domingo, 30 de noviembre de 2008

Trinchera

Oscurecía. El fango ya solo era algo oscuro, espeso, frío. La indeterminación que te llegaba por encima del tobillo. Un hombre a mi lado contorsionaba la cara con múltiples tics. Esas alambradas, esas jodidas alambradas –murmuraba entre dientes-. Cuando había luna llena, ésta iluminaba la tierra de nadie, y los cráteres aparecían cual dentelladas en la arcilla. Y sobre la arcilla, trozos de nosotros. También de ellos. Los gusanos no hacían distinciones de sabores según procedencias. Un día, otro muchacho, que llegó con mi destacamento, rezaba en el silencio solo cortado por alguna ráfaga de ametralladora de algún enemigo tan asustado como nosotros. Me tenía por un cínico, por un tipo duro. La oración de aquel chico me hizo vomitar sobre la galería inundada, y sobre el tabaco que le había quitado a un sargento muerto. Dios mío –decía- haz que una bomba destroce mis entrañas de una vez, porque no puedo aguantar más este sufrimiento. Guía una bomba de racimo a esta trinchera de tu siervo y pulverizanos por el mal que estamos haciendo. Haz que siempre haga frío para que cuando nos gaseen no agonicemos como perros. Amén. Cuando acabó lo miré y le ofrecí un cigarrillo. Cogió el pitillo con la mano huesuda y lívida del que está ya muerto. Sus ojos azules brillaban como dos canbunclos en su cara embarrada. Lloraba como un niño. Sería un niño, apenas tendría los 19, y llevaba un escapulario teñido de rojo. ¿Es tuya esa sangre? –pregunté-. ¿Acaso eso importa? –me respondió-. No dije nada. Al día siguiente los zapadores harían explotar la colina 60 y nos tocaría movernos a nosotros.

7 comentarios:

Sarashina dijo...

Qué miedo, Mameluco, la guerra, la miseria de esos pobres muchachos. Yo soy como el Woody Allen, que dice que en la guerra él sólo sirve para prisionero. Y añado yo, o para muerto. El cuento debe de estar muy bien, porque a mí me ha llegado. Es frío. Es seco. Como la trinchera. Volveré luego a ver qué dice la gente.

Mameluco dijo...

No sé lo que dirán...
Tenía ya demasiadas ficciones pululando por el escritorio y sin subir y hoy me he decidido por esta.

Esto me pasa por ver El Canal de Historia

Anónimo dijo...

si, se puede oler la humedad en los huesos en el cuento. Si la hacen pelicula que no sea española, ¿eh?. Si no tendremos que ver otra vez a Gabino Diego hacer de adolescente a su edad y el cinico seria Resines. Y seguro que hasta encuentran algun papel pa la Loles Leon ....

Sarashina dijo...

Uy, sí, qué miseria de cine. La harían mejor los... no sé, es que no encuentro el cine adecuado. ¿Los japos, los rusos, los búlgaros, los ingleses, o quizás unos amiguetes cordobeses? Hazlo tú mismo, será mejor.

Mameluco dijo...

No, cine no.
Y menos español, Rasko.
Yo creo que lo mejor que se ha hecho sobre la Guerra del 14 es "Blackadder goes forth" y mire que era de risa. Pero esa puro sin sentido. O sea, la guerra.

Yo, cuando me dedicaba al cine, Clares no hacía esa clase de películas. Eran totalmente pasadas de rosca -hicimos una religiosa mezclada con cine de zombies-.
Aunque montar una trinchera no es tan dificil...jejeje
Pero me retiré hace muchos años.

Pilar M Clares dijo...

En la lucha contra el terror llega a estar todo permitido, qué gran amenaza para uno mismo.
Un relato de desesperación temprana.
Muchos besos

Mameluco dijo...

Terror contra terror da algo así como terror al cuadrado. Error con una T más. Pero los humanos siempre estamos condenados a lo mismo, Pilar M Clares

 
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