domingo, 2 de diciembre de 2007


Corto y pego de mi mismo, de mi antiguo blog The involution to the inner fug air.

Pensamientos enrarecidos


El discurrir de los días pasa entre fríos y soledades. Cuando me encierro en mí mismo al principio soy feliz, pero a la larga pago un alto coste, pues es como si cargaras los problemas en un desván, en una buhardilla, arriba, y con cualquier pequeño motivo, que haya un terremoto de intensidad 0,001 en la escala de Richter, que pase un camión fuera o una puerta se cierre de un portazo con el viento, ésta se viene abajo. Este último año sido muy duro. He luchado, y lucho, contra mí mismo y un poco contra el mundo; yo soy pacífico. Me está costando mucho trabajo. Sueño cosas raras estando bien o mal. Sueño riñas imaginarias. Alguien me riñe. Estoy nervioso al despertar. Tengo muchos problemas de sueño. No quiero despertar por las mañanas, pero me sienta muy mal no hacerlo. Aunque cuando lo hago tampoco me siento muy feliz. No estoy hecho para estar en el mundo, en el planeta. No quiero que me guíen. Creo que podría hacer las cosas de mejor manera sin el temor a la riña, al enfado, sobreponiéndome, yo solo, a las pequeñas adversidades. Temo más la reacción de los otros que la mía. Esto condiciona mi espíritu. El ambiente enrarecido del enfado o el reproche no sé llevarlo hacía mi terreno, el de asumir mis defectos. Los digiero mal, dando lugar a explosiones, a hecatombes, en mi cabeza. Miles de pensamientos en segundos me atolondran de un modo terrible. Me embota los sentidos. Pasará otro día sin almorzar, y otro. No tengo ganas de ir a ningún sitio. Me da pereza ducharme. Todo es repelente. No aguanto a la gente en estos días. Me rebelan la estupidez, la falta de tacto, la ausencia de empatía, por parte de los otros, y por mi parte, algunas veces, al no comprender que la gente es insensible por naturaleza. Y el lugar del otro es difícil de ocupar, pues lo pasamos por un tamiz subjetivo, muy duro, luz de malla de amstrongs, la capacidad de nuestras pequeñas neuronas, que siento como se desgastan, como se pierden en el agujero negro que todo lo absorbe, que chupa inteligencia a donde quiera que vaya, yendo a muchos sitios pues el cosmos no es tan grande como la imperfección de esta raza, la humana.
Sé que tengo problemas de autoestima, no me quiero demasiado, solo lo básico para seguir por aquí siendo consciente del ecosistema sin drogarme, sin beber, sin perder ni un minuto de la lucidez primaria de la percepción clara. Tampoco estimo a la masa. Millones de rostros, de piernas, de culos, de cerebros, de pollas y de coños. Son entes cambiantes, no coherentes, eclécticos. Si al menos dentro de su eclecticismo fueran pragmáticos. En solitario si los aguanto bastante más, sí me pongo en su lugar, por que cada uno somos un mundo. Un universo en cada una de las cabecitas. Blancos y negros, grises, colores angustiosos. Zonas que van a su bola, desconectadas de la realidad, y que maquinan. Mi planeta gira en un brazo lejano de una insignificante galaxia, lejano, dando vueltas alrededor de un astro ya consumido, el hidrógeno y el helio se han acabado, que da lugar a elementos más pesado, nerviosismo, depresión, agobio, agresividad… La civilización que me habita está en una fase de declive prematura, no pudiendo levantar cabeza. Son, eran, demasiado buenos, o tontos, para esta creación. Dios, el día que los concibió, debía estar cansado de su eterna lucha con Lucifer. Los ángeles y arcángeles fallaban con sus espadas y flechas de fuego, la moral debía estar baja. Dios no descansó al sétimo día, simplemente bajo su ritmo de producción y nosotros pagamos su incompetencia. Nos dio el libre albedrío para fallar, para desentenderse de sus figuras de barro. No las coció en el horno lo suficiente y las arcillas se expandieron hidratadas, malformadas, desquebrajándose, haciéndonos pedazos a los que estábamos mas lejos de la fuente de calor.
Escrito el dos de Marzo de 2005. Estaba chungo ese día.
Ilustración:
La nave de los locos de Hieronymus Bosch

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola! soy tu excompi de piso, miguel. aprovechando q tengo internet hago una visita por tu blog. De vez en cuando escribir me sirve de catarsis, como a ti. Supongo. Muchos tambien tenemos nuestros fantasmas. Me gustó tu vision de los románticos, de esos que visitan cementerios, jeje. Nos vemos colega!

Mameluco dijo...

Hola, Miguel.
Gracias por leer estas cosas tan tristonas.
Supongo que nos veremos pronto, si es que venís a a verme...
de todas formas yo me voy para allá dentro de una semana y pico o así.-

:)

Auggie Wren dijo...

El hombre es libre, y lo es también para equivocarse y hacer el mal. Es la putada de la libertad. Todo tiene su lado malo.

 
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