martes, 18 de octubre de 2011

(sin) Variaciones




Mediodía.
Glenn Glould inunda la habitación en semipenumbra y llena de botellas. Impertérritos miran las pegatinas de la torre del ordenador a la pantalla, buscando algo que no sea Facebook o Wikipedia.
Las cortinas y las persianas venecianas paran la luz demasiado brillante para ser el otoño que yo espero. Mis “jechuras” de oso me llevan por el camino de que el invierno es inminente y pronto tocará dormir hasta bien entrado Marzo. Como de una forma oportunista, en el sentido etológico de la palabra. Una forma más de imaginar a estas horas en las que Bach ha descendido por la banda ancha las variaciones Goldberg que no he de estudiar esta tarde. De hacerme la fútil ilusión de que mañana no tendré que hace un viaje en diferentes fases. Castro del Río – Granada . Estación de Autobus – Paseo del Salón. Paseo del Salón – La Zubia. No, inexorablemente, si no muero antes en sueños o me estalla el corazón, haré de la rutina hecho autobús mi Miércoles.
Todo el hartazgo vital acumulado en los 35 años que llevo respirando aire se manifiesta estos días como si esa desidia fuese un “indignado”. Yo ya no me indigno ni con mi propia colmatación de defectos mentales, pues afloran con el tejemaneje cholil del estudio, aparte de por otras cosas que por confidencialidad, vergüenza y honestidad me callaré. No comprendo muchas cosas que me ocurren. La ansiedad viene ya hasta de una forma desganada y perezosa, dándome intervalos de malestar intenso y calmas chichas de auténtica  desesperación tranquila.
No nací para estudiar y es lo que llevo haciendo toda la vida. Solo los interludios entre los apocalípticos momentos de codo en mesa, me ha dado la cordura suficiente para plantearme las cosas y decidir el camino a seguir.
No sé hacer nada con lo que pueda vivir sin pasar agonías. Hoy el saber por el saber está muy mal visto, salvo en los concursos de la tele.
Tararea Glenn Gould y las telarañas de mi cabeza enredan solo recuerdos ácimos, como los panes sin levadura. La fermentación o destilación de mis peores humores sería lo conveniente, pero como conservados en formol de feto flotante, el pasado reverbera todos los días haciendo que los dolores y cicatrices no curen, y que la saturación de inseguridades se mantengan en el nivel potenciométrico de hace seis años.
Mediodía.
Tarde y noche.
Mañana.

Será otro día.
Habrá que buscar la variación.Habrá que improvisar el arte de la fuga.

2 comentarios:

Mobesse dijo...

Acabo de escuchar algunas piezas del Clave bien temperado en la versión de Richter. No es Glenn Gould, ni tararea, pero... Por un momento, al venir aquí, he creído que era la misma cosa. ¡Qué coincidencia! Te mando un abrazo budista zen. No sé lo que es, pero dicen que es muy bueno y terapéutico. Y otro, mobesseabrazo, por si no te gusta el primero.

Mameluco dijo...

Gracias, Fernando.
No te he contestado antes porque, ¡oh, iluso de mí!, pensaba que iba a haber más comentarios.

Zen para todos.
Zen.utrio soy yo, al menos.

 
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