Nos gusta la muerte. La celebramos cada año. Somos deprimentemente macabros.

Todos somos Mel Gibson.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hello. This post is likeable, and your blog is very interesting, congratulations :-). I will add in my blogroll =). If possible gives a last there on my blog, it is about the Monitor de LCD, I hope you enjoy. The address is http://monitor-de-lcd.blogspot.com. A hug.

Anónimo dijo...

Nos encanta la muerte, así es. ¿Pero sólo a los españoles? En Italia también se vuelven locos con las procesiones, en EEUU existen aún las ejecuciones públicas y en Filipinas hacen "calvarios" con sangre y todo.

No creo que sea algo intrínseco de España, sino del cristianismo. Jesús es Dios porque se murió. Lo mismo que Elvis.

No sé si me explico

Mameluco dijo...

Se explica perfectamente, Socioapatía, pero es que en mi blog hablo casi siempre hablo de cosas que me rodean y que siento yo, porque soy un egocéntrico.
¿No observa que sutilmente me paso de una cosa a otra según me conviene terminando con un: Todos somos Mel Gibson?


Y no, señor Socipatía. Jesús es Dios porque resucitó. Eso es lo que fundó el cristianismo. Lo que puso las piedras fundacionales. No que muriera, si no que hubiera una vida después que esta per tutti... Por eso atrajo a tanta gente. Como la canción de Queen Who wants to live forever.... todos contestaba.. yo! yo! yo!
Todos querían ser inmortales pero no se daban cuenta de que solo puede quedar uno... jur jur jur...

Se me va la pinza Ramón... He mezclado el Paleocristianismo con Los Inmortales.
Pero es el concepto en si. Queremos vida eterna y por eso creemos en camamas y en pamplinas.

Raccord dijo...

¿Y lo de "Cristo se sacrificó por nosotros" y todo ese rollo?Para resucitar hay que morirse primero, y todos los héroes mueren. Fíjate además que los días fuertes de la semana santa son jueves y viernes (últimos día y muerte); el domingo como que es la resaca aplazada.

Creo que nunca había sentido tan intensa la sensación de estar hablando de cosas de las que no tengo ni puta idea hasta que te conocí. Gracias Mameluco por despertar el pequeño tertuliano de la tele que hay en mi interior. Oh


P.D: Hablando de Paleocosas, yo quería ser paleontólogo de chico y he visto que te has metido al Paleofreak xD Seguramente el primer blog que visité en mi vida. Échale un vistazo que está muy muy interesante.

Mameluco dijo...

Yo, que soy paleontólogo de grande (soy geólogo, pero mi rama por elección de optativas es la de paleontología y estratigrafía) me hace meterme también en Paleofreak.
Casi todos mis amigos, incluida mi ex, son paleontólogos de verdad, de los que publican artículos sobre fósiles y encuentran especies desconocidas para la ciencia.
Y si, somos un poco tertualianos de la tele ( ver http://www.fotolog.com/twm/30592850 )
pero tenga una cosa clara sobre mí, querido Ramón, casi nunca hablo de lo que no tengo una idea en la cabeza a la que he dado vueltas.
No puedo hablar de futbol, de música étnica, de alpinismo o de comida vegana.
De religión si, y en concreto de la cristiana, ya sean sus variantes cátolicas y protestantes sobre todo. La iglesia ortodoxa tanto griega como rusa, o la copta, o la etíope, o la armenia no las controlo tanto. Aún siendo muy ateo me interesa mucho el tema.

¿Y como es que ha vuelto a su antigua personalidad?
Que cosa más rara...
Me voy a la cama que llevo casi 48 en pie y solo he dormido 3 horas...

Anónimo dijo...

Yo fui ortodoxo. Y lo único que echo de menos de esa infancia monoteísta es la comunión. Momentos de éxtasis. Un infante mojando pan en tinto. Comulgaba varias veces –el pedo era inevitable.

Ana Boyero dijo...

"Todos somos Mel Gibson."

JAJAAAJAJAJAJJJAJJAAJJJAJAJA

Grandioso el final, me parto xD

Mameluco dijo...

Mel Gibson para mi es el paradigma del desequilibrado religioso católico famoso, versión gore.
Ultraconservador y amante de la carnaza. Podría ser español, en vez de australianoestadounidense...

 
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