Quietismo Ilustrado
Hay cosas que me dan mucho igual. No sé si está bien expresado eso de mucho igual, pero, valga la redundancia, me da igual, mucho.
No sé cuantas personas que leen esto está de acuerdo conmigo. Sé que hay lectores que no están de acuerdo. Incluso por preguntarme a mi mismo si hay lectores. Esto es un blog y se supone como dijo Alex ayer que hay una pantalla y otros que mirar. Bueno aquí pueden participar porque es todo tope 2.0, casi 2.1, a lo mejor. ¡Bah! Es lo mismo.
Quisiera saber qué de malo tiene la quietud. La tranquilidad soñada por diversas religiones y/o corrientes filosóficas –con las que no comparto nada-, solo querer quietud. Quietud es paz, y cada día deseo más esa paz. Como siga así me voy a volver budista con esta tendencia a la nada, pero en realidad, consecuentemente, solo bordeo el nihilismo churretoso y la bazofia que mis neuronas hacen circular a ritmos disparatados por mi cerebro. Quiero que esas sinapsis paren. Que paren de una vez. La tranquilidad es no pensar. Paroxismo atáraxico. Quietismo ilustrado.
¿Por qué intentar ser ajeno al mundo, aún eligiendo no cortar los hilos totalmente aturde a las personas? Hoy todo es movilización (de boquilla, claro), el hay que cambiar todo (para que todo siga igual –Lampedusa dixit-) porque es un desastre. Ya sabemos que es un desastre desde hace muchos años y ¿por qué ahora? ¿por qué ahora son conscientes de que los sindicatos adocenados iban a traicionar a la gente como venían haciendo reiteradamente? ¿por qué los políticos son ahora peores que hace cuatro años o seis? ¿por qué se ha hartado ahora la gente? No lo comprendo. Yo ya estaba harto de esta mierda hace mucho, y se me hace extraño los llamamientos a la movilización. Yo no necesito movimiento (discutible por mi peso, pero de otro tipo), yo necesito quietud. Y eso no se comprende.
Los hay que siguen las revoluciones en el extranjero como si de un partido de fútbol se tratase (yo voy con el pueblo, piensan) y se dicen: eso es aplicable aquí. Mismos perros, distintos collares, o más bien al revés, el mismo collar para un perro distinto. ¡A otro con ese hueso! Aquí ya se hizo una cosa de la que están muy orgullosos una generación que solo ha degenerado en que ganaron los mismos repartiéndose el pastel. Y a base de boyante oropel hundir el estado del bienestar, vedado secularmente a este país. Las águilas en sus nidos de cemento se parten el pecho. ¡No nos subas la luz! ¡No no subas la luz! Subiré la luz lo que quiera, dicen las empresas. Si tienen carta blanca por el gobierno elegido en las urnas. Las urnas legitiman el abuso. Y ahora por cuatro carteles y pancartas se van a dar la vuelta.
¿Por qué cuando la gente vivía por encima de sus posibilidades gracias a los bancos engañabobos nadie se quejaba? ¿acaso no había más especulación inmobiliaria antes que ahora que no se hacen ni flanes de arena en las playas? ¿acaso no era ya vomitivo? Pero ahora todo es una ful. Y yo añado, como antes. Yo me di cuenta hace mucho, pero no por listo, ni inteligente, sino porque soy muy pesimista, cosa que por otro lado no les recomiendo.
¿Ven por quiero quietud, paz, tranquilidad? Porque pienso (me atrevo a decir que sé) que nada cambiará, y si algo lo hace no será como debería ser para que un porcentaje alto de la población se beneficiase. Por eso persigo la ataraxia. Eso cuando no me importaría morirme directamente. Pero no desde el bajón, la ira o la desazón, sino de la falta de ilusión, de ver un mundo tan feo y de pensar que menos mal que no existe Dios, porque habría que matarlo al estilo soviético mil veces por hacer a una especie tan desgraciada (en los dos sentidos de la palabra) como la nuestra.
Solo queda la risa, la música, las lecturas. Los amigos. Eso se puede hacer dando el culo al sistema durante mucho rato al día. Pero siempre tienes que mirar a los ojos al maligno en algún momento del día. Oposiciones, trabajo, ataduras. Libertad de seda forjada en hierro.
Ya está bien de bilis hoy.
Sean felices.
Montaje de Julio de 2006 para el fotolog |
6 comentarios:
El pesimismo tenía que tener algo bueno.Por eso no me gustan los visionarios, porque alguno puede ser pesimista y puede dar con tu alegría.
Tendremos que vivir con el pesimismo, o eso dicen ahora. El pesimismo de los mercados. Ese Dios que necesita de vez en cuando un nuevo sacrificio.
Ese mercado al que te refieres es ya malo de por sí. No que vaya bien o mal, sino que exista.
Bolsas, especulaciones, opas hostiles... cosas que no se comen ni se beben y dejan pobres a las gentes.
Quien quiera estar alegre lo estará de todos modos, Diego
Ataraxémosnos. Pero de una manera quieta. Pregonaba el anarquismo sibarita. Ahora lo hago con el anarquismo Ataráxico. Una gran entrada, Don Miguel. Disculpe que no entre más a menudo. Practico el quietismo a ratos.
No me sea mentirosín, Ubé, que se mueve más que los precios... que veo fotos.
Pero sí, practiquemos la ataraxía y el quietismo, menos a la hora de ir a los bares...
He vuelto a releer el post Don Miguel, y lleva razón el amigo Ubé con que la entrada es muy buena.
Lo de que la cosa iba a reventar por algún lado ya se intuía, los pesimistas como usted y los optimistas también. Pero mientras tanto, todo el mundo se ha aprovechado de la situación, unos especulando, y otros viviendo por encima de sus posibilidades.
También llevas razón en lo de que el quietismo es difícil de llevar a cabo; intento autoconvencerme para no hacerle caso a la politíca, ni de fijarme en lo cabrones que somos en general..... pero es que no hay manera......con tanto bribón suelto, no hay manera.
Y es que hoy, por ejemplo, no para de rondarme el comentario que me ha echo mi tía........
El comentario que te ha hecho su tía es totalmente cierto, Manolo.
Pero el quietismo no es tan difícil. Llega uno a pillarle el tranquillo.
Si piensas mucho en estas cosas pierdes. Pierdes la paciencia, el tiempo y hasta el orgullo.
Porque es que tú pones todo y ellos nada, ellos lo tienen todo y tú unas migajas.
Lo bueno muchas veces de ser pesimista es que te esperas todo tan malo que al final no es lo que esperabas...jajajajaja...
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