jueves, 9 de julio de 2009

Jack London y El pueblo del abismo


Como es mi costumbre, deambulaba por una librería en Córdoba hace unos meses sin saber muy bien lo que comprar. Había ido a por Moby Dick, y algo más tenía que caer a la buchaca.

Rebuscar entre libros es un hobby, pero también una presión indecible, pues a veces los quieres todos y eso no puede ser.

Me encontré con unos relatos de Howard, con un libro de ensayos de G.K. y con el libro que hoy les comento.

Si les digo la verdad, cuando me lo compré no sabía de que iba. El volumen se llamaba El pueblo del abismo y era de Jack London. Siguiendo relatándoles verdades del americano solo me había leído La llamada de la selva, hace muchos años, y no pondría la mano en el fuego porque no fuese una versión abreviada. Pero por influencias que tuvo en otros autores que he leído y porque Carlos Giménez ha adaptado varias de sus historias, entre ellas el celebrado álbum de Koolau, el leproso me lo compré. Imaginábame que el libro pasaría en los ominosos espacios blancos del Noroeste americano, por donde dicen que camina el Wendigo, y que sería una historia de mineros o tramperos, en contacto con algún pueblo desconocido.


No, no es nada de eso. London escribió este libro cuando se sumergió, haciéndose pasar por marinero yanki (lo que había sido años atrás) en la indigencia, en el East End de Londres. Periodismo de investigación puro y duro. Bastante más extremo que Callejeros o 21 días en ... Las siete semanas que estuvo entre los pobres más pobres, los desheredados, los forjadores de un imperio que ya no servían para la causa, dio lugar a una crónica, donde, por supuesto, el autor pasa mil kilos de ser objetivo, pero que tal vez por su ingenuidad al narrarlo y al exponerlo no tenemos porque poner en duda su palabra. Y pongo ingenuo no porque yo lo diga, sino porque en el prólogo lo leí (cristiano ingenuo y socialista ingenuo, a la vez que darwinista ingenuo) y no puede ser más acertado el adjetivo calificativo.

Desde la cercanía de una caterva embrutecida saca a relucir problemas que desde luego, y cayendo en el topicazo más manido, no ha perdido vigencia. Problemas sociales tan en boga en estos días de principios de milenio en nuestras tierras son expuestos en la sociedad victoriana (la que tanto me gusta a mí desde un punto de vista literario) de una forma cruda y directa. Recelo de los inmigrantes, falta de justicia para los que menos tienen, violencia de género, abusos de las empresas y un largo etcétera de problemas real than life. La monarquía no sale tampoco bien parada, ni la beneficencia, que cambia camastros infectos y comida podrida por trabajos duros y pesados. Ni que decir tiene que la obra tuvo un rechazo frontal en el Reino Unido, y fue un éxito en los USA. Curiosamente los regímenes totalitarios soviético y nazi lo difundieron como ejemplo del paroxismo al que había llegado la deshumanizada sociedad capitalista. Añadir que el capítulo donde transcribe una conversación de unos obreros, en los que uno defiende a los emigrantes polacos judíos, fueron extraviados en su versión alemana.

Pero es lo de siempre, la utilización de un testimonio sincero, certero, repito, ingenuo, para unos fines particulares. London era socialista no por un proceso intelectual, sino por las experiencias por él vividas y por su fuerte convicción de que las cosas tenían que cambiar (un ingenuo más ingenuo que el de Voltaire), y un creyente más preocupado por los cuerpos que por las almas.

En definitiva, parece ser que desde 1902 la humanidad sigue erre que erre. Y no ha cambiado demasiado. Quizás por eso Jack London se quitó de en medio en 1916. Curioso es observar como habla del suicidio en su libro y las consecuencias que tuvieron sus ideas al respecto años después.

8 comentarios:

Sarashina dijo...

Hola, amigo. Estoy en Murcia por cosas familiares y paso a saludarte y a leer tu última entrada. De Jack London recuerdo haber leído algunas cosas, "La llamada de la selva", entre otros, pero lo que más recuerdo es un cuento cuyo nombre he olvidado, de un explorador capturado por una tribu mogola o algo así. Me impresionó. No he vuelto a leer este autor porque sigue relegado a la lectura juvenil, que no es mala cosa, pero que lo aleja de viejunas como yo. Lo que dices de este libro, "El pueblo del abismo" me parece diferente a la imagen que del autor se suele tener. Me gustan los autores menores en sus textos menores. Eso, por ejemplo, me pasa con algunos libros de Van der Post.

Mameluco dijo...

Este libro entra dentro de unos libros (lo sé porque ya he profundizado un poco en el escritor) que hizo despegados de su faceta como narrador de aventuras, en donde exponía sus ideas y sus inquietudes sociales.
Jack London no es que sea un escritor menor, a mi manera de ver, sino que pertenece al limbo de la literatura de género, tan denostada por cierta parte de los estudiosos de la literatura.
Y si, pueden ser considerados menores respecto a otros referentes, en este caso, dentro de la novela americana de aventuras, como Melville, Twain o un poco más antiguo Howthorne.
Pero se lo recomiendo particularmente a usted, Clares porque aunque el texto sea un poco redundante, describe la pobreza y sus causas en el contexto histórico victoriano de una forma meridiana.

mochuELIn dijo...

Me lo leeré, mejor dicho, lo devoraré, que es lo que yo hago con los libros, y trataré de sumergirme en esa sociedad desheredada de la que London forma parte para contar sin contarse. London de todos modos etró en mi vida siendo yo aun demasiado joven, pero ya no salió nunca más. Y para nada consideros que sea un autor menor, tal como dices, es uno más de esos (para mí autores relevantes y más que mayores) que se quedó demasiado encasillado por las aventuras en el gran norte y del que nadie imaginaría otras maravillas que no se centraran en un paisaje blanco con personajes tramperos y cazadores. Nos vemos aquí o allí, pero pasando calor, seguro ;P

PMM dijo...

Como tú dices, leí a Jack London en plena época de juventud, y ni siquiera se me hubiera ocurrido que podía ahber escrito algo como esto. Mi lista sigue aumentando pero el tiempo sigue siendo escaso, habrá que esperar a que llegue agosto.

Mameluco dijo...

Estimados lectores y lectoras:
Estoy en el campo y como apareció por sorpresa, no me dió tiempo a despedirme. Siento la tardanza en responder.
MochuELIn yo hay libros que los sorbo, otro me los como y otros es como una ternilla, que acabo por escupir, jajaja.
Jack London ha reentrado en mi vida literaria de una forma extraña. Pero ahora seguirá para siempre, espero.
Ay Pilar que las listas aumentan y aumentan y no acaban nunca. Un día haré una lista de lectores de los que no he leido nada y se echarán las manos a la cabeza...

Y al señor Alfonso Játiva Gómez no es por ser descortés, pero no veo la relación entre el post y sus comentarios, la verdad. Pero bueno, se lo perdono si no lo vuelve a repetir...

Mameluco dijo...

Fe de erratas autores, no lectores, jajajaj...

alfonso dijo...

lo describes con mucha conviccion
parece que te ha gustado
un saludo

Mameluco dijo...

Señor Játiva Gómez se lo perdonaba si no se volvía a repetir, pero ni lo ha leído ni ha hecho caso, así que borrado queda todo lo dicho por usted en este post (que repito, era simple spam).

Alfonso si que me ha gustado. Lo recomiendo efusivamente a usted y a todos en general.

Saludos.

 
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