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martes, 18 de octubre de 2011

(sin) Variaciones




Mediodía.
Glenn Glould inunda la habitación en semipenumbra y llena de botellas. Impertérritos miran las pegatinas de la torre del ordenador a la pantalla, buscando algo que no sea Facebook o Wikipedia.
Las cortinas y las persianas venecianas paran la luz demasiado brillante para ser el otoño que yo espero. Mis “jechuras” de oso me llevan por el camino de que el invierno es inminente y pronto tocará dormir hasta bien entrado Marzo. Como de una forma oportunista, en el sentido etológico de la palabra. Una forma más de imaginar a estas horas en las que Bach ha descendido por la banda ancha las variaciones Goldberg que no he de estudiar esta tarde. De hacerme la fútil ilusión de que mañana no tendré que hace un viaje en diferentes fases. Castro del Río – Granada . Estación de Autobus – Paseo del Salón. Paseo del Salón – La Zubia. No, inexorablemente, si no muero antes en sueños o me estalla el corazón, haré de la rutina hecho autobús mi Miércoles.
Todo el hartazgo vital acumulado en los 35 años que llevo respirando aire se manifiesta estos días como si esa desidia fuese un “indignado”. Yo ya no me indigno ni con mi propia colmatación de defectos mentales, pues afloran con el tejemaneje cholil del estudio, aparte de por otras cosas que por confidencialidad, vergüenza y honestidad me callaré. No comprendo muchas cosas que me ocurren. La ansiedad viene ya hasta de una forma desganada y perezosa, dándome intervalos de malestar intenso y calmas chichas de auténtica  desesperación tranquila.
No nací para estudiar y es lo que llevo haciendo toda la vida. Solo los interludios entre los apocalípticos momentos de codo en mesa, me ha dado la cordura suficiente para plantearme las cosas y decidir el camino a seguir.
No sé hacer nada con lo que pueda vivir sin pasar agonías. Hoy el saber por el saber está muy mal visto, salvo en los concursos de la tele.
Tararea Glenn Gould y las telarañas de mi cabeza enredan solo recuerdos ácimos, como los panes sin levadura. La fermentación o destilación de mis peores humores sería lo conveniente, pero como conservados en formol de feto flotante, el pasado reverbera todos los días haciendo que los dolores y cicatrices no curen, y que la saturación de inseguridades se mantengan en el nivel potenciométrico de hace seis años.
Mediodía.
Tarde y noche.
Mañana.

Será otro día.
Habrá que buscar la variación.Habrá que improvisar el arte de la fuga.

lunes, 22 de agosto de 2011

Cosas que he de decir, aunque a usted no le importe.


Tengo muchas cosas que decir, aunque dudo que alguna le importen a usted un tercio de lo que le importa un bledo dividido por un pimiento.
Si, usted que me lee.
Desconoce que el otro día, mientras me bañaba en la piscina se me antojó posible que la casa que mi abuelo construyera en tierras de secano, entre la viña y el río, hoy tierra calma, fuera desmontable como un Exin Castillos. Los ventanucos, biselados por lo alto y de forma casi cuadrada, tienen rejas, y a los lados piedras metamórficas que se asemejan a esas piedras de plástico del juego de construcción al que me he referido; y me imagine la uña de un dedo de una mano gigante que en la plácida tarde de Agosto, cuando las nubes son naranjas y rosas y cursis, descendía del cielo y cogía con el pulgar y el índice, prensilmente, la ventana con mosquitera de la habitación de mi hermana, la que está más al oriente. Ineludiblemente, y abusando de los adverbios, con su permiso, amable lector, me acorde de los Monty Phyton y sus manos animadas, y pensé que la mano de Dios jugaba a los Exin Castillos con mi casa en el campo, esa que está en la carreterra que lleva a Baena, a Alcaudete y finalmente, a la ignominiosa ciudad de la Alhambra.

ELLA sigue aquí. Sigue en mis sueños. Me visita fugaz, por las noches y las siestas. Vuelve, dulce y callada, en ascensores que son pisos enteros con bares polvorientos de ceniza de cigarrillos apagados hace mucho tiempo. En la vida vigil la había desterrado de mis pensamientos, pero ahora, con el verano vuelve, como una tentación que me ofrece la locura, pérfida, pérfida y pérfida, mil veces pérfida y enredadora, pues en esos sueños soy feliz y nunca se oyen palabras feas; y por eso digo tentación, pues las invitaciones, mucho más blancas e inocentes de lo que usted imagina, pérfido lector de pérfida mirada sucia, son tan reales que a veces entre sueño y sueño me he de sacudir con la pérfida almohada enranciada con mis cabellos para hacerme entrar en la pérfida razón, que no tiene porque ser razonable ni razonada. Las cosas que no son, no son. Lo que pudo haber sido y no fue es tan solo una forma de enunciar un fracaso, una frustración, una sobredosis mortal de realidad que mató al suave y engañazagales canto de la bienquerencia. Esta noche no vino, apenas dormí. A lo mejor esta noche armado ya de drogas legales para locos de nivel bajo canta para mí.

Me subleva la idea de transcendencia, y que clasifiquen a los ateos y libre pensadores políticamente en receptáculos que el libre pensar rehuiría en nanésimos de segundo.

Sé que sabe usted, amable lector, como digo, que no creo en nada apenas, pero si es que hay algo, ya sea Crom, Jesús, el Monstruo de Espaguetti Volador o el mismísimo Cthulhu encarnado en Calamardo le doy las gracias por la lectura. En realidad le doy las gracias a la sorbedura que me comecome; me doy las gracias a mi mismo por dejarme leer. Sabadú, Colubi, Hogdson, Chesterton, Orwell, Lovecraft -2 veces- y Borges han pasado ya ante mis ojos. Poder leer es muy importante para el lector que no lo puede hacer siempre, porque su poder de concentración es más limitado que el poder romo de un Cristo románico una estampa gastada de Shiva de las que te dan los Hare Krishna en el Rastro de Madrid.

Tres gatos pelean ignorantes del daño que pueden causar a mis pulmones, a mi garganta, a mis hocicos. No todos los culpables de algo son tan inocentes como Noni Chico y sus secuaces felinos. Y mire que son seres vivos. ¿Acaso sabe la alarma del móvil o del reloj lo mucho que la odiamos? Un símil se podría hacer con nuestros regentes, nuestros manipuladores próceres, nuestros estadistas a lo que la palabra estadista queda tan grande que parecen disfrazados estando en sus trajes caros. En esta democracia de chiquilicuatres, los cretinos son, aunque los odiemos, como las alarmas, puestos por nosotros –por quien vote, vamos- lo que pasa, me da a mi en la nariz hiperalergiada que ellos sí que son conscientes de los perjuicios que crean; aunque a lo mejor no al ciento por cuento, porque tampoco es que sean genios de la Naturaleza ni Fénices de los ingenios. Los gatos siguen jugando en esta mañana medio fresca de domingo, que vaticina calores ígneos en el aire.

Cada día me gusta más estar solo y creo que es culpa mía.

Hay momentos en que el Nota, no es que te salve la vida –eso se lo debo a los maléficos emporios farmacopeos-, pero te da una dosis de alegría que, aunque el hombre triste no aguante más que la duración del film en La Sexta 3, es suficiente. En el campo, siempre que veo una película la vivo intensamente, ya que es poco lo que le dedico a lo audiovisual. No escucho ni música. Pero estoy por ponerme cintas de bolos en el iPod Suflé, que me mira muerto de pena, si es que mira algo, desde un compartimiento encremallerado del bolso a bandolera que utilizo para hacer pequeñas mudanzas de objetos.

La piscina, como si tuviera sirenas me reclama, amigo lector. Yo no soy Odiseo atado a un poste, más bien Mameluco atado a una calor que es angustiosa ya a primeras horas. Me despido. Esta son algunas cosas que he escrito durante una semana y que tenía que decir. No le interesaran pero dicho quedan. Faltan muchas cosas pero está bien por hoy. 
Dentro de unos eones, más.

jueves, 7 de abril de 2011

Neuronal Exposure

No sé desde cuando no escribo nada en condiciones. Supongo que es porque cada vez se demuestra más mi incapacidad para estar en dos cosas a la vez. O sea, mi mente no tiene la formidable herramienta de la bilocalización como ciertos santos o personas puestas de ácido (El Zurdo dixit). Es por gran parte de mi público sabido que no puedo leer. Me aturuyo cuando leo más de dos páginas, y no soy de los que pueden leer un libro durante 3 meses.
La espesura neuronal no sé a que será debida. Bueno, en plan objetivo, estoy medicándome con cosas que atontarían a la mismísima Jodie Foster (perdón, ahora no se me vienen a la cabeza más nombres de superdotados famosa). Pero hay un transfondo, como siempre en la complicada vida del artista (símil funambulista). Los sueños y los pensamientos, como siempre. Ayer soñé que se acababa el mundo, y toda la humanidad era consciente de ello. Los supervivientes estábamos reunidos en una especie de hotel, rodeado de grandes explosiones y edificios derruidos. Sabíamos cuando iba a llegar nuestra hora. Cuando eso ocurrió el tiempo empezó a ralentizarse de una forma quasimágica. Al final vi morir a la gente y me desperté. Había muerto en el sueño, pero seguía vivo en la cama, con mis botellas, con la luz de las rendijas, con el ruido de la calle. Estaban conmigo gente que quisiera tener a mi lado en esos momentos. Pero pasaban de mí.
Hoy en la siesta otra extraña sensación me embargó mientras recorría las calles oníricas. Era consciente de que tenía una enfermedad terminal, sin embargo eso no me preocupaba. Si no haber sido rechazado de nuevo. ¿Tanto es el miedo que le tengo al rechazo? No sé. Me hacían daño. Me dolía el costado –cosa que siguió una vez despierto-, pero lo que realmente me sumía en un dolor insufrible era pasar de ser especial a ser uno más. Nunca fui demasiado especial. Solamente me he sentido así una vez. Y ya dejé de sentirlo porque dejé de serlo. Me pregunto si el sueño es reciclador de experiencias o post-its mentales para que uno no olvide su desdicha. No hablo más del tema porque no le incumben a nadie salvo a mí. Mis sueños son vidas no vividas, hiperbolizadas ad nauseam. Poco probables pero al final, reales. Me embargan sentimientos contradictorios. ¿Por qué una losa en mi memoria me ancla al pasado?
Si, lo sé, soy un egocéntrico. Creo que el maldito universo gira alrededor del ombligo siguiendo las leyes de Kepler. Pero no es así, lo sé. Pero sentirlo y saber que lo que sientes es mentira no ayuda. Bueno, al menos eres consciente de ser “poseído” por pensamientos no del todo ciertos, pero que trituran comos si fuese pulpa lo que podíamos llamar la normalidad del enfermo de la mente.

Los días estresantes, el exceso de cosas en las que pensar y hacer me impiden la higiene neuronal de la racionalización. El cerebro se libera y toma el control. Y el cerebro es mi enemigo. El sentimiento ingrávido, las mariposas en las tripas, la desidia y el ansia de anulación lo embargan todo. Estoy a millones de años luz de las cosas que se supone que tendría, y que he perdido. Y no puedo echar la culpa a nadie, sino a mi mismo. Eso es lo más duro. Que Morfeo te recuerde lo que intentas resetear es como un virus informático que se ha hecho fuerte en las neuronas y no lo quitas ni con agua caliente. Un troyano, o mejor, un mirmidón, sin talón de Aquiles ni nada parecido. Quizás hayan sido los Idus de Marzo o un Abril que marcea.

martes, 1 de marzo de 2011

4


Hoy ha sido festivo en Andalucía, por si no lo sabían los foráneos. Un festivo más. Y como yo estoy de cumpleaños no me voy a meter en discusiones, que ya están rulando por el Facebook.
Hoy –bueno, ayer- este blog, su blog, del que lo quiera, ha cumplido cuatro años de existencia. Ha pasado por momentos mejores, peores, de silencio absoluto o de hiper producción. Ahora la cosa anda escasa, pero bueno, la permanencia es lo importante. La constancia inconstante que suelo tener en las cosas.
Muchas veces me planteo el sentido del blog. Incluso hay personas que se plantean que todo yo soy un engaño, una máscara, un personaje. Quien me conoce personalmente puede decir lo que piensa sobre esto. Yo a lo mejor caigo en el peor de los enemigos posibles: el autoengaño.
No sé, repito, si tiene mucho sentido, pero colma mis ansias de escribir y expresarme, aunque si les digo la verdad cuando la gente no me decía Mameluco por las calles, quizá fuera más útil para mí.
Hay gente que dice que le gusta lo que escribo. Otra  lo que no comparte es el contenido. Bueno, yo lo que quiero es que me lean, porque si no lo guardaría en mi carpeta de Escritos y a tomar viento. Hay afán exhibicionista y egocéntrico en esto de los blogs, a los que muchos dan por muertos. Yo no lo creo. Solo hay saturación. Pero ya está. Y como Internet, hasta que nos dejen, será democrático, la elección de pasar como de comer mierda de un blog es evidente.
Los números no me sirven de mucho. Bueno, el número de comentarios si que me gusta que sea elevado, aunque bueno, eso ya está en sus manos. Sé que he perdido lectores anteriormente afines por distintas razones a lo largo de este tiempo, pero solo uno por malentendido malrollero. No sé podía hablar con libertad en sus comments y algunas cosas me queman la sangre. Pero bueno, era un tío a favor de la SGAE, así que no se perdió mucho. Otro es porque están demasiado ocupados, cosa que comprendo. Y otros me leen y me comentan por la calle, una cosa que me deja un poco frío, porque los medios son los medio, y hablar en el bar es una cosa y hacerlo por aquí es otra. El espíritu es el mismo, pero si una cuestión empieza en Internet debe acabar allí también. Y hay otro que leen y quedan mudos.
Llevo 529 entradas, esta será la 530. Comento números porque me gustan. Contar botellas de plástico acumuladas en el cuarto, los cartuchos de tinta de pluma que gasto y ese tipo de imbecilidades.
Parece que fue ayer cuando llegué de Donosti con la carrera aprobada y tras un largo viaje abrí este blog verde manzana. Pero han pasado cuatro años. Había rabia entonces y hay rabia hoy. Casi nada ha cambiado, excepto la gente que he conocido por aquí, que ya es bastante importante.
Bueno les dejo.
Los regalos a la dirección de siempre.


Esta es la risa mameluca que sale en el coche ruso de Mameluco´s Blog.
Foto en Donosti, justo antes de empezar esto.

miércoles, 24 de junio de 2009

Por el pasado, llorarás


Si, es el título de una novela. Es de Chester Himes y va sobre la vida en la cárcel de un tipo en la época de la Gran Depresión. Pero lo escojo, le robo el título, para hablar de otras cosas que se me pasan por la mente a estas horas que mucha gente salta hogueras y toda la movida. En mi pueblo San Juan no se celebra para nada, así que yo lo único que hago es acordarme de cuando celebrábamos en el campo el santo de mi abuelo, que era todo un acontecimiento. Venía mi primo de Barcelona para quedarse todo el verano con nosotros. Era el día del primer baño en la piscina de la temporada. Como decía Michi Panero: ¡Éramos tan felices! Afortunadamente mi familia no era la familia Panero y si éramos realmente felices en aquella época.

Este post viene a colación de un post que he leído en lo de Clares, llamado Mi oscuro pasado, en el que nos confiesa que fue “margarita” de la Sección Femenina. No deja de ser una cosa graciosa y anecdótica. En el pasado, como he podido observar en los comentarios posteriores la gente ha hecho cosas muy raras, jejeje.

Yo, como he vivido toda mi vida en esta quasidemocracia que disfrutamos mis muertos en el armario no van más allá de que me gustaban Celtas Cortos cuando iba al instituto y poco más. Pero son cosas las que comenta Fuensanta que se olvidan con el tiempo. Yo no tengo oscuros pasados.

O si. No es por lo que fui sino por lo que hice. Hacer cosas mal, acordarte de cuando has tomado una decisión que cambió tu vida para mal o muy mal, es mucho peor que haber sido cualquier cosa de la que hoy reneguemos, la mayoría de las veces por razones obvias y otras porque cuando uno es niño no tiene una perspectiva de las cosas (por la falta de experiencia, que no por inteligencia). Lo malo es, como iba diciendo, cuando el pasado se aparece como un espectro por la noche, en la frontera del mundo onírico y el mundo vigil, y te remueve las entrañas. Insomnio, pesadillas, noches en vela. Acciones de tu pasado que son muy presentes y que determinan un futuro al que salir que no es lo que esperabas.

Aún recuerdo la noche fatídica en la que decidí cambiarme de plan de estudios. Eso marcó mi vida. Y fue una decisión de una noche, en una litera, en la calle Ribera del Beiro, 10 6º E, Granada (España). Y si digo que marcó mi vida es porque yo lo sé, y lo he sufrido. Así que antes de llamarme exagerado cuenten hasta 10. He cometido muchos errores más en mi vida. Otro del que no les voy a hablar, porque aquí solo hablo de mí, y porque algo me tendré que guardar, es en cuestión amatoria. ¿Por qué hice esto o aquello? ¿De verdad estaba tan mal como para permitir que mi vida se convirtiera en el erial asqueroso que fue durante un tiempo? Si, estaba mal. Estaba fatal. Pero me arrepiento todos los días de cosas que no hice, por considerarlas ocasiones perdidas de antemano. Eso son realmente los pasados terribles y trágicos. El tiempo y la medicación sanan poco a poco las heridas, que no he sabido lamer yo solo. Pero las cicatrices no se van de la mente, porque eso de resetear humanos aún no se ha conseguido con técnicas no invasivas.

Los muertos en los armarios se entierran, pero las cicatrices vivas en el recuerdo nos hacen llorar por el pasado.


Nota del autor: Escribo esto en una época bastante feliz de mi existencia, donde disfruto de las cosas, tengo un trabajito y tengo fuerzas para levantarme a las 8 menos cuarto para sacarme el carnet de conducir y no miro al futuro con demasiado temor. Pero todo lo dicho anteriormente es cierto.

miércoles, 22 de abril de 2009

Transmission


Oigo Transmission de los Joy Division por el youtube, me duelen las cervicales y es de noche. Miro a mi alrededor y casi nada cambia. Nada se inmuta en esta noche, una de tantas. A veces me pregunto por qué vivimos tantas cosas que olvidamos. Tantas noches y días, tantas charlas de bar y tantos momentos dulces. Incluso los amargos los olvidamos. Pero es como diría Neil Young, the damage done. El daño está hecho. Yo no necesito agujas (para quien desconozca la canción de Neil, se llama The neddle and the damage done, o La aguja y el daño hecho). Iba a escribir una cosa humorística sobre mis temas preferidos, a saber: origen de la vida, Dios, tonterías por el estilo, pero lo que tiene escribir a bocajarro es que los planes saltan por los aires como los piroclastos de un volcán en erupción. Mente en erupción o calma chicha. Es la combinación letal, el orden erróneo de estos dos factores, lo que altera el producto. El producto viene a ser mi estúpida escritura semiautomática, y los factores son tantos que enumerarlos sería inútil, aparte de que hay algunos que se me escapan. En la calma chicha bajo el cielo abrasador de un trópico interior la piel se me quiebra como le pasaba a Papillon en sus fugas a la deriva. Y en la erupción quiero ser testigo siendo parte. Quiero ser el Vesubio arrasando Pompeya y Plinio, el joven contándolo. O se está en misa o se está repicando. Lo malo es que la mayoría del tiempo me pasó corriendo por las escaleras que suben al campanario. Y otras no estoy ni en misa, ni repicando ni en ningún sitio. Esos momentos son los de estar reconcentrado, mandando por ahí la homeopatía de uno mismo, y claro, acabo harto. Harto de uno mismo. Luego dicen que tengo la autoestima por los suelos. Conocerse bien implica consecuencias basadas en datos propios, implica sentirse mal con uno mismo. Es una galería de tiro donde nunca y siempre aciertas. Tus defectos y errores pasan delante de ti como una hilera de patos. Y esos patos no quieren estar ahí, quieren emigrar, pero el feriante no les deja. El feriante soy yo. Los patos soy yo. La feria del mundo gira a mi alrededor como una gran bola de gas, una galaxia cercana, localizada dentro de mi cuerpo drogado y achacoso.

Sigo con lo mismo. Mi egocentrismo. No puedo remediarlo.


Habrá un día en el que nosotros seremos.

Ese día, ya ha llegado.

Yo soy Miguel.

sábado, 11 de abril de 2009

Mamecentrismo


Empieza el día ranqueando, como cuando pasas un rastrillo por un suelo de gravilla. Se está en la gloria, porque el Sábado es glorioso. Sábado de Gloria. Y mi mente va en el Enterprise… Piruletas en la mesa, gomas de borrar, la música no suena, solo el uuuuuuh del altavoz y el sonido del ventilador del ordenador. Y coches, siempre coches. Mi calle es la de mayor tránsito del planeta Tierra. A lo mejor hay otras, pero a mi me da igual, las otras no me incordian y yo soy el centro de mi universo.

Egocentrismo.

Ya he comido magdalenas de distintas clases y sabores. En el último post las reclamaba y como estos engranajes del mundo nos son tan favorables y solo están limitados por el libre albedrío y la disponibilidad universal (recuerden el egocentrismo) del dulce de blando bizcocho denominado magdalena o madalena, sin duda es así llamada por la que fue amiga del que hoy está en la Gloria y resucitará mañana. Me pregunto si en Magdala (que ni se sabe bien donde está) sabrán del exquisito alimento. Seguramente el lugar este lleno de asentamientos judíos ilegales o de guettos palestinos, donde la piedra lucha contra la pólvora.

Sábado de comidas en el campo (peroles), al menos en mi pueblo. Ya no recuerdo lo que hice ayer, pero hoy será otro día. Ya me acuerdo, tengo fotos. Las miraré y un día lejano tendrán más valor que hoy. Porque yo seré más viejo o los gusanos me habrán comido… y esas fotos atestiguarán que yo pisé la Tierra. Al menos entre mis allegados.

Bueno, le dejo y me voy con el mamecentrismo a otra parte. Eso es más o menos literal, porque ya mismo me iré al campo.

Pero no se preocupen, como un terminator más, I´ll be back.

lunes, 9 de marzo de 2009

Ensayo y error


Ha pasado otro domingo. Ha sido un fin de semana movido (demasiado para mi humildes gustos) pero en mi cubículo de nuevo me enfrento de nuevo a la hoja en blanco. No me apetece contar demasiado. Los domingos han sido un tema recurrente a lo largo de los dos años de blog. Los domingos, los dichosos domingos. Hubo un tiempo en el había domingos mágicos, pero eso queda ya lejos en el tiempo. La hiel enmascara estos recuerdos entre kilogramos de autorreproches ,y la nostalgia me invade solo en ocasiones, cuando mi coraza química es taladrada por una realidad que fue y ya no será. La pregunta es ¿cómo se puede ser tan estúpido? Hablo por mí, claro, ¿o es que acaso tengo otro tema de conversación? Muchas veces pienso que la vida es un aprendizaje de ensayo y error. Pero cuando se equivoca en la vida, ¿acaso existen las segundas oportunidades? Creo que no. Es una opinión como cualquier otra. Los que creen en las segundas oportunidades estarán diseñados con otra estructura celular. Sus mentes deben tener un apéndice especial para reponerse del dolor.
¿Saben cuando hay cuestas y vamos en coche y se nos suben las tripas y sentimos ese vértigo que tanto gusta a los niños? A mi no me pasa ya, pues mis tripas están rodeadas de poderosos anclajes adiposos. Pero si me pasa cuando miro atrás y veo los ensayos fallidos. Son tubos y matrices rotos en el laboratorio del mundo. Y de vez en cuando, como si de un ácido se tratasen, gotean en la mente los recuerdos, que hacen que las heridas no cicatricen del todo. Mis armas son la química y el no darle importancia. Lo consigo el 90% del tiempo, pero ¡ay! ese 10 que me viene en sueños o en la frontera de la vigilia. O soñando despierto. Sueños, domingos, heridas.
Repetición. Repetición. Repetición.

Eterno feedback.

Yo no hago caso a los que dicen que la nostalgia ya no es lo que era. La nostalgia sigue siendo un ancla que se fijo en un lugar y en un tiempo dado, y que vuelve para recordarte permanentemente tus ensayos.
Y tus errores.

martes, 3 de marzo de 2009

2 años y 3 días


Es extraño. Después de mi cumpleblog parece que la acidez por escribir se me ha pasado súbitamente. Quizá sea que la resaca todavía dura o que mis últimos cumpleaños, por una cosa o por otra, han sido días tristes. El 28 de febrero desde luego no fue triste. Me disfracé y todo. Hacía tiempo que no me disfrazaba sin cobrar por ello. Les pongo una foto. La verdad es que parece que no voy disfrazado, porque hay gente que va así todos los días, pero yo y mi austeridad vamos por otros sitios. 2 años es bastante tiempo. Pero tampoco demasiado. No, no les voy a soltar mi rollo del calendario cósmico ni del tiempo geológico ni esas cosas a las que les tengo acostumbrados. Es poco tiempo en una vida. Pero para mi parece que hace un montón de tiempo que tengo este blog verde mamelucoArándanos dixit- . Lo curioso es que lo empecé cuando acabé la carrera y de eso parece que fue ayer mismo. Estaba en Donosti y el Raef me llamó. El Raef, el pobre, es que da las noticias. Estando comiendo en Santino, en Bilbao, el verano pasado, también él fue quien me dijo mi bochornosa nota de la oposición.

Lo del tiempo, como verán es una cosa que me obsesiona, porque tengo buena memoria, sobre todo. Quiero saber en que año ocurrió esto o lo otro. Lo suyo sería llevar un diario. Nunca he llevado un diario. Empecé una vez –cuando no podía escribir muy de seguido la ficción que ahora también tengo aparcada- y acabé dándome cuenta que los poemas era lo que necesitaba en ese momento. Y por eso tengo poemas escritos. Ahora le doy vueltas a todo esto porque estoy recopilando fotos de mi paso por Geológicas. Tengo dos carretes (no encuentro otro que me falta) de fotografía de campo. Éramos todos tan jóvenes. Subiendo a Sierra Elvira, sudando como un remero condenado a galeras. Y yo, si me sumo sufrimiento y pelos en la cara, sigo siendo el mismo zangolotino de por aquel entonces. Bueno, uno pierde fuelle con la edad y con los reveses de la vida, pero no creo que haya cambiado demasiado. No sé si es bueno o es malo. Pero ya saben, siempre fui viejo. Nunca tuve el ímpetu de la juventud, la despreocupación de la mocedad. Me queda solo la curiosidad del niño. Lo que siempre tuve, lo que a veces adormecí, pero que otra vez ha aparecido por obra y gracia del Monstruo de Spaguetti Volador.

2 años. 2 años y 3 días. No suena a condena, suena a película francesa.

Y aquí, como el bueno de Hank, peleando a la contra, seguiremos el tiempo que sea menester. O se intentará, porque yo por algunos de ustedes pondría la mano en el fuego. Pero por mí, por mí la dejo donde está, a salvo. En su sitio. En el teclado.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Del yo a la inmensidad del Cosmos



Pensar es una cosa bastante fácil si sabes como hacerlo. Hay gente a la que no le sale muy bien. Es cierto, hay gente que no piensa mucho, es puro instinto. Eso ni es bueno ni es malo, ojo. Pensar sobre algo, darle vueltas a la cabeza, no asegura que la conclusión que obtengas sea la correcta. Lo que si asegura es que te has planteado una cuestión desde muchos puntos de vista. Lo dice uno que es un experto en comerse la olla con tonterias. Bueno, y con otras que no lo son tanto. Pero si tenemos en cuenta que vivimos en una fracción infinitesimal de la historia del Universo, todo es tiempo perdido. Después hay, los que pensamos algo, y encima vamos y lo dejamos por escrito. Y no solo en la carpeta de Mis Documentos de nuestros respectivos personal compiuters, si no que tenemos un blog y lo ponemos aquí –porque cuando lean esto será en este lugar-. Muchas veces se pregunta uno ¿por qué me meto yo en estos berenjenales? Ya lo dije el otro día, ganas de comunicar y dosis de exhibicionismo a partes iguales. Cuando uno escribe sobre temas polémicos siempre está expuesto a que le pongan peros, eso está clarinete, pero aún así le da a uno una sensación ambivalente de no poder explicarse mejor y de ¿y que pasa?. Una dicotomía blogger. (ya dije que no escribo bloguero porque me recuerda a binguero). Un feedback eterno. Pienso mucho, escribo, me escriben, me como la cabeza, escribo, me comentan, me como el tarro… Ainss, voy a parar, que si no me voy a tener que tomar un Sumial. No, no estoy diciendo que no me comenten, les animo a que lo hagan más. De hecho reto a los lectores no comentadores a que pongan por lo menos hola, soy fulano y te leo desde nosedonde. Ya me ha vuelto a pasar. Esto iba a ser un post sobre el otra cosa, pero me he ido por las ramas. Empiezo otra vez. Hola, soy Mameluco y soy rojo. Un rojo raro, porque no creo en utopías, ni en la masa, soy individualista y no tengo fe en la especie humana, pero creo en el bien común, en la libertad de pensamiento y estoy en contra del capitalismo. Por eso seré rojo, o por ahí. Vamos. Si he de definirme, como siempre diré, soy anarquista burgués, como tantas veces he hecho en este espacio. Esto es a consecuencia de los post “polémicos” (muchos de los míos lo pueden ser, sobre todo para lectores que “no sean de mi cuerda” –en algunos sentidos-) en los que a uno se le calienta la mente y los dedos. Esto es una bitácora personal y pongo lo que me viene en gana. Mi madre me riñe, aunque nunca lea esto. Le comento las cosas y me dice ¿Por qué te tienes que meter en esas cosas? Yo le respondo que porque si. El blog es mío. Solo mío. Es mi tesoro. Miles de pensamientos y palabras supongo que valdrán algo en el mercado negro. Jejeje. Es broma. Yo no soy objetivo. No he de serlo. No soy ni historiador, ni periodista, ni taquígrafo, ni miembro de un jurado. Intento serlo algunas veces con algunas cosas, pero en otras no, porque no lo consigo, o porque no quiero. Muchas veces soy equidistante, en cosas que me dan igual. Cuando hablo de algo no tengo porque saberlo todo y puedo cagarla. Yo me pongo a escribir y punto. Miro algún enlace curioso y ya está. Pero lo que está claro… lo que está claro es que me he ido otra vez por los cerros de Úbeda. Lo que está claro es que mi blog refleja mi punto de vista sobre el mundo. Como todos los blogs personales, supongo. Y para mi hay cosas que no existen, como el derecho (que está reciente de ayer), la economía, cosas que me parecen tan sumamente aburridas que las obvio de mi vida. A mi me gusta saber de que color es el sudor de los hipopótamos (eso dejaría con la ceja parada a Carlos Sobera, Arándanos) , de que color ven los erizos, como se formó la vida en nuestro planeta o quien fue Tycho Brahe. También me gusta hablar de religión con católicos (no discrimino, no conozco musulmanes, budistas o protestantes –conocí un saharaui y era tan ateo como yo-) para ponerlos en aprietos (casi ninguno ha leído la Biblia nunca) o blasfemar de forma suave (la peor de todas) negando la existencia de Dios. Tengo miles de argumentos muy divertidos (muchos aprendidos de leer a ese gran científico y casi humorista que es Dawkins), y si me pongo poético, puedo contarles la nucleosíntesis (que feo era estudiársela en Geoquímica de 4º), pero que bonito es saber que los átomos de los que estamos hechos fueron formados en estrellas (así, a grosso modo). Del yo a la inmensidad del Cosmos. Yo soy Cosmos. Tú, que me lees, eres Cosmos. Se puede ser un jodío poeta científico. Pero en realidad plagio a alguien mejor que yo que existió antes que yo, que soy Cosmos pero menos que él. Su Cosmos era de mejor calidad. ¡Ja!

El Cosmos es todo lo que es o lo que fue o lo que será alguna vez.
Carl Sagan, Capítulo 1, Cosmos: Un viaje personal



martes, 11 de noviembre de 2008

Aviso a navegantes



"Uno voló hacia el este, uno voló hacia el oeste, y uno voló sobre el nido del cuco".


Es bien sabido que los que hacemos blogs o, lo hacemos porque tenemos inquietudes que nos remueven por dentro, o bien por llamar la atención. La mayoría entre los que me incluyo, nace del grupo combinado de ambas variables. No de cómo se llamaba eso en teoría de conjuntos. Si eran acumulación, distribución o la madre que lo parió. Pero es así. Al hilo de esto y del título de esto, es aclarar una cosa y además que tenemos la declaración de intenciones de este mi humilde blog bien fresquito (denle a la ruedecilla para abajo y se lo encuentran en el post EGOLOG 2.0). Escribir lo que me de por ahí. Y en eso, volvemos a la teoría de conjuntos, se incluye mis desórdenes mentales y mis posiciones vitales que son como un ying y un yang de amargura y resignación. La amargura viene de una enfermedad y de una falta de poder llevar las cosas a buen término y la resignación viene de que soy un maldito cobarde. Si, mi caballo correría poco en las películas. Pero a la vez, el haber tocado fondo (hace años), me da una perspectiva distinta de las cosas. Las cosas son así, si, ¿y qué? Hay días mejores y peores en este cochino mundo. Para mí. Les hablo de mí. Otros siempre cagan pepitas de oro y otros, muchos más, están malditos desde que fueron echados al mundo.

Por eso no deben tomar en serio si escribo en estos términos. O todo lo en serio que se me puede tomar a un servidor, que ya les digo que poco o nada. Por eso no gasten letras para darme ánimos, pues poca cosa pueden hacer. Otra cosa es que me lleven la contraria acerca de lo que debo hacer en cada momento. Cada uno tenemos nuestros pellejos, que nos visten y nos calzan.

Ahora puedo afirmar que estoy mejor que desde hace mucho tiempo, a pesar de tener días malos, como todos. Los cables cruzados. Al menos dos psiquiatras me han dicho que la depresión se cura pero el pesimismo no. Y sé que es cierto. El pesimismo es innato en la gente que somos así. No quiero caer en el tópico de que los optimistas son pesimistas mal informados, por el mero hecho de que conozco gente que conoce lo mismo que yo, y es relativamente feliz.

Lo que pasa que son malos cimientos para afrontar las cosas. Eso es así. Como les hablo de mí, lo más objetivamente que puedo, me han de dar la razón, como si estuvieran en misa, jajaja.

Creer en nada, o en pocas cosas, es una cosa que me ayuda mucho. Lo que pasa que me da la sensación de estar rodeado de irracionalidad. Descubrir que no serás nada en la vida un día si y otro también no ayuda. Son todos factores en contra. Pero rían, rían todos, porque ante tal desbarajuste solo hay que reírse de todo. Lo que se toma demasiado en serio acabará con nosotros.


Se lo digo yo. Y yo, no miento.

jueves, 6 de noviembre de 2008

EGOLOG 2.0


Tengo muchos fallos, pero tengo muy buena vista. Eso no me lo puede echar en cara nadie. Mis ojos funcionan a las mil maravillas. Por eso me he dado cuenta de que el contador tiene cuando escribo esto 15.000 y pico visitas y llevo 305 entradas de este blog verde manzana. La primera que lo llamó así fue Ana Arándanos, pero como todo esto es Creative Commons dudo que te puedas llevar algo, querida. Son unas cifras medio redondas para echar la vista atrás ya que presumo de ver tan bien. No sé cuantas palabras, cuantas frases u oraciones llevaré escritas. Los americanos son muy dados a esos números (bueno, voy a decirlo ya, y así me quedo más tranquilo para seguir escribiendo lo que queda del resto del post: Obama, Obama, Obama y Obama –cupo de Obamas por post post-elecciones USA cubierto). Lees biografías de escritores y empiezan:… Allan Poe escribió un relato de 12.500 palabras o un libro de 500.000 palabras. Yo no me hago una idea de cuanto mide eso. De cuan largo es. Los americanos que no sabrán que los libros tienen páginas. Bueno, me desvío.

Mi primer post en un blog fue este: El origen de Maquiavélico.

Se trataba de una historia que había escrito antes y que fue un comienzo como otro cualquiera. Era del día de San José de 2005. El 19 de Marzo. Internet llegó tarde a mi vida. O sus posibilidades. Pero eso da igual. Creo que me he desquitado en estos tres años y medio.

Tuve ese blog Doglife en Blogia, donde escribí sobre todo poesía - y donde conocí a mi primera amistad por internet, Lía-, también llevaba en de mi grupo de música The Whorish Lust también en Blogia, me pasé a Blogspot con The involution to the inner fug air un blog denso como el turrón blando, duro como la vida, como mi vida de aquel entonces. No me ayudó mucho, la verdad. En Diciembre de 2005 empecé con el Fotolog, que es sin duda, de lo que más alegrías me ha dado en esto de la comunicación en ceros y unos. Allí entre siendo /twm y salí siendo Mameluco. Era la dosis de humor diaria, era mi obligación conmigo mismo en las horas más bajas. Hacer reír a la gente cuando lo estaba pasando bastante mal. Fue terapéutico. Por eso, aunque tenga un entorno gráfico feo, aunque sea de espacio de comentario limitado, aunque la censura esté más de moda que en las épocas del Caudillo, le tengo especial cariño al fotolog. Y a la gente que conozco por el fotolog. También he de decir que no son la típica gente de fotologs. No son emos chilenos. No. Son gente genial.

Y ya, después de terminar la carrera, justo el Día de Andalucía de 2007 puse esto:


Hola, amigos.

Bienvenidos al mundo lerdo de Mameluco.

Hace mucho tiempo yo era blogger. Pero lo dejé porque casi nadie me leía.

Hoy, cuando descubro que da lo mismo, empiezo de nuevo.

He escrito de poesía y literatura, de filosofía y de política, de música; pero nunca realmente he sido lo que soy. Un mameluco. Postearé de lo que me dé la gana y cuando me venga en gana. Seré un grado de libertad del sistema.

O lo que es lo mismo. Para los que me conozcan seré más Mameluco que nunca, y para los que no... ya me iran conociendo.

De nuevo... bienvenidos.





Y era el comienzo de este blog que ahora leen.

Y creo que he cumplido lo que prometía después de un año y medio. He sido los más mameluco posible.

No sé si ha sido trabajo bien hecho o no. Pero con el mero hecho de conversar con ustedes no ha sido tiempo perdido, se lo puedo asegurar.

Hay veces que soy borde, cínico, directo, energúmeno, quisquilloso, pesado e irritante. Pero es que yo soy así. También he sido, modestia a parte, servicial lo que he podido, siempre he estado ahí para responder, y aunque me entren paranoias raras algunas ocasiones, soy consciente de que muchos de ustedes me aprecian, y saben que es recíproco.

Yo solo les puedo ofrecer esto que les ofrezco. Ideas y letras, con alguna que otra foto que me hago o que robo del Google y manipulo algunas veces torpemente. No soy rico, ni tengo poder, pero les doy gratis lo que más me gusta de la gente. Les doy verdad. Mi verdad al menos, una verdad de todo a cien, de mercadillo, una verdad bastante extraña a veces, pero ¿quién dijo que teníamos que ser normales?





Gracias.


lunes, 28 de enero de 2008

Pues bien. Ya han leído el título. En realidad, cuando escribo esto, el título aún no existe. Bueno, solo en mi cabeza, porque es una cosa que hago a posteriori con el Fireworks. Ustedes me conocen como escritorzucho, o como montajista, o humoristilla. También alguno sabrá que soy geólogo y también aprendiz de tipógrafo e impresor. Aparte he sido guionista de cortos, actor en dichos cortos, en alguna obra de teatro y poeta mediocre. Diseñador gráfico de saldo, existencialista de baratillo y como ven, bastante egocéntrico. Pero es mi blog y pongo lo que quiero, como diría una de mis ídolas, la Arándanos.

Pero durante el primer cuarto de siglo de mi vida, durante esos cinco lustros, esas dos décadas y media yo solo quise ser una cosa: dibujante de tebeos. Mi máxima ilusión era dedicarme a dibujar con mis estilógrafos y mis plumillas. Desde que tengo memoria y leía los Mortadelos y los tebeos de la editorial Bruguera he querido ser dibujante. He sido el típico niño pelmazo que he ido a mi madre a preguntarle una y mil veces: ¿mamá, que dibujo ahora?, y no es porque no tuviese imaginación, es porque también es un reto dibujar cosas que te digan los demás. Desde que tenía 10 años hasta los 18 dibujaba todo el rato fuese donde fuese, en casa, en clase, en invierno y en verano. Pero desgraciadamente para mí, siempre fui un dibujante, pero no un narrador. Cuando intenté algo más serio, algo más cuidado, mejor narrado, me salía una chufa. Dibujaba mucho al principio de la carrera también, pero por avalanchas… me lo tomaba demasiado en serio. Lo que hubiese dado por dibujar para El Víbora, revista fetiche para mi en lo que a tebeos se refiere. Tuve varias crisis de ansiedad dibujando, porque no me salía lo que quería, así que lo dejé. Cuando tenía alrededor de 25 años. Y no lo he vuelto a retomar. Ni volveré, que son dos cosas. Dibujo cositas, sobre todo en servilletas en los bares y cuando espero algo, en mis libretas de escribir. No creo que el noveno arte haya perdido gran cosa. Veo fanzines y cosas hecha por gente que dibujan y guionizan mucho peor que yo, pero cada uno tiene su baremo, digo yo. Yo solo sé que no volveré a dibujar un cómic en serio en mi vida, porque no quiero sufrir más de lo que sufro.

Ahora solo soy lector, un buen lector. Y un defensor a ultranza del tebeo como género, a pesar de muchas cosas.

* La foto no tiene ningún efecto "guay". Simplemente no he encontrado la que estaba bien revelada y he tenido que escanear esta que está sin pasar por el fijador... Las cosas de revelar en casa.

martes, 8 de enero de 2008


Los mecanismos de escritura son diversos.

Supongo que cada uno escribe de lo que le motiva. Lo mío son mis bajones, los domingos, los momentos buenos, los libros que leo, mis sueños (actualizo: mis sueños de cuando duermo; yo ya no tengo sueños de soñador ñoño, jojojo) y las pequeñas vivencias que me ocurren a diario. No tengo grandes proezas que contar, no salvo vidas, ni almas, ni tan siquiera países, como el padre de un amigo mío pretendía. Estudiad mucho, que tenéis que salvar España. ¿De qué? –pregunté yo-. No me contestó Don Juan Moreno. Mis cotidianas aventuras son tan prosaicas y humildes que son incluso buenas para la escritura. Ir al video club a devolver películas y hablar sobre los cielos de los pintores flamencos de paso, hablar de cuando me poseyó el espíritu de Kafka porque trabajé en una oficina o de House, o de la Imprenta “La Gutenberg”. De mis noches de insomnio, de los camiones aparcados en mi calle, del dichoso tráfico, tan malo, imposible de regular por la desidia y la irregularidad de las multas de los agentes de la ley. He escrito también ficción, basándome en mi buen amigo Lovecraft. También últimamente en Orwell. Y de mi propia invención, que no es mala, pero que produce una literatura bastante mediocre. Y es que pienso que lo que me queda mejor es la realidad, la bitácora pura y dura. Las tonterías que me ocurren a mi. Quizá sea porque como buen depresivo soy egocéntrico, o porque me conozco bien o porque es una cosa original. Al final va a resultar que todos vamos a ser especiales, jejeje, como decía la mamá de Los increíbles. Yo no lo creo. Ustedes tampoco, creo. Y me olvidaba de la historia inconclusa del hombre cursi, que les prometo continuaré algún día, de verdad. Nos quedamos con el Inspector Pellicer luchando contra el crimen y contra el diablo. Era un buen hombre el Inspector Pellicer, teniendo en cuenta que era un inspector de tiempos de Franco, pero no olvidemos que en sus tiempos había sido mago, y que era un enfermo de amor. Y los enfermos de amor que han sido magos alguna vez en su vida no son mala gente del todo.

Y he hablado, como he dicho antes de mi mismo. Yo como tema central. Una excusa más para llenar renglones, párrafos y posts.

Espero no ser muy pesado. Espero que no se harten de leerme. Hay gente que parece que no, y que son fieles. Otros se van, es ley de vida. Pero a todos agradezco que se hayan pasado por aquí alguna vez. Todos han contribuido a que el blog de Mameluco. Un blog que ni es moderno, ni habla de cosas guays, ni de últimas novedades ni de nada de eso, pero que es al menos, y eso espero, tremendamente sincero, tremendamente personal. Y a veces, también espero que sea, divertido, que es de lo que se trata.

miércoles, 7 de noviembre de 2007


Yo, que decidí que mi vida no valía,
que me incline por sentirme siempre mal,
que anticipaba un futuro catastrofico
Hoy pronostico la Revolución Sexual.

(Parafraseando a Guille Milkyway, me lo aplico)

Es miércoles.

Por la mañana me he despertado con el camión del DIA% como tantos y tantos días. No recuerdo lo que soñé. Desde que tomo Stilnox 10 mg. creo que no me acuerdo ningún día. Algo bueno sería, pues solo me levanté triste, o sea, la normalidad. Cuando la mente esta concentrada en algo no puedo hacer nada. Ahora con esto del C.A.P. solo espero la hora de llegar de Córdoba, comer y dar el paseo con Manolín y la perra Fortuna. No es por nada pero Fortuna es negra. ¿Será un presagio? Lo ignoro. Los presagios para mi es que sale el sol por la mañana y los ritmos circadianos no paran. Bueno o malos, ya no lo sé. Sigo oyendo La Revolución Sexual y los coches. Y se hartarán de que siempre hable de lo mismo. Jejeje… Pero ya saben ustedes… no hay nada nuevo bajo el Sol, y menos de mi parte.

Bueno, si hay algo nuevo. Un poco de Crónicas Telúricas

jueves, 18 de octubre de 2007


Esta mañana me levanté y tenía mariposas en el estómago. Imagínense la sensación que tienen antes de un examen, un cita importante o ver “Supermodelo”, pero sin venir a cuento. Y esos días se que van a ser moviditos. Me pongo irritable, quejumbroso, me odio a mi mismo y por extensión a los demás. Y me pregunto una y otra vez: y esto, ¿para qué? Invierto un tiempo en un trabajo que me gusta hacer, pero falta la segunda parte, que es que ustedes opinen, lo lean y tal. No sirve de nada, creo estos días, hacer nada, pues estás solo y así seguirás el resto de tu vida. Las ganas de llorar se multiplican al escribir estas líneas: ¿soy un pesado? ¿demasiado enrevesado? ¿simplemente les da igual?

Eso parece.

No se preocupen, es una forma de flagelarme poniéndoles a ustedes de figuras. Pero los golpes me los llevo yo.

¿Por qué el mundo es así? ¿Quién sabe?

Los que sufrimos por ser de determinada manera no lo sabemos. Al menos yo.

Días conspiranoicos, que les digo.

Verán. Cuando vivía con Fran y Gaspar (ambos son mi familia más cercana) mi enfermedad (no tratada aún) me hacía ver sus chanzas (lógicas entre iguales -entre iguales de cabrones-) como grandes ataques personalísimos. Eran como si dieran en el clavo para hacer daño. Hacían frente común para sacarme de mis casillas. Hoy sé (y entonces, a lo mejor también) que en mi imaginación fértil el piensa mal y acertarás es un axioma tan correcto como el teorema de Pitágoras. Hoy soy el necio que cre ser el listo, porque los necios conjuran contra el. Soy un Ignatius J. Reilly más. Todos están en mi contra. Pero no es así. No soy tan importante. Me he de convencer. Pero no es fácil con el camión del Día descargando a escaso metros, con un resfriado importante y con el sol dando por saco. ¡Que llueva ya!

El día que llueva me voy de paseo y me curaré un poco.
No prometo nada.

 
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